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{{Library work|titulo=Carta a la redacción de Teoría y Práctica|autor=Aurelio Alonso|escrito en=octubre, 1966|editora=Revista Teoría y Práctica, n. 31, octubre, pp. 1-9.|fuente=https://rialta.org/aurelio-alonso-carta-a-la-redaccion-de-teoria-y-practica/}} | {{Library work|titulo=Carta a la redacción de Teoría y Práctica|imagen=Revista Teoría y Práctica.jpg|autor=Aurelio Alonso|tipo=Polémica|escrito en=octubre, 1966|editora=Revista Teoría y Práctica, n. 31, octubre, pp. 1-9.|fuente=https://rialta.org/aurelio-alonso-carta-a-la-redaccion-de-teoria-y-practica/}} | ||
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Revisión actual - 22:03 10 oct 2024
Carta a la redacción de Teoría y Práctica | |
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Autor | Aurelio Alonso |
Tipo | Polémica |
Escrito en | octubre, 1966 |
Editora empleada | Revista Teoría y Práctica, n. 31, octubre, pp. 1-9. |
Fuente | https://rialta.org/aurelio-alonso-carta-a-la-redaccion-de-teoria-y-practica/ |
Neptuno 623, La Habana
29 de noviembre de 1966
A la redacción
Compañeros:
En números inmediatos anteriores de esa publicación (28, 30 y 31) hemos cruzado criterios sobre la naturaleza de los manuales de filosofía marxista y sus posibilidades en la educación revolucionaria de nuestra población en sus diversos niveles.
Hoy vemos con satisfacción que la discusión comienza a traducirse en colaboración y todo parece apuntar a la saludable trayectoria futura de este nexo.
En estas condiciones cumplimos con fidelidad nuestra proposición de dar por terminada la polémica sin tomar en cuenta que haya comenzado y concluido con los artículos de los compañeros Félix de la Uz y Humberto Pérez (números 28 y 31), consecuentes en la expresión de sus opiniones.
No obstante, consideramos que al comunicar nuestros puntos de vista a un buen número de lectores contraemos con ellos un compromiso, pues hacemos trascender la discusión de un plano estrictamente personal o de grupos reducidos a una masa notable de personas interesadas en estos problemas.
En virtud de ello me siento obligado a hacer las siguientes aclaraciones:
- Que, independientemente de las condiciones en que termina el debate, nuestros criterios son, sin modificación alguna, los que desde el principio expresamos.
- Que estimamos que el artículo que finaliza la discusión no recoge cabalmente nuestros argumentos ya que si se relee nuestro artículo con detenimiento (Teoría y Práctica, n. 30), se notará, en primer lugar, que en ningún momento se niega la posibilidad de sistematización del marxismo, del que muy desde el principio hablamos como el "sistema no elaborado en obras filosóficas) de las ideas de Marx y de Engels"; se confunde la crítica de la sistematización históricamente realizada con la crítica de la posibilidad de sistematización. El segundo error consiste en identificar nuestra referencia a la necesidad de hacer de la duda un elemento del pensamiento con una "exigencia de dudar de todo". Error que les lleva a afirmar que nuestra posición "propugna la duda continua y constante hasta el absurdo" y llegar al extremo de atribuirnos la duda de la posibilidad de la Revolución y proclamar incluso su disposición a ser tachados de dogmáticos en su defensa. Error que los lleva a suponer que nuestra duda nos conducirá a "situaciones tan absurdas como la de dudar…" ¡¡de nuestra propia existencia!! Y aun a preguntarse si esta duda no nos lleva a dudar de la propia duda ("si consecuentemente se aplicara el método propuesto, debía dudarse de la afirmación hecha de que los manuales que poseemos no tienen un carácter marxista").
- Que no estamos en disposición de admitir, y esto no es siquiera un punto discutible, la prevención hecha por los compañeros Félix de la Uz y Humberto Pérez en su último artículo contra la duda "que es producto de la falta de convicción ideológica, de no estar firmemente convencidos de la teoría que decimos profesar…", cuando esta prevención se hace en un artículo que figura como respuesta a un artículo nuestro, aunque la referencia no aluda directamente a nuestros puntos de vista.
Nos hemos esforzado en estas líneas por lograr algo que sabemos difícil: satisfacer nuestra obligación con los lectores sin afectar la disposición a dar por finalizado el debate. Por ello esta carta no constituye una respuesta y esperamos que el lector comprenda su espíritu y justifique la carencia de argumentos refutatorios de que adolece.
Con saludos revolucionarios,
Aurelio Alonso