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El marxismo vietnamita  (Truong Chinh)

De ProleWiki, la enciclopedia proletaria
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El marxismo vietnamita. Sigamos el camino trazado por Carlos Marx
AutorTruong Chinh


Presentación

Este libro, en su primera edición, fue publicado en conmemoración del 150 Aniversario del nacimiento de Karl Marx, con el título "Sigamos el camino trazado por Karl Marx", por Ediciones en Lenguas Extranjeras, en Hanoi, Vietnam, bajo la autoría de Truong Chinh, cuya vigencia continua hasta nuestro días.

Truong Chinh junto con Le Duan, Pham Van Dong y Vo Nguyen Giap, integrantes del grupo más meritorio, discípulos de Ho Chi Minh, el líder indiscutible de la Revolución vietnamita, fueron no sólo los grandes teóricos de la lucha revolucionaria del pueblo de Vietnam, sino ante todo, encabezaron en el campo de batalla la gran epopeya que significó la larga lucha de liberación nacional, donde el marxismo fue la base fundamental de su formación teórica y revolucionaria, misma que llevaron a la práctica para enaltecer los valores patrióticos.

Truong Chinh (1907-1988) fue no solamente un destacado revolucionario y político sino también un hombre de cultura y teórico. En su larga vida como luchador social desempeñó importantes cargos dentro del sistema político de Vietnam: dos veces Secretario General del Partido Comunista, Presidente del Consejo de Estado y Presidente de la Asamblea Nacional en diversas ocasiones.

Se considera a Truong Chinh como el hombre que, junto con otros dirigentes, colocó la piedra angular de la renovación de Vietnam. En 1986, en calidad de Secretario General del Partido, fue integrante del grupo de revolucionarios que recogió las demandas del pueblo, y tomando en consideración la realidad de aquel momento, trazó la política de transformación y cambió la conciencia teórica del Partido Comunista de Vietnam. A partir de ahí se estableció el nuevo camino del desarrollo económico-social que hasta el día de hoy tiene el país, consecuente con el marxismo y con las ideas de Ho Chi Minh.

En 1930 Ho Chi Minh funda el Partido Comunista de Indochina, y tuvo como gran tarea vencer el colonialismo francés (1945), hazaña que se logró con la fundación de la República Democrática de Vietnam, el primer estado obrero-campesino en Asia. Con la histórica derrota de los franceses en Diem Bien Phu en 1954 se rompió la obsoleta cadena del colonialismo en el mundo.

Sin embargo, el imperialismo norteamericano no estaba dispuesto a permitir que Vietnam se consolidara como una nación libre e independiente, rumbo al socialismo, por lo que desató una monstruosa agresión, la más sangrienta y salvaje del siglo XX, misma que fue repelida de forma heroica por el pueblo vietnamita, derivando en una estrepitosa derrota para Estados Unidos en 1975, enterrando así, para siempre, el mito del imperio invencible, el más arrogante y potente de nuestra época.

Esta victoria contra los norteamericanos permite la toma de Saigón por las fuerzas revolucionarias, logrando la reunificación de Vietnam en una sola nación, y el inicio de la construcción de un Vietnam de paz, prosperidad y socialista, pero con nuevos retos y desafíos que requerían las fuerzas de todo el pueblo y mayor profundización sobre las teorías del marxismo en las nuevas condiciones de la época.

Lo valeroso de toda la producción teórica de estos líderes históricos vietnamitas: Ho Chi Minh, Le Duan, Truong Chinh, Pham Van Dong y Vo Nguyen Giáp, es que fue elaborada al fragor de los combates y de las inmensas experiencias que significaron muchas décadas de lucha revolucionaria de este victorioso pueblo, ejemplo de sacrificio, resistencia, gran vocación, decisión y voluntad de triunfo.

Este libro es un pequeño extracto del tesoro teórico fomentado por la realidad diversa y fructífera de la vida y la lucha de Vietnam.

El primer capítulo de la presente obra trata de una sistematización de los fundamentos del marxismo, cuyo principal eje son los grandes aportes de Karl Marx, mismos que constituyeron las bases del comunismo científico.

El segundo capítulo busca integrar la verdad universal del marxismo-leninismo a la situación concreta de un Vietnam colonial, feudal y semifeudal, lo que permite definir el carácter de una revolución nacional democrática popular como primer etapa, y en una segunda etapa la revolución socialista.

El tercer capítulo expresa las grandes líneas sobre la estrategia y táctica para derrotar la agresión norteamericana; también refiere la orientación fundamental, para un marco de guerra contra el socialismo en Vietnam del Norte a la par que se realiza la lucha armada para liberación del Vietnam del Sur.

El cuarto y último capítulo sistematiza la teoría y práctica de la Revolución vietnamita en el difícil contexto de guerra en el que se escribió esta obra.

Por considerar un texto prácticamente desconocido en el mundo y particularmente por los países de habla hispana, el Partido del Trabajo de México, tomó la decisión de editar esta importante obra, con el propósito de rescatar la memoria histórica de la lucha revolucionaria de Vietnam y que sirva de orientación y estudio para la actual y nuevas generaciones de revolucionarios en el mundo. Por la Comisión Ejecutiva Nacional del PT Dip. Alberto Anaya Gutiérrez Coordinador Nacional

Nota del editor vietnamita

En una conferencia de cuadros reunidos para conmemorar el 150 aniversario del nacimiento de Carlos Marx fundador del comunismo científico y el más grande educador y líder de la clase obrera mundial, el camarada Truong Chinh, miembro del Buró Político del Partido de los Trabajadores de Vietnam, en nombre del Comité Central del Partido pronunció un discurso titulado: “Recordemos eternamente a Carlos Marx y sigamos el camino trazado por él”.

En su discurso, el camarada Truong Chinh comprobó los éxitos sacados de la revolución vietnamita. Expresó cómo el Partido de los Trabajadores de Vietnam, con el presidente Ho Chi Minh a la cabeza, ha aplicado de manera creadora el marxismo-leninismo de acuerdo a las condiciones concretas de Vietnam y cómo el partido dirigió con éxito a la clase obrera y al pueblo vietnamita en la revolución de agosto de 1945, en la resistencia prolongada contra la agresión colonialista francesa (1945-1954) y actualmente en la edificación del socialismo en la República Democrática de Vietnam y en la lucha contra la agresión norteamericana por la salvación nacional.

Presentamos al lector la traducción completa de este discurso con el título: "Sigamos el camino trazado por Carlos Marx".

Hanoi

Sigamos el camino trazado por Carlos Marx

Queridos compañeros:

Hace 150 años nació Marx, el pensador más grande de nuestra época, fundador del comunismo científico, el más grande maestro y líder del proletariado mundial.

Este año, junto a los obreros y pueblos trabajadores de los países, los pueblos oprimidos y toda la humanidad progresista, conmemoramos el 150 aniversario del nacimiento de Carlos Marx, en el momento en que su doctrina ha logrado victorias extraordinariamente luminosas en el mundo y en nuestro país.

Aprovechando esta oportunidad, les presento las cuestiones siguientes:

1. Carlos Marx, ferviente revolucionario, fundador del comunismo científico.

2. Cómo aplicó nuestro partido el marxismo-leninismo en Vietnam.

3. Adelante bajo la bandera del marxismo-leninismo para cumplir gloriosamente nuestras tareas inmediatas.

1 - Carlos Marx, ferviente revolucionario, fundador del comunismo científico

Carlos Marx nació el 5 de mayo de 1818 en Tréveris, ciudad de Prusia renana, en una familia de abogados. Cuando todavía era estudiante, se acercó al círculo de los jóvenes hegelianos e intentó sacar de la filosofía idealista de Hegel conclusiones ateas y revolucionarias. En 1841, después de cursar sus estudios universitarios, colaboró con los dirigentes de la burguesía radical de Renania para fundar el periódico Gaceta del Rin, del cual llegó a ser más adelante redactor-jefe.

El gobierno del reino de Prusia, asustado por la tendencia democrática del periódico y su influencia en las masas, le impidió la publicación.

El tiempo que Marx trabajó en la Gaceta del Rin fue corto, pero influyó mucho en la orientación de su pensamiento. Entregándose a las actividades políticas, Marx tenía oportunidad de conocer mejor la vida política de Alemania y la miseria de las masas trabajadoras. Las polémicas en la Gaceta del Rin acerca de muchos aspectos relacionados con los intereses materiales del pueblo trabajador, planteaban ante Marx las tareas de estudiar minuciosamente las cuestiones de la economía política y rectificar de manera justa las relaciones del Estado y de los códigos con las condiciones de la vida material de la sociedad. La Crítica de la filosofía del derecho de Hegel, terminada en el otoño de 1843, marcó el pasaje inicial de Carlos Marx de la concepción idealista a la concepción materialista del mundo, y del democraticismo revolucionario al comunismo.

Inmediatamente después de ser suspendida la Gaceta del Rin, Marx decidió salir de su país para ir al extranjero y publicar un periódico revolucionario destinado a ser difundido en Alemania.

Se trasladó a París en octubre de 1843. Publicó allí la revista Los anales franco-alemanes. La capital de Francia, centro industrial desarrollado y campo de una lucha encarnizada entre la clase proletaria y la burguesía, ejerció una influencia decisiva en la orientación del pensamiento de Marx. Visitaba con frecuencia los barrios obreros próximos a París, tenía contacto con las organizaciones revolucionarias de los obreros franceses y alemanes, y dedicaba grandes esfuerzos a los estudios críticos de la economía política clásica de Inglaterra y del socialismo utópico francés. Durante su estancia en París, Marx llegó a conclusiones de suma importancia. En su Introducción a la crítica de la filosofía del derecho de Hegel, escribió:

Las armas materiales de la filosofía es el proletariado, y al mismo tiempo las armas morales del proletariado es la filosofía; y cuando el rayo del pensamiento relampaguee, el terreno intacto que es el pueblo culminará la causa de la liberación para convertir al alemán en un hombre.[1]

De esta tesis, así como de muchas otras más, vemos que el filósofo y el revolucionario se juntaron en la persona de Carlos Marx. El joven intelectual, lleno de ardor revolucionario y deseoso por hallar la verdad, puso su confianza total en la misión histórica de la clase proletaria. A partir de ahí, Marx entregó para siempre todas sus fuerzas y su genio en aras de la liberación del proletariado.

Mientras en París Marx pasaba enteramente del idealismo al materialismo y del democraticismo revolucionario al comunismo, en Inglaterra, en el centro industrial de Manchester, Federico Engels también tomaba un camino similar. Desde entonces las colaboraciones de ambos amigos fueron estrechándose cada vez más, hasta que la obra a la que consagraron su vida fue una obra común y sus nombres se unieron hasta fusionarse casi.

A principios de 1845, al ser expulsado de París, Marx fijó su residencia en Bruselas, capital de Bélgica. Tanto en Francia como en Bélgica, Marx y Engels hicieron una crítica a fondo de la filosofía idealista de Hegel y del materialismo metafísico de Feuerbach, y de ello construyeron la concepción científica del mundo de la clase proletaria. En Bruselas, Marx hizo todo lo posible para propagar y promover a las masas proletarias y organizó la Asociación de Obreros Alemanes.

A principios de 1847, Marx y Engels se afiliaron a la Liga de los justos, organización clandestina que agrupó a obreros no sólo de Alemania, sino también de muchos otros países, y la reorganizaron completamente más adelante. La Liga de los justos cambió su nombre por Liga de los comunistas. En el II Congreso reunido a fines de 1847, se adoptaron unánimemente los principios del programa planteado por Marx y Engels y se les confió la redacción del manifiesto para exponerlos. Entonces vio la luz el Manifiesto del Partido Comunista, obra inmortal del comunismo científico, que consagró la doctrina marxista como la teoría revolucionaria completa del proletariado.

Lenin dijo lo siguiente sobre el Manifiesto del Partido Comunista: "Esta obra expone con una claridad y una brillantez geniales la nueva concepción del mundo, el materialismo consecuente aplicado también al campo de la vida social, la dialéctica como la más completa y profunda doctrina del desarrollo, la teoría ele la lucha de clases y del papel revolucionario histórico mundial del proletariado como creador de una sociedad nueva, la sociedad comunista."[2]

Al final del Manifiesto, Marx y Engels lanzaron la consigna: "¡Proletarios de todos los países, uníos!", en la que llamaban al proletariado mundial a estrechar sus filas en la lucha para derribar la dominación de la burguesía y construir la sociedad nueva.

La Revolución de febrero de 1848 en Francia, tuvo una influencia resonante en los países vecinos. Asustado por ello, el gobierno de Bélgica arrestó a Marx y lo expulsó del país. Volvió a París donde desarrolló una actividad desbordante para impulsar el movimiento proletario. El Comité Central de la Liga de los comunistas eligió a Marx como presidente. En abril de 1848, Marx y Engels regresaron a Alemania para participar directamente en el movimiento revolucionario que se encontraba en plena efervescencia. En junio de ese año, Marx hizo aparecer la Nueva gaceta del Rin, único órgano que representaba los puntos de vista del proletariado en el movimiento democrático de Europa en aquel momento. En ese periódico Marx hizo un profundo análisis sobre importantes acontecimientos de los agitados años de la revolución (1848-1849), puso al desnudo todas las maniobras y perfidias de las fuerzas reaccionarias de la burguesía, orientó y exhortó a las masas a la lucha. Frustrada la revolución, la Nueva gaceta del Rin fue suspendida. Marx tuvo que comparecer ante los tribunales y fue expulsado de Prusia en mayo de 1849. Vivió en París durante algún tiempo; pero fue expulsado de nuevo por el gobierno francés. Entonces se instaló en Londres donde terminó la obra principal de su vida: El Capital.

En 1859 apareció la Contribución a la crítica de la economía política, en la que por primera vez Marx expuso de manera sistemática su teoría del valor. En 1867 publicó el primer tomo de El Capital, obra que Engels apreció así:

Desde que hay en el mundo capitalistas y obreros no se ha publicado un solo libro que tenga para los obreros la importancia de éste. En él se estudia científicamente, por vez primera, la relación entre el capital y el trabajo, eje en torno al cual gira todo el sistema de la moderna sociedad.[3]

En el siglo XIX, a principios de la década de los sesentas, el movimiento proletario cobró auge de nuevo, lo que permitió a Marx pensar en la realización del sueño que incubaba desde hacía mucho: fundar una organización internacional del proletariado con miras a unirlo, enseñarlo y dirigirlo en la lucha por su propia liberación. En septiembre de 1864 se fundó la Asociación Internacional de los Trabajadores (I Internacional), cuya alma era Marx. Él mismo redactaba casi todos los documentos oficiales del Comité Central. El gran mérito de la I Internacional fue el de haber unificado el movimiento obrero de diferentes países y dirigirlo a la acción común, y el de luchar contra las doctrinas socialistas no proletarias y conquistar victorias para la doctrina revolucionaria de Marx en el movimiento obrero internacional.

El fracaso de la Comuna de París (1871) puso a la I Internacional en una situación que le impidió actuar eficazmente. Según la decisión del Congreso de La Haya (1872), la I Internacional se retiró provisionalmente de la palestra política. La I Internacional había cumplido su misión histórica y cedió el campo a una época de desarrollo en extensión del movimiento obrero: la de la fundación de muchos partidos obreros socialistas de carácter masivo.

La I Internacional se disolvió, pero el papel de Marx y Engels como máximos líderes del movimiento obrero mundial seguía desarrollándose. Por medio de instrucciones, consejos y críticas, ambos siempre se preocuparon por la fundación de auténticos partidos proletarios en diferentes países, particularmente en Francia y Alemania. Célebres obras como la Crítica del programa de Gotha de Marx, El Anti-Düring de Engels y otras, apuntaban precisamente a esos objetivos.

La tarea de perfeccionar el manuscrito de los tomos II, III y IV de El Capital, ocupó la mayor parte del tiempo de Marx. Pero su fuerza no le permitió terminar la gigantesca obra. El trabajo intelectual demasiado intensivo y las privaciones constantes en la vida material minaron su poderoso organismo. El 14 de marzo de 1883, a los 65 años de edad, murió en Londres.

Camaradas:

¿En qué consistió el genio de Carlos Marx? En que él resolvió a tiempo y de manera exacta los grandes problemas de la época que se planteaba la humanidad progresista.

A mediados del siglo XIX, el capitalismo internacional había avanzado a un nivel bastante elevado. Las fuerzas productivas de la sociedad se desarrollaban vigorosamente. El crecimiento de la gran industria, por una parte, depauperó a diversas capas trabajadoras y, por otro, produjo gran cantidad de mercancías que no encontraron fácil venta. La sobreproducción, que iba a la par con la miseria del pueblo trabajador, expresaba las contradicciones cada vez más acentuadas entre las fuerzas productivas de la sociedad y las relaciones de producción capitalistas, entre el trabajo y el capital.

De una lucha espontánea —como, por ejemplo, la destrucción de las máquinas—, el proletariado llega a tener la conciencia de sus intereses de clase. Se va organizando en forma gradual para luchar más enérgicamente contra la dominación de la burguesía. El movimiento de lucha del proletariado, especialmente del proletariado francés, había influido profundamente en la formación del socialismo científico de Marx.

En el campo de la ciencia natural, la humanidad también había logrado realizaciones notables. Los tres grandes descubrimientos del siglo XIX —el origen y la evolución de las especies, la célula viviente y la conservación y transformación de la energía—, así como los demás logros considerables de las ciencias naturales, contribuían a la formación de la filosofía marxista.

De esa circunstancia histórica, Marx heredó de manera crítica y desarrolló creadoramente las tres principales corrientes de pensamiento del siglo XIX: la filosofía clásica alemana, la economía política clásica inglesa y el socialismo utópico francés.

En filosofía, Marx rechazó enérgicamente el idealismo aliado siempre a la religión; al mismo tiempo criticó el materialismo mecanicista, no dialéctico, que se contentaba con explicar el mundo, sin transformarlo, etcétera.

Marx había desarrollado las conquistas de la filosofía clásica alemana, sobre todo la dialéctica de Hegel y el materialismo de Feuerbach. Asimismo, se basaba en los nuevos descubrimientos de las ciencias naturales para construir el materialismo dialéctico, es decir, la ciencia de las leyes universales del movimiento de la naturaleza, de la sociedad y del pensamiento; la teoría del desarrollo bajo las formas más completas, más profundas y más generales; la teoría del conocimiento del hombre sobre el mundo objetivo.

El materialismo dialéctico de Marx ha suministrado al proletariado y a la humanidad un maravilloso método de conocimiento.

Aplicando el materialismo dialéctico al conocimiento de la sociedad humana, Marx había realizado una revolución en el conjunto de la concepción humana sobre la historia del mundo. Antes de él, el idealismo concebía que la causa de las vicisitudes históricas venía del pensamiento del hombre y que los más grandes hechos de la historia eran obra de los héroes. Al rechazar estos puntos de vista erróneos, Marx demostró que el mundo material es una realidad objetiva que existe independientemente de la conciencia del hombre, y que esta última sólo es su reflejo. La vida material de la sociedad, la existencia de la sociedad, es lo primero; la vida espiritual de la sociedad viene después. La vida material de la sociedad es una realidad objetiva independiente de la voluntad del hombre; pero la vida espiritual de la sociedad es sólo el reflejo de esta realidad objetiva. Son precisamente las condiciones de vida de una sociedad las que deciden las teorías sociales, sus concepciones políticas, jurídicas, literarias, artísticas y sus instituciones políticas, etc. La economía es la base de la sociedad en que se construye el sistema político, el derecho, la filosofía, la moralidad, la literatura, el arte, etc.

Entre las condiciones de la vida material de la sociedad, ¿cuál es el factor principal que determina su fisonomía? Es el modo de producción de los bienes materiales. Utilizando los implementos productivos, el hombre produce los bienes materiales necesarios para su vida. Los hombres que producen y los instrumentos de producción, en su conjunto, constituyen las fuerzas productivas de la sociedad. Para producir bienes materiales los hombres no pueden trabajar individualmente, sino que deben trabajar juntos y trabar relaciones los unos con los otros. Esas relaciones pueden ser relaciones cooperativas entre los trabajadores o relaciones entre los explotadores y explotados. Las fuerzas productivas se desarrollan constantemente y entran en cierto momento en contradicción encarnizada con las relaciones de producción. Es el momento en que estalla una revolución social que destruye las relaciones de producción caducas y restablece las nuevas relaciones de producción, creando así condiciones para un fuerte desarrollo de las fuerzas productivas.

La historia de la humanidad desde su origen hasta el siglo XIX —momento en que Marx creó el socialismo científico—, había pasado, a grosso modo, los siguientes tipos de relaciones de producción: comunismo primitivo, esclavismo, feudalismo y capitalismo.[4] Carlos Marx y Federico Engels señalaron claramente que a partir del momento en que la sociedad conoce el régimen de apropiación de los medios de producción surgen las clases explotadoras y las clases explotadas. Desde que la sociedad se dividió en clases, la historia de la sociedad humana es la historia de la lucha de clases. Las masas populares son las verdaderas fuerzas que hacen la historia, y las luchas de clases constituyen precisamente la fuerza motriz que empuja su desarrollo. El nacimiento de las clases y su existencia son determinadas por las condiciones materiales, económicas, en las cuales los hombres producen e intercambian los medios necesarios para la vida en cada etapa determinada de la historia.

En el prólogo de Contribución a la crítica de la economía política, Marx escribió:

... En la producción social de su vida, los hombres contraen determinadas relaciones necesarias e independientes de su voluntad, relaciones de producción, que corresponden a una determinada fase de desarrollo de sus fuerzas productivas materiales. El conjunto de estas relaciones de producción forma la estructura económica de la sociedad, la base real sobre la que se levanta la superestructura jurídica y política y a la que corresponden determinadas formas de conciencia social. El modo de producción de la vida material condiciona el proceso de la vida social, política, espiritual en general. No es la conciencia del hombre la que determina su ser, sino por el contrario, el ser social es lo que determina su conciencia. Al llegar a una determinada fase de desarrollo, las fuerzas productivas materiales de la sociedad chocan con las relaciones de producción existentes, o lo que no es más que la expresión jurídica de esto, con las relaciones de propiedad dentro de las cuales se han desenvuelto hasta allí. De formas de desarrollo de las fuerzas productivas, estas relaciones se convierten en trabas suyas. Y se abre así una época de revolución social. Al cambiar la base económica, se revoluciona, más o menos rápidamente, toda la inmensa superestructura erigida sobre ella... A grandes rasgos, podemos designar como otras tantas épocas de progreso, en la formación económica de la sociedad, el modelo de producción asiático, el antiguo, el feudal y el moderno burgués. Las relaciones burguesas de producción son la última forma antagónica del proceso social de producción; de un antagonismo que proviene de las condiciones sociales de vida de los individuos. Pero las fuerzas productivas que se desarrollan en el seno de la sociedad burguesa brindan, al mismo tiempo, las condiciones materiales para la solución de este antagonismo. Con esta formación social se cierra, por tanto, la prehistoria de la sociedad humana.[5]

La teoría del materialismo histórico de Marx afirma que, bajo el capitalismo, las fuerzas productivas se han desarrollado a tal grado que las relaciones de producción capitalista no las contienen y son necesariamente rotas por la revolución proletaria. Con esa tesis Marx nos condujo directamente hacia el socialismo y por ello equipó al proletariado de un arma sumamente útil, no sólo para explicar el mundo, sino para transformarlo.

En economía política, el descubrimiento más importante de Marx es la teoría de la plusvalía. Esa teoría explica a fondo las relaciones entre el capital y el trabajo, y demuestra cómo los capitalistas explotan a los obreros en el modo de producción capitalista.

La economía política clásica inglesa, cuyos representantes eran Adam Smith y David Ricardo, había logrado resultados importantes. Al estudiar la economía capitalista nacida primeramente en Inglaterra, estos economistas llegaron a la conclusión de que sólo el trabajo es la fuente de todos los bienes y valores. Pero, debido a las limitaciones clasistas, no pudieron explicar por qué el obrero asalariado no puede disfrutar de todo el producto de su trabajo, ni explicaron las verdaderas fuentes de la riqueza de los capitalistas.

Durante cerca de medio siglo, Marx estudió el régimen económico de la sociedad capitalista desde las células más simples, que son las mercancías, hasta la gran industria mecánica, y descubrió la ley económica del movimiento de la sociedad capitalista. Llegó a este resultado: los métodos de producción capitalista determinan la existencia de las clases sociales; por un lado, los capitalistas se apropian de la mayoría abrumadora de medios de producción y de consumo, y por otro, los proletarios, privados de todos los medios de producción, son obligados a vender su fuerza de trabajo para comprar los medios de consumo necesarios para su existencia. El valor de la mercancía se determina por el tiempo de trabajo social necesario en producirla. Los proletarios, al vender su fuerza de trabajo a los capitalistas, no reciben más que una retribución equivalente a una parte del tiempo de trabajo gastado; en cuanto a la otra parte, es el trabajo sin honorario el que crea la plusvalía, embolsada por los capitalistas. Eso demuestra de manera irrefutable que toda la riqueza de los capitalistas proviene enteramente de la apropiación de la plusvalía producida por el proletariado.

La acumulación primitiva del capital, la aparición del capital en la historia, constituye en realidad la expoliación y la violencia por parte de la burguesía para con los pequeños productores mediante los métodos más bárbaros y crueles. El capitalismo es la liquidación de la pequeña producción, la destrucción de la propiedad privada de los pequeños productores basada en el trabajo individual y el remplazo por el régimen privado capitalista basado en la explotación del trabajo de los proletarios mediante el sistema asalariado. Millones de pequeños productores arruinados por la burguesía se convierten en obreros asalariados agrupados en las grandes fábricas, dedicados a producir todos los bienes materiales mientras que un puñado de capitalistas, pavoneándose a la sombra y comiendo en tazón de oro, viven a costo del sudor y fruto de los obreros. Marx concluyó:

La concentración de los medios de producción y la socialización del trabajo llegan a tal punto que se hacen incompatibles con su envoltura capitalista. Esta se rompe. Le llega la hora a la propiedad privada capitalista. Los expropiadores son expropiados.[6]

El socialismo científico de Carlos Marx se elabora sobre la base de su materialismo histórico y de su economía política. De los descubrimientos en esos dominios, Marx afirmó que el capitalismo sería liquidado cediendo su puesto al socialismo. Eso es una necesidad objetiva de la historia. Por primera vez en la historia de la humanidad, Marx trazó de manera completa la teoría acerca de la lucha de clases y la aplicó en todas sus consecuencias. En el Manifiesto del partido comunista, Marx y Engels escribieron:

La historia de todas las sociedades que han existido hasta nuestros días (posteriormente Engels añadió: a excepción del comunismo primitivo), es la historia de las luchas de clases.

Hombres libres y esclavos, patricios y plebeyos, señores y siervos, maestros y oficiales, en una palabra: opresores y oprimidos se enfrentaron siempre, mantuvieron una lucha constante, velada unas veces y otras franca y abierta; lucha que terminó siempre con la transformación revolucionaria de toda la sociedad o el hundimiento de las clases beligerantes...

La moderna sociedad burguesa. Que ha salido de entre las ruinas de la sociedad feudal, no ha abolido las contradicciones de clase. Únicamente ha sustituido las viejas clases, las viejas condiciones de opresión, las viejas formas de lucha por otras nuevas.

Nuestra época, la época de la burguesía, se distingue, sin embargo, por haber simplificado las contradicciones de clase. Toda la sociedad va dividiéndose, cada vez más, en dos grandes campos enemigos, en dos grandes clases, que se enfrentan directamente: la burguesía y el proletariado.[7]

Analizando de manera objetiva la actitud de las clases ligada con su base económica y su posición social bajo el capitalismo, Marx y Engels dijeron:

De todas las clases que hoy se enfrentan con la burguesía sólo el proletariado es una clase verdaderamente revolucionaria. Las demás clases van degenerando y desaparecen con el desarrollo de la gran industria; el proletariado en cambio, es su producto peculiar.[8]

Marx señaló claramente el papel histórico mundial del proletariado como el sepulturero del capitalismo y constructor de la sociedad nueva; la sociedad comunista sin clases y sin explotación del hombre por el hombre.

Expresó también que el proletariado tiene un único camino para liberarse: el empleo de la violencia revolucionaria, aliado estrechamente con el campesinado y bajo la dirección del partido comunista, su vanguardia.

La dictadura proletaria ocupa el puesto central de la teoría marxista del socialismo científico. Haciendo el balance de las luchas de clases en la historia humana, especialmente las luchas de clases en Francia en el siglo XIX, Marx declaró:

Lo que yo he aportado de nuevo ha sido demostrar: 1) que la existencia de las clases sólo va unida a determinadas fases históricas de desarrollo de la producción; 2) que la lucha de clases conduce, necesariamente, a la dictadura del proletariado; 3) que esta misma dictadura no es de por sí más que el tránsito hacia la abolición de todas las clases y hacia una sociedad sin clases...[9]

Analizando las condiciones económicas y políticas de la sociedad capitalista, Marx afirmó que entre la sociedad capitalista y la comunista se halla un período de transformación revolucionaria donde el Estado debe ser necesariamente la dictadura revolucionaria del proletariado. Así, pues, el camino que conduce al comunismo debe necesariamente pasar por la dictadura proletaria. Al mismo tiempo señaló la necesidad objetiva de las dos fases del comunismo; la fase inferior: la sociedad socialista, y la superior: la sociedad comunista. En la sociedad socialista, los principales medios de producción son propiedad socialista bajo dos formas: propiedad de todo el pueblo y propiedad colectiva; el principio de la sociedad es: "De cada uno según su capacidad, a cada uno según su trabajo." En la sociedad comunista, todos los medios de producción pertenecen al pueblo entero; no existen más las diferencias esenciales entre el trabajo manual y el intelectual, entre la ciudad y el campo; no existen más las clases, tampoco el Estado. El hombre se desarrolla plenamente; el trabajo se convierte en una necesidad y costumbre de todos; las fuerzas productivas se desarrollan a un nivel extremadamente alto; los bienes se encuentran en gran abundancia. El principio de la sociedad es: "De cada uno según su capacidad, a cada cual según sus necesidades."

Marx fue el primero que trazó la línea de lucha del proletariado para su liberación: lo educó sobre su misión histórica, lo organizó y dirigió en la lucha por liberarse y liberar a toda la humanidad de la opresión y explotación. Al considerar la lucha revolucionaria como la razón de su vida y la fuente de su felicidad más grande, Marx luchó con todas sus fuerzas por la liberación del proletariado y desafió el terror y la represión desatada por el enemigo, así como los sufrimientos y privaciones de la vida cotidiana.

Durante toda su vida, Marx siempre estuvo en la primera fila de las luchas del proletariado, preocupado por organizarlo, educarlo y dirigirlo en la acción revolucionaria, a fin de derribar a la burguesía. Marx no sólo fue un pensador, sino que fue primeramente un militante revolucionario.

Durante la lucha por la causa revolucionaria del proletariado, Marx y Engels se enfrentaron a todas las corrientes de pensamientos no proletarios en el seno del movimiento obrero, desde el "socialismo prusiano" de los lassallianos en Alemania hasta el socialismo pequeñoburgués de los proudhonistas en Francia y en Bélgica; desde el oportunismo de derecha de los dirigentes sindicales ingleses hasta el aventurerismo de "izquierda" de los comunistas alemanes; desde el anarquismo de los bakuninistas en Rusia hasta el nacionalismo burgués en lo concerniente a los problemas de la guerra y la colonia, etc. Es precisamente a través de esta lucha como el marxismo se desarrolló, forjó y se convirtió en una arma invencible del proletariado.

Siendo el eminentísimo máximo líder del proletariado, Marx lo armó de importantes principios sobre la estrategia y táctica de la lucha revolucionaria, como son: establecer la hegemonía revolucionaria del proletariado por intermedio de su partido político en toda la obra de liberación de las masas trabajadoras; construir una sólida alianza entre el proletariado y las masas campesinas; ganar el apoyo de los campesinos en favor del movimiento revolucionario proletario, a fin de derrotar al capitalismo y edificar la sociedad nueva; coordinar el movimiento revolucionario proletario con otros movimientos democráticos y de liberación nacional; sujetarse siempre a los objetivos finales de la lucha de clases, sin subestimar las luchas para reivindicar los intereses inmediatos de la vida cotidiana; agrupar a las amplias masas y llevarlas hacia adelante; sustituir a tiempo las tácticas de lucha cuando las situaciones revolucionarias y la correlación de fuerzas entre las clases adversarias hayan cambiado; ser fiel al internacionalismo del proletariado, etcétera.

Carlos Marx ha muerto, pero su doctrina vive eternamente y, desarrolla cada día más su inmensa acción. Siempre hemos estimado altamente el papel de la teoría revolucionaria, afirmando que ella podrá perfectamente transformar la sociedad si considera las tres condiciones siguientes: 1) reflejar las leyes objetivas de la sociedad; 2) representar la ideología y los intereses de la clase-vanguardia de la sociedad, y 3) penetrar en las amplias masas y movilizarlas y dirigirlas en la lucha. La fuerza del marxismo reside en que refleja exactamente las leyes del desarrollo objetivo de la historia y representa a la clase más avanzada, más revolucionaria de la sociedad moderna: el proletariado. De ahí que penetre fácilmente en las amplias masas, conquiste el corazón y el alma de centenares de millones de hombres y movilice a las masas en la lucha sin compromiso y sin concesión contra el enemigo de clase —la burguesía internacional—, por la construcción de la sociedad comunista sin clases.

Lenin ha dicho:

La doctrina de Marx es todopoderosa porque es exacta. Es completa y armónica, dando a los hombres una concepción del mundo íntegra, intransigente con toda superstición, con toda reacción y con toda defensa de la opresión burguesa. Sólo el materialismo filosófico de Marx señaló al proletariado la salida de la esclavitud espiritual en que han vegetado hasta hoy todas las clases oprimidas. Sólo la teoría económica de Marx explicó la situación real del proletariado en el régimen general del capitalismo.[10]

Después de la muerte de Carlos Marx, Federico Engels, su amigo y compañero de lucha más íntimo, terminó las obras dejadas por aquél y, al mismo tiempo, enarboló la bandera del marxismo y dirigió el movimiento obrero hacia nuevos progresos. Engels creó y dirigió la II Internacional, impulsó el movimiento obrero internacional y llevó adelante la edificación de los partidos proletarios de carácter masivo en muchos países.

Continuador de Marx y Engels, Lenin desarrolló de manera creadora el marxismo en la nueva etapa histórica: la etapa del imperialismo y de la revolución proletaria. Luchó sin descanso contra el reformismo, el revisionismo derechista e "izquierdista" que existían en la II Internacional; asimismo, combatió contra el dogmatismo y otras tendencias oportunistas, defendió decididamente la pureza del marxismo y lo llevó hacia una nueva etapa de desarrollo, la etapa del leninismo, es decir, la de la agonía del imperialismo, en que la revolución proletaria se ha convertido en un problema directamente escrito en el orden del día del proletariado internacional. Las obras de Lenin, como: ¿Qué hacer?; Dos tácticas de la social democracia, Materialismo y empiriocriticismo; El Imperialismo, última etapa del capitalismo; La revolución proletaria y el renegado Kautsky; El Estado y la revolución; La enfermedad infantil del "izquierdismo" en el comunismo y muchas otras han enriquecido notablemente la teoría marxista en la filosofía, la economía política, el socialismo científico, en la estrategia y táctica de lucha del proletariado.

Lenin señaló la naturaleza y las particularidades del imperialismo y las contradicciones fundamentales que lo hacen la última etapa del capitalismo. Analizando el desarrollo del capitalismo en la etapa capitalista, Lenin descubrió la ley del desarrollo desigual del capitalismo y llegó a una conclusión sumamente importante: la revolución proletaria podría perfectamente triunfar primeramente en varios países o en un solo país. Lenin insistió en la violencia revolucionaria y la dictadura proletaria. Señaló que la tarea de la dictadura proletaria es luchar contra los enemigos de clase en el interior y exterior del país, edificar una sociedad nueva, la sociedad comunista sin clases, cuya obra importante sea plantear y poner en práctica “un tipo de organización social de trabajo más elevada en comparación con el capitalismo” y la tarea duradera y más complicada: transformar a millones de pequeños productores y suprimir la posibilidad de una resurrección del capitalismo.

Lenin manifestó también que para asegurar la victoria de la revolución proletaria, el proletariado ha de aliarse con las masas campesinas del país, con el proletariado de todos los países y los pueblos oprimidos de todo el mundo. El lema de lucha lanzado por Lenin: "Proletarios de todos los países y pueblos oprimidos, ¡uníos!", ha venido siendo el clarín que agrupa a todas las fuerzas revolucionarias del mundo en la lucha para derrotar al enemigo común, el imperialismo, a fin de conquistar la independencia nacional, la democracia y el socialismo.

Lenin construyó el partido bolchevique ruso, un partido de tipo nuevo del proletariado. Dirigió al proletariado y al pueblo trabajador de Rusia para hacer la revolución socialista de octubre de 1917 y establecer el primer Estado de la dictadura proletaria en el mundo. El triunfo de la revolución de octubre inició una nueva época en la historia de la humanidad: la del derrumbe del capitalismo y la del triunfo del socialismo en escala mundial.

Lenin fundó la Internacional Comunista, es decir, la III Internacional con el fin de remplazar la II Internacional degenerada después de la muerte de Engels, a causa de la traición de los revisionistas Berstein y Kautsky. La III Internacional ha jugado un papel importante en la defensa del espíritu revolucionario del marxismo, en el desarrollo del movimiento comunista y obrero internacional y en la preparación de las condiciones para que el proletariado de cada país haga la revolución, con vistas a derribar la dominación del imperialismo y conquistar el poder.

Después de la muerte de Lenin, Stalin, el discípulo y sucesor de Marx, Engels y Lenin, enarbolando la bandera revolucionaria del proletariado, luchó decididamente contra el oportunismo derechista e "izquierdista" y defendió la pureza del marxismo-leninismo, al mismo tiempo que lo aplicó de manera creadora en la edificación del socialismo en la URSS y en el desarrollo de la revolución mundial. Fiel al marxismo-leninismo, Stalin se esforzó por consolidar el partido en el plano ideológico y organizativo, defender y fortalecer la dictadura proletaria, llevar a cabo la industrialización socialista y la colectivización de la agricultura, desplegar la revolución cultural y practicar la igualdad entre las nacionalidades hermanas en la Unión Soviética, al igual que se esforzaba por ayudar las revoluciones de otros países del mundo. Por lo tanto, pudo asegurar y consolidar los frutos de la revolución, edificar la URSS y convertirla en un país socialista poderoso en medio de las cercas capitalistas.

Durante la Segunda Guerra Mundial el Partido Comunista (bolchevique) de la URSS, encabezado por Stalin, dirigió al ejército rojo y al pueblo soviético para llevar adelante una lucha extraordinariamente heroica; venció gloriosamente al fascismo, defendió el primer Estado socialista del mundo y creó condiciones favorables para el triunfo de la revolución en una serie de países de Europa Oriental y de Asia, incluyendo la victoria de la revolución de agosto en nuestro país. El acontecimiento histórico de primera importancia después de la revolución de octubre, es el triunfo de la revolución china que asestó un golpe demoledor a las fortificaciones del imperialismo en Asia, e hizo inclinar la balanza de fuerzas en el mundo al lado de la paz, la independencia, la democracia y el socialismo.

Hoy día, se ha establecido un sistema socialista mundial compuesto por trece países de tres continentes con más de mil millones de habitantes. El movimiento de lucha de la clase obrera y del pueblo trabajador por la democracia y el progreso social en los países capitalistas y el movimiento de liberación nacional en Asia, África y América Latina se están desarrollando vigorosamente. El sistema colonial del imperialismo está en vías de una rápida disgregación y ninguna fuerza reaccionaria podrá salvarlo.

Ese es el brillante triunfo del marxismo-leninismo. Y es también el mérito más grande de Marx y, de manera más general, de todos los fundadores del comunismo científico y sus continuadores que desarrollaron el marxismo en las condiciones nuevas de la historia del mundo.

2 - ¿Cómo aplicó nuestro partido el marxismo-leninismo en Vietnam?

1. La revolución nacional democrático-popular

2. La revolución socialista

3. La cuestión de la violencia en la revolución vietnamita

4. La dictadura de democracia popular

5. Estrategia y táctica del Partido

6. La edificación del Partido

3 - Adelante bajo la bandera del marxismo-leninismo para cumplir gloriosamente nuestras tareas inmediatas

1. Dupliquemos los esfuerzos por llevar la resistencia contra los agresores yanquis a la victoria final

2. Continuamos la edificación del socialismo y cumplimos la transformación socialista

3. Junto a los pueblos del mundo luchamos por la paz, la independencia nacional, la democracia y el socialismo

4. Llevemos adelante el estudio del marxismo-leninismo

4 - La experiencia revolucionaria vietnamita

  1. C. Marx, Obras escogidas (versión española), Editorial Progreso, Moscú.
  2. V. I. Lenin, Marx, Engels y el marxismo (versión española). Editora Política, La Habana.
  3. F. Engels, El Capital de Marx, en Obras escogidas (versión española), Editorial Progreso, Moscú, Tomo I, p. 440.
  4. ¿Acaso en los países asiáticos existen relaciones de producción especialmente distintas de las relaciones arriba mencionadas? Y, ¿en qué consiste concretamente el modo de producción asiático? Son cuestiones que requieren estudios profundos antes de llegar a conclusión seria.
  5. C. Marx, Obras escogidas (versión española), Ed. Progreso, Moscú, Tomo I, p. 341.
  6. C. Marx, Tendencia histórica de la acumulación capitalista en Obras escogidas (versión española), Editorial Progreso, Moscú, Tomo I, p. 438.
  7. C. Marx y F. Engels, Op. cit., pp. 20, 21 Y 30.
  8. Ibid.
  9. C. Marx, "Cartas a J. Weydemeyer" en Obras escogidas, Tomo II, p. 448.
  10. V.I. Lenin, Obras escogidas (versión española), Tomo I, pp. 64 y 69. Ediciones en Lenguas Extranjeras, Moscú.