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Sobre los problemas del período de transición del capitalismo al socialismo y la dictadura del proletariado  (Kim Il-Sung)

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Sobre los problemas del período de transición del capitalismo al socialismo y la dictadura del proletariado
AutorKim Il-Sung
Escrito en25 de mayo de 1967
Primera publicaciónmayo de 1971
Editora empleadaRevista Pensamiento Crítico No 52
Lugar de la presente ediciónLa Habana
Fuentehttps://www.filosofia.org/rev/pch/1971/pdf/n52p068.pdf


Últimamente, en el curso del estudio de los documentos de la conferencia del partido surgieron, entre algunos sabios y trabajadores encargados de lo labor ideológica, diversas opiniones acerca de los problemas relacionados con el período de transición y la dictadura del proletariado. En particular, al ver la luz una disertación que trata de estos problemas, dichas opiniones se multiplicaron todavía más. Por eso, estudié los materiales relacionados con esos problemas, intercambié opiniones con los teóricos y di breves conclusiones. Pero como los compañeros que escucharon estas conclusiones las trasmitieron interpretándolas cada uno a su manera, muchos puntos fueron tergiversados. Hoy, quisiera referirme algo detalladamente al respecto, ya que los problemas en discusión son cuestiones de suma importancia, concernientes a los documentos de la conferencia del partido, y que jamás se puede, por eso, tomarlos a la ligera.

Al igual que todos los demás problemas científicos y técnicos, debemos dar solución a los problemas del período de transición y de la dictadura del proletariado, partiendo, sin falta, de la idea del Zuche de nuestro partido. De ninguna manera, debemos solucionar dogmáticamente esos problemas aferrándonos a las tesis clásicas, ni tampoco interpretarlos de modo ajeno, dejándonos cautivar por la idea del servilismo a las grandes potencias. Sin embargo, tanto de las notas de opiniones de muchos teóricos como de los artículos de algunos camaradas que leí, se desprende que casi todos los compañeros tratan de interpretar de manera dogmático los tesis clásicas o explicarlas en la misma forma como piensan los personas de otros países, deslizándose a la tendencia del servilismo a las grandes potencias, por lo que, finalmente, plantean los problemas en sentido radicalmente distinto a lo que piensa nuestro partido. De hacerlo así, jamás se puede estudiarlos ni resolverlos correctamente. Sólo cuando se ponen en claro los problemas con su propia cabeza, libre del servilismo a las grandes potencias y del dogmatismo, se puede llegar a justas conclusiones.

Vamos a hablar primeramente sobre el problema del período de transición.

Para aclarar correctamente el problema del período de transición, considero preciso, ante todo, analizar en qué circunstancias históricas y con qué premisa lo plantearon los clásicos, y especialmente Marx.

A nuestro juicio, en primer lugar, cuando Marx dio lo definición del socialismo y planteó el problema del período de transición del capitalismo al comunismo o del capitalismo al socialismo tenía en cuenta, sin duda, a un país capitalista desarrollado. Considero que sólo cuando uno comprende claramente, antes que nada, este hecho, puede solucionar de manera justa el problema del período de transición.

Entonces, ¿qué sería el país capitalista desarrollado que presentamos como una cuestión? Pues es un país capitalista en cuyo campo ya no existen campesinos sino que existen obreros agrícolas junto con industriales, dado que predominan en toda la sociedad las relaciones capitalistas, por haberse operado una total trasformación capitalista no sólo en la ciudad sino hasta en las áreas rurales. El país capitalista desarrollado que Marx tenía en cuenta para desarrollar su doctrina era tal país capitalista, y el país como Inglaterra que él viera siempre y donde viviera y actuara, era precisamente tal país. Por lo tanto, cuando planteó el problema del período de tronsición del capitalismo al socialismo, Marx partió, tomando como premisa, ante todo, las condiciones en que no existe la diferencia clasista entre la clase obrera y el campesinado.

Si tomamos a los países capitalistas más desarrollados de la época actual, en los mismos las fuerzas productivas han alcanzado un alto desarrollo, como resultado de lo cual se ha realizado completamente la transformación capitalista hasta en el campo y, por consiguiente, tanto en la ciudad como en el campo la clase obrera es la única clase trabajadora. En cierto país capitalista existen decenas de miles de granjas, las cuales están todas muy altamente mecanizadas. Además de esto, la electrificación, quimización e irrigación en el campo igualmente han alcanzado un nivel muy alto. Se dice que de este modo, en ese país un obrero agrícola labra 30 zongbos de tierra. ¿Qué quiere decir esto? Pues quiere decir que en realidad no sólo ha desaparecido la diferencia clasista entre la clase obrera y el campesinado, sino que también las fuerzas productivas agrícolas han llegado casi al mismo nivel de las industriales. Si hay una diferencia, ésta existe sólo en las condiciones de trabajo: el obrero industrial trabaja en la fábrica y el obrero agrícola en el campo.

Por esa razón fue que Marx vio como un período relativamente corto la etapa transitoria al socialismo, que sigue a la toma del poder por el proletariado en tales países capitalistas desarrollados. En otras palabras, él consideró que si en la revolución socialista derrotan la clase capitalista y despojan su propiedad convirtiéndola así en la posesión de todo el pueblo, las tareas del período de transición pueden ser cumplidas en un espacio de tiempo relativamente breve y marchar rápidamente hacia la fase superior del comunismo, ya que en la sociedad no existen más que dos clases: la clase capitalista y la clase obrera. Pero de ninguna manera dijo Marx con eso que se puede ir directamente del capitalismo al comunismo sin pasar por la fase del socialismo. Aunque las fuerzas productivas hayan alcanzado un desarrollo muy alto y sea liquidada la diferencia clasista entre la clase obrera y el campesinado, hay que realizar sin falta, antes de llegar allí, las tareas del período de transición para eliminar las fuerzas restantes de la clase explotadora y extirpar las supervivencias de viejas ideologías que quedan en la mente de los hombres. Tenemos que tomar en consideración, primero, este punto.

Lo que debemos tomar en consideración, en segundo lugar, para el análisis de la doctrina de Marx acerca del período de transición y la correcta aclaración de este problema, es el punto de vista de Marx sobre la revolución ininterrumpida. Como es sabido por todos, Marx no pudo ver claramente el desarrollo desequilibrado de la política y la economía del capitalismo, porque vivió en la época del capitalismo premonopolista; por eso consideró que en los principales países capitalistas de Europa se originaría casi simultáneamente y sucesivamente la revolución proletaria y que se lograría relativamente rápido el triunfo de la revolución mundial. Partiendo de esta premisa, Marx no sólo vio el período de transición del capitalismo al socialismo como un espacio histórico relativamente corto, sino que también determinó que la dictadura del proletariado coincide en el tiempo con el período de transición, es decir, que la primera es inseparable del segundo. También este punto debemos tenerlo evidentemente en cuenta.

Podemos decir que cuando Lenin presentó los problemas del período de transición y de la dictadura proletaria, también heredó en lo fundamental la posición de Marx. La Rusia en que vivió y actuó Lenin era, por supuesto, un país capitalista, pero no desarrollado, sino atrasado, a diferencia de Inglaterra o Alemania donde Marx permaneció y llevó a cabo sus actividades. Por eso, Lenin no consideró corta, como Marx, la fase socialista que es una etapa transitoria, sino que la vió como un plazo relativamente largo.

Pero siguiendo el criterio de Marx, también Lenin consideró a la sociedad donde queda todavía la diferencia clasista entre obreros y campesinos, aunque la clase obrera ha derrotado al régimen capitalista y tomado el poder, como una sociedad transitoria, que no es, desde luego, la sociedad comunista ni la socialista completa. Y dijo que para lograr la completa realización del socialismo no basta sólo con derrocar a los capitalistas como clase, sino que se debe eliminar la diferencia entre obreros y campesinos. Así, en fin de cuentas, Lenin consideró el período de transición del capitalismo al socialismo o al comunismo como hasta cuando la clase obrera, luego de aplastar a la clase capitalista, realiza la sociedad sin clases en que no existe la diferencia entre la clase obrera y el campesinado. Pienso que esta definición sobre el período de transición es fundamentalmente correcta.

Pero el problema está en que nuestros compañeros interpretan dogmáticamente las tesis de Marx y Lenin, sin tomar en consideración la época y las circunstancias históricas bajo los cuales aquéllas aparecieron y, sobre todo, en que piensan que la dictadura del proletariado corresponde al período de transición, siendo inseparables uno de otro.

Desde luego, es verdad que el período de transición del capitalismo al socialismo o al comunismo se termina sólo cuando, después del derrocamiento de la clase capitalista, se haga realidad la sociedad sin clase, en que deje de subsistir la diferencia entre la clase obrera y el campesinado. Asimismo puede pensarse que en el caso de que la revolución socialista acontezca sucesivamente en todos los países y la revolución triunfe en escala mundial, la dictadura del proletariado corresponde al período de transición, y dejará de existir también la dictadura del proletariado y se extinguirá el Estado, con la terminación del período de transición.

Sin embargo, si en un país o en algunas zonas se construye el socialismo y se realiza la sociedad sin clases, se debe considerar que el período de transición termina aun cuando la revolución no haya podido alcanzar el triunfo en escala mundial. Aun así, mientras en el mundo exista el capitalismo, la dictadura del proletariado no puede desaparecer, ni mucho menos puede hablarse de la extinción del Estado. Por lo tanto, para esclarecer de modo correcto las cuestiones del período de transición y de la dictadura del proletariado, debemos interpretarlas partiendo de las experiencias prácticas de lo construcción socialista en nuestro país, en vez de aferramos dogmáticamente a las tesis de Marx o Lenin.

En la actualidad, algunas personas usan la noción del período de transición del capitalismo al socialismo, pero no usan en ningún sentido la noción del período de transición del capitalismo al comunismo, es decir, o la fase superior del comunismo. Ellos usan el término de tránsito gradual del socialismo al comunismo.

La desviación oportunista de derecha consiste en considerar el período de transición como un plazo que va desde la conquista del poder por la clase obrera hasta el triunfo del régimen socialista y juzgar que con la terminación del período de transición se cumple la misión histórica de la dictadura del proletariado, poniendo en concordancia el período de transición y el plazo de la dictadura del proletariado. Por eso, los que recurren o esta posición sostienen que con el logro del triunfo completo y definitivo del socialismo, primera etapa del comunismo, y al pasar a la edificación total del comunismo, la dictadura del proletariado ha cumplido su misión histórica y, por tanto, no se necesita más. Este es el criterio oportunista de derecha, diametralmente opuesto al marxismo-leninismo.

Ahora bien, ¿cuál es el criterio oportunista de izquierda? Las personas de mentalidad izquierdista antes veían la cuestión del período de transición en igual forma que las gentes con el criterio oportunista de derecha, pero en estos días, partiendo de la posición de que el comunismo podría ser convertido en realidad únicamente tras varias generaciones, insisten en que por período de transición debe entenderse el período de transición del capitalismo a la fase superior del comunismo. Pienso que el propósito de esta insistencia suya estriba en criticar al oportunismo de derecha. Es bueno hacer crítica a la desviación derechista. Sin embargo, no podemos reconocer que sea correcto este criterio en cuanto al problema del período de transición.

Como hemos visto antes, podemos constatar que esas personas cometen por igual desviaciones cuando examinan los problemas del período de transición y de la dictadura del proletariado.

Pensamos que es indiferente que se llame el período de transición del capitalismo al socialismo o del capitalismo al comunismo. Porque el socialismo es la primera fase del comunismo. Pero la cuestión estriba en que algunos de nuestros compañeros, aprisionados por el servilismo a las grandes potencias, consideran el período de transición como un plazo comprendido desde el capitalismo hasta la fase superior del comunismo, siguiendo el criterio oportunista de la izquierda, o hasta el triunfo del socialismo según el criterio oportunista de derecha.

Por lo tanto, el punto focal de la polémica sobre la cuestión del período de transición no reside en los términos de si es la transición al socialismo o la transición al comunismo, sino en dónde se marca el límite del período de transición. Actualmente, no pocas personas se ven confundidas al fijar erróneamente este límite, y esto acarrea diversos problemas. Hay problemas tanto en el límite fijado por la gente con criterio derechista, como en el marcado por las personas con criterio izquierdista.

La fase superior del comunismo no sólo comprende una sociedad sin clases en que no existe la diferencia entre el obrerismo y el campesinado, sino también una sociedad altamente desarrollada, en la cual no hay diferencia entre el trabajo intelectual y el manual, y todos los miembros suyos trabajan según sus capacidades y se les distribuye según sus necesidades. Por esta razón, considerar como período de transición hasta la etapa superior del comunismo, equivale, de hecho, a no fijar el límite. Algunas personas no sólo ven el período de transición como hasta la fase superior del comunismo, sino que también dicen que en un solo país es imposible realizar el comunismo. Ellos sostienen que sólo cuando se haya cumplido la revolución mundial, se puede entrar en el comunismo. Según tal opinión, el período de transición no puede terminar antes de que la revolución mundial se realice totalmente. Esas personas interpretan como si la dictadura del proletariado correspondiera al período de transición, considerándolo como hasta la fase superior del comunismo, mientras las otras con la posición derechista han puesto la dictadura del proletariado en concordancia con el período de transición, considerándolo como hasta el triunfo del socialismo. A nuestro juicio, tales opiniones son excesivas.

Por otra parte, el problema está también en que las personas con el criterio derechista consideran como el período de transición, hasta el triunfo de la revolución socialista. Considerar como el período de transición hasta el triunfo del régimen socialista parte del punto de vista ideológico de renunciar en el interior a la lucha de clases contra los elementos supervivientes de la clase explotadora derrocada, e internacionalmente, abstenerse de hacer la revolución mundial, viviendo en paz con el imperialismo. Sobre todo, insisten en que la dictadura del proletariado deja de existir cuando termina el período de transición; pero, ¿cómo es posible que ocurra esto? Es totalmente incorrecto.

Por lo tanto, no se debe seguir mecánicamente lo fijado por las personas con el punto de vista derechista, ni tampoco considerar como una pauta lo fijado por los que tienen el criterio izquierdista.

Nosotros debemos resolver en todo caso el problema a base de la experiencia práctica de la revolución y la construcción de nuestro país, estableciendo firmemente el Zuche.

Como ya he dicho antes, la definición de los clásicos sobre los problemas del período de transición y de la dictadura del proletariado es totalmente correcta bajo las condiciones históricas de aquel tiempo y la premisa con que partieron.

Pero nuestra realidad de hoy exige que no lo apliquemos mecánicamente, sino que la desarrollemos de manera creadora. Nosotros hemos realizado lo revolución socialista en condiciones en que heredamos fuerzas productivas muy atrasadas en un país agrícola colonial y estamos construyendo el socialismo en las circunstancias en que el capitalismo subsiste todavía en el mundo como una fuerza considerable.

Para aclarar de un modo correcto los problemas del período de transición y de la dictadura proletaria, inevitablemente debemos tomar en consideración esta concreta realidad nuestra. Cuando se tiene en cuenta estos puntos, se ve que es una exageración considerar el período de transición como hasta la fase superior del comunismo en nuestro país, y es correcto, a mi parecer, verlo como hasta el socialismo. Pero es erróneo considerar que el período de transición termina tan pronto como la revolución socialista triunfe y el régimen socialista se establezca. Enfocado el problema tanto a base de las afirmaciones de los fundamentos del marxismo-leninismo, como a la luz de la experiencia práctica de nuestra lucha, se deduce que no se construye lo sociedad socialista completa sólo porque la clase obrera haya derrotado a la clase capitalista y realizado la revolución socialista, después de la toma del poder. Por esta razón nunca hemos dicho que el establecimiento del régimen socialista es el triunfo completo del socialismo.

Entonces, ¿para cuándo podrá realizarse la sociedad socialista completa? El triunfo completo del socialismo se logrará sólo cuando desaparezca la diferencia clasista entre la clase obrera y el campesinado, y las capas medias, sobre todo las masas campesinas, nos apoyen activamente. Aunque los campesinos nos apoyen, antes de ser claseobrerizados, ello no podrá ser sólido, ni evitar vacilaciones en cierto grado.

La toma del poder por la clase obrera no es sino el comienzo de la revolución socialista y para construir la sociedad socialista completa hay que echar una sólida base material del socialismo, impulsando continuamente la revolución. Lo he subrayado ya repetidas veces en mis informes y discursos. Sin embargo, ya que algunos de nuestros compañeros tienen en su mente la idea del servilismo a las grandes potencias, han dirigido mucha atención a qué dicen otras personas, sin estudiar bien los documentos de nuestro partido. Es una práctica muy mala.

Hay que tener los pies bien puestos en nuestra realidad, y de allí ver correctamente todos los problemas. Como nuestro país no ha pasado por la revolución capitalista, las fuerzas productivas están muy atrasadas y la diferencia entre la clase obrera y el campesinado quedará durante un tiempo muy largo, aun después de ser realizada la revolución socialista. En realidad, hoy en el mundo no hay muchos países capitalistas altamente desarrollados y la mayoría de los países son atrasados, habiendo sido en el pasado colonias o semicolonias como nuestro país o países semejantes al nuestro, o los que hasta hoy se hallan en un estado de dependencia. Tales países podrán construir la sociedad sin clases y consolidar el socialismo, sólo cuando desarrollen los fuerzas productivas durante un tiempo relativamente largo, aun después de llevar a cabo la revolución socialista.

Puesto que no pasamos normalmente por la etapa de desarrollo del capitalismo, nos vemos obligados a realizar hoy, en nuestra época socialista. Las tareas del desarrollo de las fuerzas productivas, que debieran ser cumplidas sin falta bajo el capitalismo. Pero jamás necesitaremos crear adrede a los capitalistas mediante la trasformación capitalista de la sociedad, para luego derrocarlos a fin de construir de nuevo el socialismo, porque no hemos cumplido con los deberes que debiéramos realizar en la fase del capitalismo. La clase obrera que ha tomado el poder en sus manos debe cumplir bajo el régimen socialista estos deberes que no ha podido llevar a cabo en la fase de lo revolución capitalista, para construir una sociedad sin clases, en lugar de hacer resurgir la sociedad capitalista.

Debemos elevar infaliblemente las fuerzas productivas, por lo menos, hasta el nivel de los países capitalistas desarrollados, consolidando continua y firmemente los cimientos materiales del socialismo y eliminar por completo la diferencia entre la clase obrera y el campesinado. Para ello, debemos mecanizar las faenas agrícolas, llevar a cabo la quimización e irrigación, e implantar la jornada de ocho horas mediante la revolución técnica al mismo grado en que los países capitalistas desarrollados han efectuado la trasformación capitalista del campo.

Precisamente para lograr esto, hemos presentado las tesis sobre el problema rural socialista. Pero nuestros compañeros no estudian bien ni estas tesis. En todo caso debemos pensar en ir resolviendo los problemas con nuestras cabezas, sobre la base de los documentos de nuestro partido. ¿Cuál es la idea central de las «Tesis sobre el problema rural socialista en nuestro país»? La idea principal de las tesis es desarrollar altamente las fuerzas productivas agrícolas mediante la realización de la revolución técnica en el campo y, junto con ello, eliminar gradualmente la diferencia entre la clase obrera y el campesinado en la esfera de la técnica, ideología y cultura a través de la revolución ideológica y cultural, y elevar la propiedad cooperativa hasta el nivel de la propiedad de todo el pueblo.

Pero estas tareas no pueden resolverse sin la dirección y ayuda de la clase obrera al campesinado. La orientación de nuestro partido es la de realizar la revolución técnica en el campo por medio de la ayuda material y técnica a los campesinos, apoyándose en las sólidas bases de la industria. A este fin, es preciso enviar al campo un gran número de tractores, y llevar a cabo la quimización suministrándole en gran cantidad fertilizantes y medicinas agrícolas, así como efectuar la irrigación. Al mismo tiempo, es menester que la clase obrera ayude o los campesinos en su trasformación ideológica y también ejerza una influencia cultural sobre ellos. Sólo precediendo así, se puede lograr la completa claseobrerización del campesinado.

La claseobrerización de los campesinos es, en realidad, uno de los problemas más importantes en la construcción del socialismo y el comunismo. Precisamente por este medio, nos proponemos closeobrerizar o los campesinos y eliminar las diferencias entre la clase obrera y el campesinado.

También debemos ir solucionando el problema de la claseobrerización del campesinado, manteniéndonos firmemente sobre la posición de Zuche de nuestro partido, en vez de profesar el servilismo a las grandes potencias. Debemos materializar el espíritu de las tesis y echar sólidamente la base material del socialismo para, de este modo, elevar las fuerzas productivas a un alto nivel, eliminar las diferencias entre la ciudad y el campo y hacer abundante la vida del pueblo.

Sólo haciéndolo así, podemos ganarnos por completo a las capas medias del pasado. No se puede decir que se ha consolidado el socialismo, ni considerar que éste ha triunfado completamente, hasta que las capas medias dejen de vacilar y lleguen a darnos su apoyo total. Sólo cuando las capas medias nos ofrezcan un apoyo activo, podremos decir que hemos realizado completamente el socialismo. Cuando hayamos ganado definitivamente a nuestro lado a las capas medias haciendo avanzar la construcción socialista; cuando hayamos eliminado las diferencias entre la clase obrera y el campesinado y edificado así una sociedad sin clases, podremos decir que se ha dado cima a las tareas del período de transición del capitalismo al socialismo.

Así pues, opino que es correcto poner el límite del período de transición a la realización de la sociedad sin clases, a diferencia de las personas desviados hacia la izquierda o la derecha.

Entonces, ¿cómo hemos de llamar a la sociedad que dura desde el triunfo de la revolución socialista y la realización de Ia transformación socialista hasta la desaparición de la diferencia clasista entre la clase obrera y el campesinado? Aquéllo pertenece, sin lugar a dudas, al período de transición, pero como es una sociedad sin explotación no se puede llamar de otro modo que sociedad socialista.

Claro está que con la terminación del período de transición no se pasa enseguida a la fase superior del comunismo. Aún después de terminado el período de transición, para dar acceso a la fase superior del comunismo, es necesario continuar la revolución y la construcción y así desarrollar las fuerzas productivas a tal nivel en que cada uno trabaje según su capacidad y se le distribuya según su necesidad.

Tratar así del problema del período de transición conviene, en mi opinión, a la definición de Marx y Lenin y deriva de las nuevas condiciones históricas y la experiencia práctica de la revolución y construcción en nuestro país. Esta no es nuestra conclusión definitiva sino una conclusión preliminar, y sería bueno que ustedes hicieran más estudios en esta dirección.

Si así debemos definir el período de transición, ¿cómo debemos abordar el problema de la dictadura del proletariado? Como he dicho más arriba, los clásicos consideraron que la dictadura del proletariado corresponde al período de transición. De ser cierto esto, ¿dejará de ser necesaria la dictadura del proletariado cuando se haga realidad la sociedad sin clases y se logre la victoria completa del socialismo en nuestro país, es decir, cuando se cumplan los tareas del período de transición? De ninguna manera se puede decir así. Huelga decir que la dictadura del proletariado debe existir durante todo el período de transición, y aún después de terminado este período aquélla tendrá que perdurar seguramente hasta la fase superior del comunismo.

Aún cuando realicemos la revolución técnica en el campo y llevemos la propiedad cooperativa al nivel de la de todo el pueblo, claseobrericemos al campesinado y liquidemos las diferencias entre la clase obrera y el campesinado a través de la consolidación de la base material y técnica del socialismo y la realización de las tesis sobre el problema rural socialista, el nivel de las fuerzas productivas no alcanzará todavía tal grado que permita poner en práctica el principio comunista consistente en que coda cual trabaja según su capacidad y es remunerado según sus demandas. Es por esta razón que aún entonces se deberá continuar la construcción del socialismo y luchar sin tregua por la realización del comunismo. Es obvio que no se puede cumplir esta tarea al margen de la dictadura del proletariado, dicho con otras palabras, aunque se termine el período de transición, la dictadura del proletariado debe persistir hasta la fase superior del comunismo.

Pero aquí surge otro problema. Es el problema de qué sucedería con la dictadura del proletariado cuando quede todavía el capitalismo en el mundo y se haya realizado el comunismo en un país o en algunas zonas. Bajo las condiciones en que no se ha cumplido aún la revolución mundial y subsisten el capitalismo y el imperialismo, aunque se haya realizado el comunismo en un país o en algunas zonas, esa sociedad no podrá ser libre de la amenaza del imperialismo ni evitar la resistencia de los enemigos internos que estén en contubernio con los externos. En tales condiciones, el estado no podrá extinguirse aún en la fase superior del comunismo, y la dictadura del proletariado tendrá que subsistir como tal. Si se da el caso de que en todos los países del mundo se produzca la revolución en cadena, se derrumbe el capitalismo y triunfe la revolución socialista en escala mundial, entonces sí coincidirán el período de transición y la dictadura del proletariado; y ésta dejará de ser necesaria una vez que llegue o su fin el período de transición, y las funciones del Estado se extinguirán. Pero mientras admitamos la teoría de que es posible construir el comunismo en un país o en algunas zonas, es totalmente correcto abordar así separados el período de transición y la dictadura del proletariado.

Discurrir de este modo los problemas del período de transición y de la dictadura del proletariado, no significa revisar de manera alguna el marxismo-leninismo. Nuestra posición estriba en aplicar de manera creadora las tesis escritas por Marx y Lenin, a las nuevas condiciones históricas y las prácticas concretas de nuestro país. Hacerlo así es —considero— el camino de oponerse al dogmatismo y al servilismo a las grandes potencias y salvaguardar la pureza del marxismo-leninismo.

En relación con la dictadura del proletariado, quisiera referirme brevemente a algunos casos ligados con el problema de la lucha de clases. Mientras exista la lucha de clases subsiste lo dictadura proletaria y esta última es necesaria para llevar a cabo la lucha de clases. Pero son diversas las formas de lucha de clase. Esta adopta diferentes formas cuando se derroca al capitalismo y después de su aniquilamiento. Esto ya está aclarado correctamente en los documentos de nuestro partido. Sin embargo, hay bastantes hombres que no tienen una clara comprensión al respecto, por lo que cometen errores de derecha o de izquierda.

La lucha de clases en el período de la revolución socialista es una lucha por la liquidación de los capitalistas como clase, mientras en la sociedad socialista es una lucha cuya finalidad es la unidad y cohesión, y de ninguna manera es una lucha de clases para hacer que los miembros de la sociedad estén en discordia y se miren con malos ojos unos a otros. En la sociedad socialista se libra la lucha de clases, pero ésta se realiza con el método de cooperación en aras de la unidad y cohesión. Para no hablar de que la revolución ideológica que llevamos a cabo en la actualidad es una lucha de clases, también es una forma de lucha de clases la ayuda que se da al campo para claseobrerizar a los campesinos. Porque el fin de la producción y el suministro de las máquinas, el aprovisionamiento de abonos químicos y la irrigación que el Estado de la clase obrera realiza para los campesinos, consiste, en última instancia, en hacer desaparecer a los campesinos como clase y claseobrerizarlos por completo. Lo finalidad de la lucha de clases que libramos reside no sólo en eliminar a los campesinos como clase mediante su claseobrerización, sino también en trasformar a las capas medias incluso la vieja intelectualidad y la clase pequeñopropietaria urbana de ayer dándoles los rasgos de la clase obrera a través de su revolucionarización. Esto constituye lo forma principal de lucha de clases que llevamos a cabo.

Fuera de esto, bajo nuestro régimen hay penetración de la influencia subversiva de las fuerzas contrarrevolucionarias desde afuera y actúan en el interior los elementos supervivientes de las clases explotadoras derrocadas, y por eso existe la lucha de clases encaminada a aplastar sus maniobras contrarrevolucionarias.

Así, en la sociedad socialista, junto con la forma principal de lucha de clases, tendiente a revolucionarizar y trasformar a los obreros, campesinos e intelectuales trabajadores a través del método de cooperación para su unidad y cohesión, existe otra forma de lucha de clases, de ejercer la dictadura sobre los enemigos externos e internos.

Por lo tanto, en la sociedad socialista la lucha de clases no desaparece, sino continúa como antes, cambiando sólo de forma. Es del todo correcto caracterizar así la cuestión de la lucha de clases en la sociedad socialista.

Con relación al problema de la lucha de clases, quisiera subrayar un poco más la cuestión de la revolucionarización de los intelectuales. No podemos decir todavía que hemos logrado tomar las medidas completas para su revolucionarización. A fin de revolucionarizar a los intelectuales, los hemos enviado a las fábricas a que trabajen junto con los obreros, y ahora si este es o no el método más acertado, también constituye un problema. El propósito que perseguíamos con la formación de los intelectuales consistía en hacer que ellos escribieran libros, investigaran las ciencias y técnicas y también sirvieran de maestros. Pero si los queremos enviar a las fábricas a trabajar, ¿para qué necesitamos entrenarlos a gran costo, en vez de hacer de ellos obreros desde el comienzo? Por eso, tampoco este método es tan acertado.

Desde luego, es bueno acercar a los intelectuales a los obreros paro que aprendan su espíritu organizativo y su firmeza, así como su espíritu de abnegación de servir al pueblo con el trabajo físico. Pero con ello no se puede resolver del todo el problema de la revolucionarización de los intelectuales. No es que nuestros escritores hayan ido pocas veces a las fábricas. Sin embargo, algunos escritores no lograron mayor progreso, aunque trabajaron en las fábricas. Por lo tanto, sólo con mandar a los intelectuales a las fábricas para que trabajen es imposible revolucionarizarlos.

Lo importante es hacer que ellos intensifiquen la vida partidista y la vida en otras diversas organizaciones. Hoy, a algunos de nuestros intelectuales no les gusta intensificar la vida partidista y la vida en otras organizaciones, ni participar activamente en la vida organizativa. Ellos piensan como si no hubiera libertad si se intensifica la vida partidista y participan en la vida organizativa.

También entre los cuadros, los que no observan la política del partido son precisamente aquéllos que no toman parte activa en la vida partidista, ni llevan a cabo bien el estudio partidista. Como en este momento la escuela central del partido tampoco logra intensificar la vida partidista entre los estudiantes, éstos, aún después de graduarse, no saben utilizar bien los conocimientos adquiridos, ni trabajan y viven de manera revolucionaria.

Para revolucionarizar a los intelectuales, lo más importante es, por eso, hacer que ellos lleven fielmente la vida organizativa revolucionaria. Antes que nada, deben reforzar la vida en las células del partido y armarse con la ideología revolucionaria, haciendo bien el estudio partidista, en vez de vanagloriarse de su sabiduría. Asimismo, no deben tener miedo a la crítica o vacilar en criticar a otros, sino hacer severamente autocrítica y crítica y observar estrictamente la disciplina organizativa. Sólo entonces esto servirá de ayuda para su propia revolucionarización. Los personas han de cultivar la ideología colectiva en la vida del partido o de cualquier organización social, y poseer el espíritu revolucionario de recibir estrictamente las tareas revolucionarias de la organización y llevarlas a cabo sin falta. Los miembros del partido y los integrantes de las organizaciones sociales deben armarse firmemente con la política del partido y propagarlo, así como ser revolucionarios que cumplan sin falta con las tareas revolucionarias, conforme a la política del partido. Los revolucionarios son verdaderos comunistas. Los comunistas no tienen nada que ver con el egoísmo de perseguir sólo su propio interés. Los revolucionarios deben tener los rasgos comunistas de trabajar y vivir «uno para todos y todos para uno», y templarse con el espíritu partidista, clasista y popular que consiste en trabajar en aras de la clase obrera y todo el pueblo.

En última instancia, si los intelectuales no participan bien en la vida organizativa del partido y en la de otras organizaciones se echarán a perder. Y de tales ejemplos hay muchos. Tanto los viejos intelectuales como los nuevos deben intensificar, sin excepción —subrayo otra vez—, la vida organizativa del partido y la vida en diversas organizaciones, a fin de eliminar el liberalismo y la ideología pequeñoburguesa y templarse como revolucionarios.

Hoy les he hablado relativamente con detalles sobre los problemas del período de transición y de la dictadura del proletariado. Pienso que con esto se comprenderán en general los problemas discutidos en el curso del estudio de los documentos de la conferencia del partido.