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Diferencia entre revisiones de «Biblioteca:Documentos de la Revolución Cubana 1959/Transformar el vicio de jugar en la virtud de ahorrar»

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Los juegos de azar fueron un azote de la Cuba neocolonial; se entronizaron con el pretexto de dedicar los beneficios del juego a paliar algunos de los males sociales de la época.
Los juegos de azar fueron un azote de la Cuba neocolonial; se entronizaron con el pretexto de dedicar los beneficios del juego a paliar algunos de los males sociales de la época.



Revisión actual - 02:06 23 sep 2024


Los juegos de azar fueron un azote de la Cuba neocolonial; se entronizaron con el pretexto de dedicar los beneficios del juego a paliar algunos de los males sociales de la época.

Desde sus inicios, la Renta de la Lotería Nacional de Cuba constituyó una fuente de corrupción y de enriquecimiento ilícito para quienes la administraban.

Una anécdota de la época afirma que durante el gobierno de Alfredo Zayas este se apoyó en un partido político que por su escasa membresía era llamado «el Partido de los Cuatro Gatos». Por «casualidad» el premio mayor de la lotería recayó en el número 4444, y como una especie de burla hacia la ciudadanía los ganadores fueron colaboradores del Presidente.

Al triunfar la Revolución figuraban en la nómina de la Lotería Nacional 3 684 personas que devengaban salarios sin prestar servicio alguno, los llamados «botelleros». Sin embargo, existían también miles de vendedores de billetes de la lotería en todo el país, que mediante esa labor lograban un precario sustento familiar.

Durante la dictadura de Batista, florecieron múltiples juegos de azar. Existían, además, «la bolita» y «la charada», las cuales se premiaban diariamente, mientras la lotería oficial lo hacía semanalmente.

A lo anterior se unía el establecimiento de casinos de juego en los grandes hoteles y cabarets, controlados por la mafia estadounidense, que en connivencia con el dictador aspiraba a convertir a La Habana en Las Vegas del Caribe.

Meyer Lanski, uno de los capos mafiosos más destacados de los Estados Unidos, estableció su cuartel general en La Habana y en estrecha relación con el régimen de Batista diversificó y extendió los negocios de la mafia en la Isla.

Además de ello, los fabricantes y distribuidores de numerosas mercancías de consumo popular, implementaron diferentes formas de juego mediante cupones, envolturas, dispositivos en productos, o planes de regalos, con fines de competencia y para incrementar sus ganancias.

Consciente de que un mal hábito de ese tipo no podía ser eliminado por Decreto, sino mediante el combate a las causas que lo fomentaban y una sistemática labor de educación, Fidel Castro, con extraordinaria imaginación revolucionaria, vinculó el proceso de eliminación del juego al fomento del ahorro y a la solución del problema de la vivienda, lo que se materializó con la creación del Instituto Nacional de Ahorro y Vivienda (INAV) por Ley No. 86 del 17 de febrero de 1959.

Al frente del INAV fue situada la destacada revolucionaria Pastorita Núñez, que dio un gran impulso al recién creado organismo.

Esta Ley fue aprobada en la primera sesión del Consejo de Ministros, presidida por Fidel, al asumir el cargo de Primer Ministro.