Menú alternativo
Menú alternativo personal
No has accedido
Tu dirección IP será visible si haces alguna edición

Biblioteca:Historia de Cuba. Nivel Medio Superior/Capítulo 4: La sociedad cubana entre 1935 y 1952: alternativas y movilización popular

De ProleWiki, la enciclopedia proletaria
Revisión del 05:50 28 sep 2024 de Ismael (discusión | contribs.)
(difs.) ← Revisión anterior | Revisión actual (difs.) | Revisión siguiente → (difs.)


El período que se inicia con el cierre del ciclo revolucionario presenta como característica más destacada la aplicación de políticas reformistas desde los distintos gobiernos que se sucedieron; estos fueron los presididos por Carlos Mendieta (1934-1935), José A. Barnet (1935-1936), Miguel Mariano Gómez Arias (1936), Federico Laredo Brú (1936-1940), Fulgencio Batista Zaldívar (1940-1944), Ramón Grau San Martín (1944-1948) y Carlos Prío Socarrás (1948-1952).

Cuba continuaba desenvolviéndose en las condiciones del estancamiento económico, no resuelto ni por Machado ni por el proceso revolucionario que no logró consolidarse, por tanto, ese era el problema esencial. En todos estos años, además, ocurrieron acontecimientos internacionales que influyeron directamente en la situación cubana, como fueron la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), el surgimiento de procesos en países de Europa que integraron lo que se denominó campo socialista, la Revolución China, la reconstrucción de posguerra, con la posición hegemónica de Estados Unidos dentro del mundo capitalista, y la instrumentación de la Política de Guerra Fría y sus manifestaciones diversas. Otros hechos tuvieron hondo impacto en la movilización popular como la Guerra Civil Española (1936-1939) y el enfrentamiento al fascismo.

En general, el país salía de un período muy convulso en el que los grupos oligárquicos habían buscado la solución a los problemas por medio de un gobierno dictatorial, mientras los sectores populares habían desatado un proceso revolucionario de profundas consecuencias, que tendría repercusiones inevitables en la sociedad cubana. No se podía volver a la situación anterior a ese proceso, las medidas promovidas durante el gobierno provisional dirigido por Grau tampoco podían ya omitirse totalmente, por tanto tenían que producirse cambios ineludibles.

4.1 Los problemas estructurales de la economía y la alternativa reformista (1935-1940)

Como se ha estudiado en el capítulo anterior, la economía monoproductora y monoexportadora había dado señales de agotamiento cuando la industria azucarera no pudo mantener su crecimiento y, por tanto, se estancó. El gobierno de Machado había planteado un programa de soluciones a esta crisis sin poder resolverla; por tanto, la necesidad de encontrar soluciones se mantenía. Por otra parte, la convulsión del proceso revolucionario obligaba a la oligarquía a ofrecer políticas que aquietaran los ánimos para no correr el riesgo de otra situación como la vivida a partir del 4 de septiembre, de manera que se apeló a la instrumentación de reformas desde el poder en combinación con la represión.

Estados Unidos, por su parte, después de los efectos desastrosos de la crisis económica mundial de 1929 y del proceso revolucionario cubano, también estaba interesado en la estabilización de Cuba y de sus relaciones bilaterales, de manera que había consenso para la aplicación de reformas.

4.1.1 Mecanismos de estabilización

El gobierno estadounidense de Franklin Delano Roosevelt apoyó de inmediato al gobierno presidido por Mendieta promovido desde Estados Unidos. Lo primero fue su reconocimiento oficial y después la recomposición de los instrumentos bilaterales en las nuevas circunstancias. Roosevelt había declarado que su gobierno mantendría relaciones de "Buen Vecino" con los países del área, por lo que se utilizaron nuevos mecanismos para ejercer el dominio neocolonial, de manera más sutil y efectiva. Estos mecanismos se empezaron a aplicar a Cuba a partir de 1934.

El primer cambio fue la aprobación por el Congreso norteamericano del sistema de cuotas para los abastecedores de azúcar de su mercado por medio de la llamada Ley Costigan Jones. Esto era una novedad en la política norteña. En vez de utilizar aranceles proteccionistas, como la tarifa Hawley Smoot de 1930, que encarecía el producto a los consumidores y no garantizaba las ventas a los proveedores que les interesaba proteger directamente, ahora se pasaba a un sistema de cuotas que dirigía con precisión cada tres años lo que se iba a adquirir y dónde.

Para Cuba, el sistema de cuotas tuvo consecuencias ambivalentes pues, por un lado, estabilizaba el mercado estadounidense para el producto cubano frente a la brusca y rápida reducción que había sufrido como consecuencia de la tarifa Hawley Smoot; pero, por otro, eliminaba las posibilidades de mantener el crecimiento azucarero.

Las cifras que se tomaron para establecer la cuota de Cuba fueron las del trienio 1931-1933, por lo que se asumió el período más crítico, cuando el azúcar cubano era desplazado del mercado estadounidense de manera abrupta, de ahí que le correspondiera el 29,4 % del consumo previsto en Estados Unidos. La cuota se acompañó de una rebaja en los aranceles al azúcar a 1,87 centavos por libra, que para Cuba quedaba en 1,50. Era un golpe fuerte porque reducía casi a la mitad la participación histórica del dulce cubano en aquel mercado; sin embargo, detenía el desplazamiento de que había sido víctima a partir de 1930. Era, por tanto, una regulación que permitía la estabilización a bajos niveles.

En el orden económico, el siguiente instrumento fue la firma de un nuevo Tratado de Reciprocidad Comercial en agosto de 1934. Este era uno de los instrumentos básicos de la "Buena Vecindad", que ya se había utilizado con otros países y que llegó a Cuba cuando se consideró que había un gobierno adecuado.

El nuevo Tratado comercial era más leonino que el anterior, pues Cuba otorgaba rebajas de sus aranceles entre un 20 y un 60 % a más de 400 productos norteños, a cambio de recibir reducciones en el arancel estadounidense entre el 20 y el 50 % a 35 artículos cubanos. La desproporción era enorme. Para el azúcar cubano se aprobó un derecho de solo 0,90 centavos por libra en la Aduana norteamericana, lo que era una rebaja bien significativa para las ganancias de los exportadores, pero que no representaba ninguna ventaja en la competencia en ese mercado, pues estaba regulado por el sistema de cuotas. La producción de azúcar seguía estancada, sirva de demostración que la zafra de 1939 duró apenas 67,8 días y se produjeron menos de 3 millones de toneladas.

Este convenio comercial había sido muy solicitado por los grupos oligárquicos cubanos y, a pesar de su desproporción, fue recibido con júbilo pues garantizaba el mercado norteño para el dulce cubano aunque fuera en cifras inferiores a las históricas. La concentración del comercio cubano con Estados Unidos se hacía más fuerte, como puede verse en la tabla siguiente. La dependencia se expresaba una vez más:

Aceleración de la concentración geográfica del comercio exterior de Cuba (en millones de pesos) Importaciones de Cuba[1]
Año Totales Estados Unidos Porcentaje de Estados Unidos
1934 73 41 56,2
1936 103 67 65,0
1938 108 77 71,3
1940 116 91 78,4

El estancamiento de la economía cubana puede apreciarse también en la salida de capital norteamericano de Cuba, en especial de la industria azucarera: en 1928 había 74 centrales de propiedad estadounidense en los que comenzaba un proceso de desmantelamiento o venta a empresarios cubanos pues ya no resultaba un rubro atractivo para el capital estadounidense. Solo conservaron los más productivos que representaban el 42 % de la producción total. En general, las inversiones totales bajaron a $666 000 000 en 1935-1936 y su aumento posterior no alcanzó nunca la cifra de la década de los veinte.

Propiedad de los centrales (por nacionalidad)[2]
Propietarios 1939 1953
Cubanos 56 114
Norteamericanos 66 41
Otros 51 6
Total 173 161

En el orden político, la medida principal fue la firma de un nuevo Tratado Permanente de Relaciones, el 29 de mayo de 1934. Por el nuevo convenio, se abolía el firmado en 1903 y, con él, algunos de los artículos de la Enmienda Platt, como el derecho a la intervención; sin embargo, otros artículos se reproducían o mantenían su vigencia. Es el caso del arrendamiento de terrenos para la Base Naval de Guantánamo cuyos límites se respetaban, la validez de los actos realizados por la ocupación militar y el derecho a suspender las comunicaciones entre los puertos y el territorio en caso de brote de enfermedad contagiosa. Se había consolidado el sistema de dominio neocolonial, por lo que la dependencia se aseguraba por otros medios en las nuevas circunstancias. El nuevo Tratado fue objeto de mucha propaganda como "abrogación de la Enmienda Platt".

Los instrumentos de la "Buena Vecindad" abarcaron otros campos como la ayuda técnica y los mecanismos financieros, pero los señalados aquí fueron los más significativos para Cuba. En especial, el sistema de cuotas quedó de manera permanente y, cada tres años, cuando se revisaban las cuotas, los grupos oligárquicos volvían a presionar para preservar el mercado norteamericano, en lo que el Gobierno se veía involucrado para solicitar un buen tratamiento a Cuba, pero esto llevaba también a hacer concesiones, aunque los resultados no fueran los mejores. En la revisión de 1937, por ejemplo, se redujo a 28,6 % la participación cubana, siempre en beneficio de los productores estadounidenses.

Internamente también se aplicaron políticas estabilizadoras, por las que se crearon organismos como el Instituto Cubano de Estabilización del Café. En 1937, Batista dio a conocer un llamado Plan Trienal o de Reconstrucción Económica y Social que propugnaba un grupo de medidas de estabilización, de las cuales la de mayor impacto fue la Ley de Coordinación Azucarera de ese año.

En general, se estabilizaba la situación económica cubana, pero en bajo nivel ya que la crisis estructural se mantenía. La monoproducción y monoexportación seguían siendo las características esenciales de la economía cubana, aunque la industria azucarera continuaba estancada, dependiente del mercado norteamericano sujeto al sistema de cuotas, como se ha visto, por lo que no podía crecer; sin embargo, no se lograba la ansiada diversificación de la producción. Por tanto, el problema de la crisis se mantenía como condicionante de la vida del país.

Actividades para el estudio independiente

1. Elabora una cronología de los principales acontecimientos acaecidos en la relación económica de Cuba con Estados Unidos en este período. A partir de esta cronología:

a) Explica la situación de la industria azucarera.

b) Analiza cómo se expresó el dominio neocolonial en esta etapa.

2. ¿Qué efectividad tuvieron los mecanismos de estabilización aplicados a partir de la situación cubana y sus contradicciones? Fundamenta tu respuesta.

4.1.2 La situación política después del ciclo revolucionario

Como se ha estudiado, el proceso revolucionario de los años 30 creó una nueva situación en el país, aunque no lograra realizar la transformación revolucionaria. Los sectores populares habían protagonizado intensas luchas y la oligarquía había perdido el poder político temporalmente, por lo que para esta se imponía reorganizar y fortalecer su dominio en las nuevas circunstancias.

El proceso vivido con el machadato y la lucha de las distintas fuerzas de oposición habían desgastado a los partidos políticos tradicionales, por lo que la recomposición del poder oligárquico requería de la reestructuración de su representación política. Las organizaciones populares, por su parte, habían quedado descabezadas y debilitadas, pero ya habían mostrado sus potencialidades de lucha. ¿Cómo se realizó esta recomposición del poder?

El intento de crear un gobierno de Concentración Nacional, con los diversos grupos políticos que habían actuado en la oposición al gobierno de Grau, en coordinación con la Embajada de Estados Unidos, debía dotar de estabilidad política al país, para lo cual contaban con la represión legalizada. Ya no se trataba de los partidos Liberal y Conservador, sino de múltiples partidos de diferentes dimensiones y posible influencia electoral que debían concertarse en el esfuerzo por superar su crisis de poder.

La política de "Buena Vecindad" estableció, entre sus nuevos instrumentos, el uso de las fuerzas armadas dentro de los países del área para controlar las situaciones internas, lo que se conoció con el nombre de militarismo. En Cuba, se había avanzado en este camino con la figura de Batista y la reestructuración de este cuerpo a partir del 4 de septiembre.

El ejército constitucional pasó a desempeñar ese papel político con la jefatura de Batista. Decretos y reglamentaciones aprobadas a partir de 1933 dieron a las fuerzas armadas el poder para actuar impunemente y convirtieron a Batista en el gran caudillo militar. Por tanto, Batista fue la figura política interna más importante para el logro de la estabilización desde los intereses del poder oligárquico interno y el imperialismo estadounidense. Su lugar se fortaleció al asumir proyectos sociales bajo la dirección del cuerpo militar.

Una vez controlada la situación política en lo fundamental, se convocó a elecciones para restablecer la institucionalidad rota con el convulso acontecer desde la reelección de Machado. Los comicios realizados en 1936 incluyeron por primera vez la participación de la mujer como electora y elegible, lo que era resultado del proceso revolucionario. Ese año se retornaba a la supuesta normalidad con la toma de posesión del presidente electo, Miguel Mariano Gómez; pero sus contradicciones con Batista por el control real del poder llevaron a que se impusiera la fuerza del jefe del ejército: el senado acordó la destitución del presidente por lo que el vicepresidente, Federico Laredo Brú, asumió la Primera Magistratura. Aunque no exento de contradicciones internas, el poder político entró en una etapa de estabilización de su funcionamiento hasta 1952.

En este contexto, las fuerzas revolucionarias sufrieron un período de repliegue. A raíz de la huelga de marzo de 1935, algunos de los dirigentes de mayor prestigio que estaban en Cuba fueron a prisión por unos meses, mientras, como se ha visto, abortaba el plan guiterista con el asesinato de su jefe. Otros estaban en el exilio, como Pablo de la Torriente Brau y Raúl Roa. Entre las organizaciones que se crearon entonces, como continuidad del proceso revolucionario, se encuentran Izquierda Revolucionaria, con Ramiro Valdés Daussá y Eduardo Chibás, entre otros, mientras Pablo de la Torriente, Roa y Gustavo Aldereguía fundaban y sostenían ORCA (Organización Revolucionaria Cubana Antiimperialista) con el primero como secretario general, cuyo vocero, el periódico Frente Único, entraba clandestinamente en Cuba. También se hacían intentos unitarios para la etapa de la liberación nacional de la revolución, como las conversaciones realizadas por estas dos organizaciones y el Partido Comunista, Partido Agrario Nacional (PAN) y Partido Aprista Cubano (PAC), pero no se pudo consolidar la unidad y prevaleció la dispersión, lo que debilitaba las posibilidades del movimiento revolucionario.

Así veía Roa la posición de los revolucionarios entonces:

[...] Nuestra postura no puede ser otra que tirarnos a la torrentera, cosa que ya hemos hecho [...] hundirse y salir de nuevo para hundirse otra vez; pero salir siempre a flote y salir de una vez y al fin para, mansa fiera el remolino en nuestras manos, no hundirse más hasta que devengamos antítesis del proceso histórico, hasta que devengamos farallón de la torrentera [...][3]

Las fuerzas populares y revolucionarias, en el reflujo de la revolución, se preparaban para futuras etapas de combate. El movimiento obrero y comunista también tuvo que atravesar por esa situación después de la huelga de marzo de 1935. Obreros, estudiantes e intelectuales fueron los más perseguidos por la represión después de la huelga, por lo que llenaron las cárceles y fueron víctimas de las torturas, aplicación de la ley de fuga, "suicidios" y envenenamientos. En esto los comunistas y los dirigentes de la CNOC fueron los más asediados.

La celebración del VII Congreso de la Internacional Comunista, en 1935, abrió el análisis de los problemas de la época, especialmente el ascenso del fascismo, y planteó la necesidad de promover la creación de frentes populares y frentes antiimperialistas; a este Congreso asistió una delegación cubana encabezada por Blas Roca, lo que permitió comprender este asunto también referido a las condiciones internas cubanas cuestión en la que se venía trabajando desde inicios del año. El Partido Comunista buscó la concertación de un frente unido antiimperialista y contra los que calificaba de "lacayos" y "traidores del pueblo" —Mendieta y Batista—, con IR, ORCA y también con Joven Cuba y el PRC (A). En esta labor, desarrollaron campañas por la amnistía a los presos políticos y se crearon Comités de Frente Único a niveles locales, pero no se logró sostener la concertación para la unidad.

En medio del ambiente de terror imperante, la ilegalizada CNOC realizó su IV Pleno en julio de 1935 para establecer las estrategias de lucha en esas condiciones, donde ocupaba un lugar fundamental el frente único, la unidad sindical y el frente popular antiimperialista. El PC realizó el VI Pleno de su Comité Central en octubre, donde se abordó la reconstrucción del movimiento sindical. Aquí se acordó trabajar por la creación de un amplio frente popular de lucha por la completa independencia económica y política de Cuba, la democracia y el progreso social. Como era un partido ilegal, el PC decidió crear en 1937 una organización de vida legal, con comunistas menos conocidos por su militancia, que se llamó Unión Revolucionaria. Este partido sería el encargado de buscar la unidad con otras fuerzas dentro de la legalidad.

La reorganización sindical y la política de frente popular permitió que el movimiento obrero iniciara de nuevo un ascenso en sus luchas por demandas económicas y sociales.

Los estudiantes atravesaban por etapas similares. Los centros estudiantiles habían sido tomados militarmente a raíz de la huelga, por lo que el movimiento estudiantil se propuso, en primer lugar, rescatar los centros educacionales del control militar, tanto la Universidad como los de segunda enseñanza. También luchaban contra la eliminación de las cuotas de matrículas gratis y contra el aumento del costo de las pagadas en los centros estatales, lo que limitaría aún más el acceso de los estudiantes pobres al estudio. El Comité Estudiantil Universitario, creado en la Universidad de La Habana, mantuvo la movilización y un paro estudiantil que duró más de dos años. Al final, lograron la victoria al desmilitarizar los planteles y retornar a clases de manera normal en 1937, lo que era un triunfo frente al régimen. En estas condiciones, se volvió a organizar la Federación Estudiantil Universitaria (FEU).

En el contexto del repliegue de la revolución y la reestructuración de sus fuerzas, se produjo el ascenso de los grupos reformistas, en especial del Partido Auténtico. El PRC (A), con la propaganda en torno a la figura de Grau y del gobierno provisional que había presidido, fue ganando popularidad como una posible alternativa de solución a los problemas cubanos.

La dirección auténtica se encontraba mayoritariamente en el exilio, en México y en Estados Unidos, sobre todo después de la huelga y, aunque con algunas divisiones internas, logró realizar la movilización de la opinión pública en su favor. Sin embargo, su posición anticomunista rechazó todo intento de unidad o frente único con fuerzas comunistas o de influencia marxista, aunque tampoco aceptó los vínculos en plano de igualdad con otras organizaciones. De manera que actuó solo como partido con su programa reformista en las luchas políticas cubanas del período.

4.1.3 Contexto internacional y su influencia en la situación cubana

Como se ha dicho, en estos años se produjeron acontecimientos internacionales que tuvieron honda repercusión en Cuba. Uno de ellos fue la instauración de la República española y su defensa durante la Guerra Civil (1936-1939). Los vínculos históricos y culturales con España, más la cuantía de los inmigrantes españoles asentados en Cuba, creaban una relación muy especial con la situación en España. En el Censo de 1931 se contaban un total de 257 596 ciudadanos españoles en la Isla, la cifra más alta de todos los extranjeros en Cuba. Además, la causa de la República española movilizó la conciencia de muchas personas en el mundo y Cuba fue parte de ello.

Aquí se abrió un fuerte debate cuando se produjo el alzamiento falangista encabezado por Francisco Franco contra la República, de manera que se enfrentaban los partidarios del falangismo, que fue la denominación que asumió el fascismo en España con el Partido Falange Española, y los defensores de la República. El movimiento popular se solidarizó con los republicanos.

Frente a las organizaciones falangistas en Cuba, surgieron organizaciones de ayuda y solidaridad con el pueblo español, como el Frente Democrático Español, que agrupaba a algunas de aquellas organizaciones, el Comité de Defensa del Frente Popular Español, el Comité Antifascista Pro-Ayuda del Pueblo Español y otras. También surgieron publicaciones como Ayuda! y Mediodía, esta última contaba con figuras de la intelectualidad cubana marxista como Mirta Aguirre, Ángel Augier, José Antonio Portuondo, Carlos Rafael Rodríguez y Nicolás Guillén, quien era el director.

Los intelectuales cubanos enviaron una representación al Congreso por la Libertad de la Cultura en España, integrada por Juan Marinello, Nicolás Guillén, Félix Pita Rodríguez, Alejo Carpentier y Leonardo Fernández Sánchez, este último activo luchador desde su época de estudiante del Instituto de La Habana, junto a Mella, en lo que fue el inicio de una larga trayectoria revolucionaria. Guillén señaló la importancia que tuvo para él aquel acontecimiento: "En Valencia ingresé en el Partido Comunista, en 1937 [...] resumiendo le diré que fueron dos acontecimientos, la caída de Machado y la lucha del pueblo español contra Franco los que impulsaron mi vocación revolucionaria, política [...]"[4]

Fig. 4.1 Pablo de la Torriente Brau

La solidaridad cubana fue múltiple, en envíos de donativos en azúcar, tabacos, alimentos diversos y ropa, pero lo más destacado fue el contingente de cerca de mil cubanos que fueron a combatir con los republicanos. El Partido Comunista y otras organizaciones se ocuparon del reclutamiento y traslado de los voluntarios a España. Uno de ellos, Pablo de la Torriente Brau (fig.4.1), escribió a Raúl Roa en agosto de 1936 desde Nueva York, antes de partir para España donde cayó combatiendo: "En el orden personal, aquél es hoy mi centro imaginativo y revolucionario. Allí está la maravillosa lección única. La oportunidad de vivir. De que las pupilas vean algo digno de ser visto por un hombre. [...] Y, sobre todo, voy porque la revolución cubana pende en estos momentos de la española; porque allí está el prólogo [...]".[5]

Aquel fue un acontecimiento que estremeció al pueblo cubano y que impulsó al movimiento popular a acciones extraordinarias de internacionalismo.

Otras causas estimularon actitudes solidarias en las organizaciones populares, como el gobierno revolucionario encabezado por Lázaro Cárdenas en México o la condena a la invasión italiana y japonesa a Abisinia (actual Etiopía) y a China, respectivamente, pero la causa española logró la mayor movilización solidaria, a la que siguió la lucha antifascista en general.

El ascenso del fascismo en Europa creó condiciones nuevas en el panorama político cubano pues las fuerzas antifascistas y democráticas se movilizaron, en lo que la solidaridad con la República española fue una de sus primeras expresiones. De nuevo se plantearon alternativas de unidad. Si hubo intentos desde 1935 por crear un frente único sin resultados concretos, la nueva circunstancia permitió impulsar el Bloque Revolucionario Popular en 1937, a partir de la Unión Revolucionaria, la Organización Auténtica (OA) que era un desprendimiento auténtico, el Partido Aprista Cubano, Izquierda Revolucionaria y el PAN. El PRC (A) se opuso a ese intento y atrajo a algunas de las organizaciones comprometidas, lo que impidió la permanencia de este Bloque.

La situación internacional también incidió en la política gubernamental, especialmente en su "hombre fuerte", Batista, quien se mantenía al frente del ejército. El gobierno de Estados Unidos había definido una política de contención del avance nazi-fascista en el área, por lo que planteó la alianza con las fuerzas democráticas antifascistas, de ahí que Batista siguiera esta línea, lo que se expresó desde 1937 en algunas aperturas al movimiento popular, como permitir los actos en respaldo a la República Española y, en 1938, la legalización de todos los partidos políticos, lo que incluyó al PC, de ahí que en 1939 se fundieron el PC y Unión Revolucionaria, cambiando el nombre por Partido Unión Revolucionaria Comunista (PURC). Además, Batista hizo pronunciamientos de corte democrático y hasta de algún tono nacionalista, en correspondencia con su alineamiento con las posiciones estadounidenses, que provocaron la crítica de las fuerzas más retrógradas dentro de la representación oligárquica, por tanto parecía que el jefe del ejército asumía posiciones que lo distanciaban de los grupos más reaccionarios. En este contexto, se produjo la reapertura de la Universidad, ya vista, el restablecimiento de la autonomía universitaria y una amnistía general en diciembre de 1937.

En el nuevo clima político creado, el campesinado avanzó organizativamente y pudo celebrar congresos campesinos, cuya mayor expresión fue el Primer Congreso Campesino celebrado en La Habana, en octubre de 1937, con representación de cinco provincias, donde se pronunciaron contra los desalojos, por el derecho a la tierra, contra los intentos de arrebatarles las tierras realengas, por la necesidad de escuelas y la organización de este grupo social. Líderes campesinos como Romárico Cordero, Dioscórides del Pino, Gilberto del Pino, Eladia León y otros se destacaron en la organización y desarrollo de este evento que acordó crear una Comisión Permanente para atender los temas discutidos.

El PC celebró su III Asamblea Nacional entre el 10 y el 15 de enero de 1939, en la cual los puntos esenciales fueron: la unidad de las fuerzas revolucionarias y democráticas con vistas a la Asamblea Constituyente, la lucha antifascista y la unidad para vencer al fascismo. Era la primera asamblea comunista realizada en la legalidad.

Un hecho muy importante en aquel momento fue la celebración del Congreso Nacional Obrero entre el 24 y el 26 de enero de 1939, en La Habana. Era la culminación del proceso de reorganización del movimiento obrero. En septiembre de 1938 se había celebrado el Congreso Obrero Latinoamericano en México al que había asistido una delegación cubana. En aquel cónclave se constituyó la Confederación de Trabajadores de América Latina (CTAL) que instaba a la unidad de los trabajadores de nuestros pueblos. De regreso a Cuba, Lázaro Peña y sus compañeros organizaron el Congreso cubano en el que estuvieron representadas, además de 789 organizaciones obreras, otras de diferente representatividad política y social como el PC, Unión Revolucionaria, Agrupación de Jóvenes del Pueblo, Hermandad de Jóvenes Cubanos, Federación de Sociedades Negras, Comité Gestor Pro Congreso Nacional Femenino, Comité de Ayuda al Pueblo Español, Casa de la Cultura, Comité Contra la Discriminación y otras.

Este Congreso, que tuvo una proyección unitaria, discutió los problemas principales de organización, formas de lucha y las demandas económicas y sociales de los obreros, pero lo más importante fue el acuerdo de fundar la nueva organización de todos los trabajadores cubanos: la Confederación de Trabajadores de Cuba (CTC) afiliada a la CTAL. La CTC agrupaba a las Federaciones y organismos sindicales de todas las tendencias y eligió como secretario general al comunista Lázaro Peña González (fig. 4.2), de amplia trayectoria en las luchas obreras desde su procedencia tabacalera. El reconocimiento legal no se produjo hasta 1943, aunque la CTC funcionó públicamente sin ser perseguida.

Fig. 4.2 Lázaro Peña González

Discurso inaugural del Congreso Obrero de 1939 por Lázaro Peña

[...] la mayor significación de nuestro Congreso, radica en esa unidad consciente, que no oculta las diferencias sostenidas, sino que se basa en ellas, para abolirlas en la acción cotidiana y por la acción de la unidad.

Nosotros, los trabajadores, queremos unirnos hoy para defender nuestro pan, nuestro salario y nuestra jornada. Queremos hacer de nuestra unidad [...] palanca que defienda nuestras reivindicaciones, ariete formidable para vencer las resistencias de las compañías poderosas que todavía ignoran leyes y desprecian gobernantes. Queremos hacer de ella, defensa de los intereses de toda la clase obrera, pero queremos también que sea defensa de los intereses de toda la Nación.[6]

La nueva organización obrera nacional definía como objetivo central en sus Estatutos la tenaz defensa de los intereses de los trabajadores y trabajar por el logro de un régimen de verdadera democracia y justicia social que pusiera fin a la explotación del hombre por el hombre.

Otro acontecimiento importante de aquel momento fue la celebración del Tercer Congreso Nacional de Mujeres en marzo de 1939, auspiciado fundamentalmente por las fuerzas del PURC y que tenía por lema: "Por la mujer, por el niño, por la paz y el progreso de Cuba". En la coyuntura internacional en que se insertaba la celebración del congreso femenino, el problema de la guerra imperialista ganó un amplio espacio para repudiarla y pronunciarse a favor de la paz. En este Congreso estuvieron representadas las mujeres obreras y las negras y sus pronunciamientos estuvieron centrados en la igualdad de ambos sexos, que debía ser sancionada en las leyes, además de los derechos de la mujer trabajadora, de las mujeres negras, sin dejar de hacer énfasis en el llamamiento a la paz. Uno de los aspectos tratados fue el de demandar una Asamblea Constituyente que recogiera los derechos de la mujer.

Actividades para el estudio independiente

1. A partir de 1935, las fuerzas revolucionarias actuaron en un contexto adverso. Argumenta con tres elementos esa afirmación.

2. Construye un esquema en el que relaciones los acontecimientos internacionales más importantes con su influencia en Cuba.

3. Elabora un cuadro sinóptico con los principales acontecimientos que evidencian la permanencia de un movimiento de lucha popular en Cuba y sus tendencias.

4. Selecciona las expresiones más importantes del movimiento revolucionario en estos años, y valora las posibilidades que tenían en ese período de desarrollar un movimiento revolucionario capaz de tomar el poder político.

5. Analiza las posibilidades de unidad entre las fuerzas revolucionarias y su materialización o no en el período.

6. Compara los resultados del Congreso Nacional Obrero de 1939 con los del III Congreso de 1925, en Camagüey, estudiado en el capítulo anterior, en cuanto a su contexto, proyección política y resultados organizativos.

4.2 Estabilización, reformismo y crisis (1940-1952)

En este período, los gobiernos que actuaron estuvieron bajo el dominio de Batista o del Partido Auténtico, pero en todos los casos operaron en el contexto del estancamiento de la economía cubana; además se produjo la institucionalización a partir de la implementación de una nueva Constitución y la estabilidad de los gobiernos regidos por ella hasta 1952. El movimiento popular se vería influido por los acontecimientos internacionales, tanto para impulsar su avance como para frenarlo. En estos años, sin embargo, se profundizaría la crisis cubana de modo que se abrió una nueva etapa a partir de 1952.

4.2.1 Estancamiento económico y reformas. Impacto de la Segunda Guerra Mundial y la posguerra

Los problemas de la economía fueron objeto de discusiones entre los economistas en las décadas del 40 y el 50. Se discutían los conceptos de crecimiento y desarrollo en relación con la situación cubana, también se debatía sobre programas económicos para Cuba, tanto elaborados por las corporaciones económicas cubanas como por expertos estadounidenses.

Carlos Rafael Rodríguez fue uno de los más destacados economistas que entraron en el debate, en su caso desde las posiciones del marxismo. En este aspecto, explicaba en 1955 que, en Cuba, durante los primeros veinticinco años del siglo no se había producido un desarrollo sino un crecimiento, "porque no hay desarrollo económico cuando el crecimiento de las fuerzas productivas se realiza de manera tal que conduce a una estructura económica que, en vez de hacer avanzar al país de la condición de subdesarrollado a la de desarrollado, contribuye a mantener o a agravar el de país subdesarrollado de aquel."[7] Justamente porque aquellos años habían sido los del gran crecimiento azucarero, fue cuando se produjo la gran deformación de la economía cubana que llevaba al "antidesarrollo".

En aquellos debates se planteaban problemas de fondo en el aspecto conceptual y en el programático. Cuba se debatía en una crisis cuyos contenido y soluciones se veían a partir de los intereses que representaban los participantes en las discusiones. Las corporaciones económicas burguesas no podían desprenderse de su dependencia a Estados Unidos y buscaban remedios dentro del sistema neocolonial.

A pesar de la búsqueda de estabilización en la economía, la industria azucarera siguió estancada. Al estallar la Segunda Guerra Mundial se produjo un alivio temporal de la situación cuando, en 1941, se firmó un Convenio Comercial Suplementario que eliminaba la cuota para garantizar la contribución cubana en azúcar a los Estados Unidos durante el conflicto. También se acordó la venta de las zafras globales cubanas a ese país, como contribución de guerra, desde 1942 hasta 1947. Aunque los precios fueron inferiores a los del mercado mundial, esto estimuló la producción de azúcar en la Isla, sin que hubiera una expansión de la industria como había sucedido durante la Primera Guerra Mundial. No hubo nuevos centrales, solo se utilizó la capacidad instalada para producir de acuerdo con la demanda estadounidense. Coyunturalmente, Cuba recuperó su lugar en el mercado norteamericano abasteciendo más del 50 % del azúcar que entraba allá, pero su industria no creció, solo volvió a producir 4 millones de toneladas en 1944, por debajo de la capacidad existente.

El impacto de la Segunda Guerra Mundial se sintió en otros aspectos de la economía. Como consecuencia del conflicto, se afectó el suministro de abastecimientos por dificultades en la transportación y de producción en los países en guerra. La escasez de productos de primera necesidad y la especulación que provocó, llevó a que el gobierno de Batista tuviera que aplicar una política de regulación a través de la Oficina de Regulación de Precios y Abastecimientos (ORPA). Esta oficina no controló efectivamente los precios, por lo que la especulación se mantuvo y muchos de sus funcionarios y de otras dependencias gubernamentales hicieron grandes negocios con eso. También se creó la Junta de Economía de Guerra para ocuparse de los problemas de la economía en aquellas circunstancias.

Los efectos de la guerra permitieron desarrollar algún comercio en el área latinoamericana, aumentar las exportaciones e importaciones y extraer minerales estratégicos para la industria bélica estadounidense como níquel, hierro, manganeso y cobalto. En estos rubros se realizaron inversiones por las grandes empresas norteamericanas, así como en la refinación de petróleo, en lo que tuvo un lugar especial el níquel con la inversión de la Freeport Sulphur, del grupo Rockefeller, que puso en explotación la planta de Nicaro durante los años de guerra. Otras inversiones se dirigieron a manufacturas y a servicios públicos. La Segunda Guerra Mundial reanimó la actividad económica temporalmente.

La reanimación operó durante la coyuntura de la guerra pues, una vez terminada la contienda, se cerró la planta de Nicaro y se volvió al sistema de cuotas azucareras en 1948. La cuota de 1948 otorgó a Cuba el 27, 13 % del consumo norteamericano, pero se le reconoció una participación alta para abastecer el incremento de ese consumo. Aunque se esperaba un mejor tratamiento como compensación al aporte de guerra, otra vez se rebajaba la participación de Cuba en beneficio de los productores domésticos. La cuota de 1951 se aprobó en medio de la Guerra de Corea, lo que permitió que se aumentara la de Cuba a un 31,72 %, pero se redujo su participación en los aumentos de consumo. El estancamiento se mantenía y las cuotas para el dulce cubano seguían siendo bajas en relación con su participación histórica y su capacidad productiva.

El comercio general entre los dos países sufrió un cambio pues ahora se negociaba bilateralmente por medio de un nuevo mecanismo mundial: el Acuerdo General de Aranceles y Comercio (GATT o AGAC). Con el GATT desaparecieron los Tratados de Reciprocidad, ahora había que ir a las rondas de negociaciones para realizar los convenios, en un marco dominado por Estados Unidos. El imperio promovía un reordenamiento en los mecanismos internacionales de acuerdo con su nuevo papel hegemónico.

A pesar de las reformas que se intentaron, no se pudo romper con el esquema monoproductor y monoexportador y la dependencia del mercado norteño, por lo que no se pudo resolver la crisis de la economía cubana. La diversificación de la economía seguía estando en la agenda de discusión, pero no se materializaba en los marcos del sistema neocolonial. Los problemas de la economía se aprecian también en el monto y dirección de las inversiones estadounidenses en Cuba.

Desde la década del treinta, internacionalmente el capital se desplazó a otros sectores de mayor beneficio como el petróleo, las manufacturas y la minería, lo cual se aprecia también en la dirección de las inversiones norteñas en Cuba. De manera que el capital estadounidense siguió desprendiéndose de centrales que pasaron a manos cubanas, y ya en 1958 solo quedaban 36 centrales norteamericanos.

Los gobiernos auténticos (1944 a 1952) iniciaron su gestión en medio de la situación económica propiciada por la guerra mundial cuyo término cerró ese período de alivio, por lo que enfrentaron también los reajustes de posguerra.

Actividades para el estudio independiente

1. Elabora una cronología con los principales acontecimientos de la relación económica entre Cuba y Estados Unidos entre 1940 y 1952.

2. Analiza la cita de Carlos Rafael Rodríguez, tomando en cuenta lo estudiado sobre el decurso de la economía cubana desde 1902, y determina los elementos que caracterizan la crisis estructural de la economía cubana.

3. Compara los efectos de la Segunda Guerra Mundial en la economía cubana con los de la Primera Guerra Mundial estudiados en el capítulo anterior.

4.2.2 La Constitución de 1940 y su importancia

La demanda de realizar la Constituyente fue de primera prioridad dentro del movimiento popular y sus representaciones políticas estructuradas en esos años. Se aspiraba a una nueva Constitución que debía recoger los cambios imprescindibles en la normativa jurídica de la vida del país. Esta fue una consigna general. En medio de la apertura democrática impulsada por Batista, en el contexto de la lucha antifascista, este se comprometió a la realización de la Asamblea Constituyente. En el camino para la celebración de ese evento, se produjeron agrupamientos políticos importantes.

En 1939 se celebraron las elecciones para elegir a los Delegados a la Asamblea Constituyente. Para esas elecciones, los partidos políticos se agruparon en dos coaliciones que estructuraron sus candidaturas; por un lado estaba el grupo centrado por Grau y el Partido Auténtico con el que se coaligaron en el Bloque Oposicionista: el Partido Acción Republicana (de Miguel Mariano Gómez), el ABC y el Partido Demócrata Republicano (de Mario García Menocal); por la otra parte se unieron en la Coalición Socialista Democrática los partidos Liberal, Conjunto Nacional Democrático, Unión Nacionalista, Nacional Revolucionario (Realistas), Partido Popular Cubano (que no eligió ningún delegado) y Unión Revolucionaria Comunista; el Partido Agrario Nacional concurrió solo, pero no obtuvo representación. En aquella coyuntura, los comunistas se unieron a la Coalición gubernamental que había realizado la apertura democrática, aunque con línea independiente.

Los resultados de los comicios dieron mayoría al Bloque Oposicionista. La votación para delegados a la Constituyente ofrece algunas novedades, tales como la presencia de un importante grupo de figuras que habían emergido en la política cubana durante el proceso revolucionario de los años 30 y la elección de seis delegados comunistas: Blas Roca, Juan Marinello, Salvador García Agüero, Romárico Cordero, César Vilar y una mujer, Esperanza Sánchez Mastrapa. La otra novedad fue la presencia femenina con tres mujeres delegadas a la Constituyente, una por el partido marxista y las otras dos por el Auténtico.

La importancia de la presencia de los delegados más revolucionarios y radicales se evidencia en el propio texto aprobado, que fue resultado de los debates sostenidos. Veamos el ejemplo de una propuesta del proyecto de PURC y que, entre otras cosas, refleja los problemas sociales que aún subsistían en el país:

Todos los cubanos, hombres y mujeres, son iguales ante la ley y gozarán de los mismos derechos, con las solas excepciones que la Constitución determine. Fundándose en la igualdad de todos los ciudadanos, independientemente de su raza, color o sexo, se declara ilegal y penada toda disposición o acto de autoridad o particular que tienda a discriminar y oprimir a cualquier ciudadano bajo el pretexto de una raza o sexo o a limitar sus derechos. En consecuencia es anticonstitucional toda costumbre, disposición o acto que impida o menoscabe el derecho de los ciudadanos de cualquier raza a pasear o transitar por lugares públicos, a utilizar los servicios de los establecimientos públicos de toda índole o de los centros de enseñanza, a desempeñar empleo en cualquier rama de la Administración, del comercio y de la industria.[8]

Esta propuesta ponía en evidencia los grandes problemas sociales de la sociedad cubana y proponía su solución en el plano jurídico desde posiciones radicales en el seno de aquella Asamblea. La Constitución aprobada el 1ro. de julio de 1940 introducía cambios importantes, tanto en la estructuración del Estado como en los derechos que reconocía. Se le ha considerado la más progresista del continente en aquel momento, sin que dejara de ser una Constitución burguesa. Esto puede ejemplificarse con algunos de sus artículos:

Artículos seleccionados de la Constitución de 1940

Artículo 20. Todos los cubanos son iguales ante la Ley. La República no reconoce fueros ni privilegios.

Se declara ilegal y punible toda discriminación por motivo de sexo, raza, color o clase, y cualquiera otra lesiva a la dignidad humana.

La Ley establecerá las sanciones en que incurren los infractores de este precepto.

Artículo 24. Se prohíbe la confiscación de bienes. Nadie podrá ser privado de su propiedad sino por autoridad judicial competente y por causa justificada de utilidad pública o interés social y siempre previo el pago de la correspondiente indemnización en efectivo, fijada judicialmente (...)

Artículo 60. El trabajo es un derecho inalienable del individuo. El estado empleará los recursos que estén a su alcance para proporcionar ocupación a todo el que carezca de ella y asegurará a todo trabajador manual o intelectual, las condiciones económicas necesarias a una existencia digna.

Artículo 62. A trabajo igual en idénticas condiciones, corresponderá siempre igual salario, cualesquiera que sean las personas que lo realicen.

Artículo 66. La jornada máxima de trabajo no podrá exceder de ocho horas al día (...)

Artículo 77. Ninguna empresa podrá despedir a un trabajador sin previo expediente y con las demás formalidades que establezca la Ley, la cual determinará las causas justas de despido.

Artículo 87. El Estado cubano reconoce la existencia y legitimidad de la propiedad privada en su más amplio concepto de función social y sin más limitaciones que aquéllas que por motivos de necesidad pública o interés social establezca la Ley.

Artículo 90. Se proscribe el latifundio y a los efectos de su desaparición la Ley señalará el máximo de extensión de la propiedad que cada persona o entidad pueda poseer (...)

Artículo 97. Se establece para todos los ciudadanos cubanos, como derecho, deber y función, el sufragio universal, igualitario y secreto. Esta función será obligatoria (...)

Artículo 99. Son electores todos los cubanos, de uno u otro sexo, mayores de veinte años (...)[9]

La Constitución reconocía derechos para los trabajadores como el descanso retribuido, los seguros sociales, protección a la maternidad obrera y otros. Mantenía el Poder Ejecutivo en el presidente, pero establecía la designación de un primer ministro por el presidente de la República. También mantenía los dos cuerpos del Poder Legislativo: Cámara de Representantes y Senado, pero planteaba la creación del Tribunal de Garantías Constitucionales y Sociales y del Tribunal de Cuentas que serían órganos fiscalizadores del cumplimiento de la Ley y de la utilización de los recursos del Estado. Se establecía el voto directo para todos los cargos electivos y se prohibía la reelección presidencial hasta después de transcurridos ocho años de haber desempeñado el cargo.

Como puede observarse en los artículos citados, se incorporaban contenidos nuevos a la Constitución que recogían derechos conquistados por las luchas populares, pero muchos de los principios establecidos en la Ley de Leyes quedaban pendientes de la legislación complementaria que debía establecer la forma de su cumplimiento. Este sería un tema de las campañas electorales a partir de entonces, pues la elaboración de las leyes complementarias de la Constitución se convirtió en una demanda popular.

Actividades para el estudio independiente

1. Lee cuidadosamente los artículos de la Constitución de 1940 y analiza:

a) En qué medida son resultado del proceso revolucionario de los años 30.

b) ¿Qué cambios introducía en comparación con la de 1901?

c) ¿Qué artículos tenían mayor impacto en las clases, grupos y sectores populares?

4.2.3 La situación política entre 1940 y 1952. Reformas y crisis

En estos años el país vivió bajo los efectos de la Segunda Guerra Mundial y los reajustes de posguerra, situaciones en las que actuaron los gobiernos de Batista, primero, y los auténticos de Grau y Prío, después.

En 1940 se habían celebrado las elecciones generales después de concluidos los trabajos de la Constituyente, por tanto la Asamblea sesionó en medio de la campaña electoral. Las coaliciones se habían mantenido, a excepción del partido de Menocal que pactó con Batista durante el desarrollo de la Asamblea. Estas elecciones fueron las últimas celebradas bajo las normas de sufragio de segundo grado establecidas en 1901 para los máximos cargos del país. Por primera vez, los auténticos se presentaron con candidatura presidencial, pero los mecanismos de poder posibilitaron el triunfo de Batista quien asumiría la presidencia ya bajo el impacto de la guerra. También por primera vez llegaban comunistas –10– a la Cámara de Representantes, concejales y hasta un Alcalde: Francisco "Paquito" Rosales en Manzanillo.

Dentro de la gestión de Batista, por tanto, hay que tomar en cuenta que el contexto de la guerra mundial sería definitorio en las políticas instrumentadas. En primer lugar, había que articular una política económica de guerra, sobre todo después de 1941, cuando Estados Unidos entró como país beligerante en la contienda y Cuba lo hizo, igual que durante la Primera Guerra Mundial, detrás de la gran potencia. La orientación antifascista del gobierno se materializó de varias formas, entre ellas el establecimiento de relaciones con la Unión Soviética en 1942. En esas circunstancias, sería fundamental garantizar el esfuerzo de guerra, sobre todo en la producción de azúcar y de los minerales estratégicos.

Para impulsar esta política, Batista planteó estructurar un Gabinete de Unidad Nacional en el que debían estar los partidos antifascistas. Esto generó dificultades en el interior del gobierno y también con las distintas fuerzas políticas no gubernamentales. La brecha entre la política coyuntural seguida por Batista, de acercamiento a las posiciones democráticas y antifascistas, y los miembros del Gobierno más reaccionarios se seguía ensanchando.

A la altura de 1941 se había producido el ataque alemán a la Unión Soviética, lo que había movilizado la solidaridad de los Partidos Comunistas a nivel internacional y de los obreros y otras muchas personas con el primer Estado socialista. Para el PURC, se planteó entonces la posibilidad de impulsar desde el gobierno la política de guerra y defender los intereses de los trabajadores, tan golpeados con las carestías y la especulación. En esas circunstancias, el PURC integró el Gabinete con un Ministro sin cartera en 1943.[10] La otra organización política de gran arrastre electoral, el PRC (A), se negó a pactar, como lo había hecho desde la década anterior, y se mantuvo en la oposición.

Con el gobierno batistiano había entrado en vigor la Constitución de 1940, pero la promulgación de la legislación complementaria quedó pendiente, pues la prioridad de los problemas derivados de la guerra parecía absorber todo el esfuerzo. La realidad es que no se hizo nada en esa dirección; por tanto, los numerosos preceptos constitucionales que requerían de esa legislación no se pudieron aplicar.

En 1944 se celebraron las nuevas elecciones generales, por primera vez bajo el voto directo para todos los cargos electivos estipulado en la Constitución del 40. Para estos comicios volvieron a armarse coaliciones, esta vez con el Partido Auténtico aliado con el Republicano, de reciente creación, frente a la Coalición Socialista Democrática. La Alianza Auténtico Republicana (AAR) ganó con una importante votación de más de un millón de electores, de manera que comenzaba el 10 de octubre el período de dominio auténtico republicano que habría de extenderse hasta 1952. Batista cerraba su gestión con el incumplimiento de la Constitución en cuanto a la legislación complementaria, con el auge de la especulación y la bolsa negra con los artículos de primera necesidad, con el recuerdo que dejaba de la represión que había encabezado al frente del ejército en los años anteriores y con una fortuna personal amasada a partir de los negocios turbios y la malversación de los recursos del Estado.

Grau inició su gestión aun bajo los efectos de la guerra, por lo que tuvo que mantener la política de alianzas o, al menos, de no hostilidad con las fuerzas democráticas y populares, lo que se vio particularmente en las negociaciones con Estados Unidos para el precio de las zafras vendidas hasta 1947. Sin embargo, una vez terminada la guerra y cuando se inició la Política de Guerra Fría desde Estados Unidos, rápidamente se alineó en esta dirección, por lo que desató la persecución al movimiento obrero y comunista, como se verá más adelante, que condujo al asesinato de algunos de sus más reconocidos dirigentes.

La importancia mayor de los gobiernos auténticos para el devenir histórico cubano radica en la desilusión que ocasionaron en la población. Como se ha dicho anteriormente, después del proceso revolucionario de los treinta, el reformismo ganó fuerza y el Partido Auténtico era el grupo político de mayor influencia dentro de esta tendencia. Su popularidad se basaba en la ilusión de que su programa podía resolver los más acuciantes problemas del país, centrada en Grau como el Gran Salvador, como el Mesías, lo cual formaba parte de la propaganda.

La gestión auténtica, sin embargo, no respondió a esas expectativas. Aunque la situación inicial fue alentadora de alguna manera, dentro del contexto de la guerra, lo que más impacto hizo en la población fue el crecimiento inusitado de los grupos pandilleriles, el nepotismo y la corrupción. Esto creó una gran inseguridad en la vida ciudadana, pues los grupos que formaban parte de lo que se ha catalogado como "gansterismo" dirimían a tiros sus contradicciones por mejores posiciones en los puestos gubernamentales, en plena vía pública, y lo peor es que el dinero para pagar a los pandilleros salía del gobierno.

La corrupción, la entrada de la mafia procedente de Estados Unidos y su imbricación con los negocios y la droga, en lo que estaban implicadas figuras del gobierno, fueron en aumento, especialmente durante el gobierno de Prío, de manera que la imagen auténtica se fue deteriorando rápidamente.

En definitiva, la gran promesa auténtica no se materializó. Las leyes complementarias de la Constitución tampoco se hicieron durante el Gobierno de Grau, solo cuando empezó la merma de la popularidad, ya con Prío, se aprobaron algunas de esas leyes como la creación del Tribunal de Garantías Constitucionales y Sociales, el Tribunal de Cuentas y otras, aunque su existencia no alteró ni la corrupción, ni los problemas de la economía.

En correspondencia con su programa reformista, se aprobaron algunas leyes que establecían mecanismos que podían operar a favor de la economía, como la Ley de creación del Banco Nacional en 1948 y la del Banco de Fomento Agrícola e Industrial de Cuba (BANFAIC), en 1950. Sin embargo, estos instrumentos fueron ineficaces para promover el control efectivo del sistema monetario cubano y el desarrollo económico, tanto agrícola como industrial.

En 1948 se aprobó la Ley de Arrendamiento y Aparcería que debía aliviar el problema de la tierra, obligando a poner en producción las tierras inactivas; sin embargo, no hubo cambios. El latifundio seguía dominando en los campos de Cuba, con mayor fuerza en el sector del azúcar. En la década del cincuenta había grupos financieros norteamericanos que poseían áreas de tierras de más de 10 000 caballerías, lo que se extendía a la ganadería, donde el King Ranch llegó a tener 950 caballerías desde su introducción en Cuba en 1952. No se instrumentaba la proscripción del latifundio establecida en la Constitución.

El desgaste auténtico fue fundamental para la crisis institucional que se produjo en esos años. Una gran parte del electorado había puesto su confianza en el programa reformista auténtico, pero el ejercicio del poder por este Partido constituyó una gran frustración. No solo no se habían resuelto los problemas, sino que algunos se habían agudizado. Lo que había surgido como una opción nueva dentro del panorama político cubano, se había convertido en un partido más dentro de los que luchaban por el poder, con los mismos modos de hacer política, y con un acercamiento cada vez mayor a los intereses del imperialismo norteamericano, evidenciado de manera particular en los convenios militares firmados a partir de 1950 y el bilateral de ayuda mutua firmado el 7 de marzo de 1952.

La situación descrita, que conducía a la crisis de las instituciones del Estado burgués, más la movilización de la opinión pública en rechazo a la corrupción, generaron cierto grado de preocupación por la estabilidad y permanencia futura del sistema y sus instituciones. Una expresión de ello fue la creación de la Sociedad de Amigos de la República (SAR) en abril de 1948 por un grupo de intelectuales, fundamentalmente, vinculados a las corporaciones burguesas directa o indirectamente, pero no incorporados a las luchas electorales de la época. Esta sociedad planteaba como objetivo "mantener movilizada la opinión pública con un sentido de civismo crítico efectivo [...]; para la defensa organizada de una buena medida, o para la impugnación, por todas las vías lícitas, de cualquier medida o actitud inconveniente a los altos intereses de la República."[11] Quiere decir que pretendían actuar por encima de los grupos políticos como instancia de enjuiciamiento de la acción política y de elaboración de propuestas para la preservación del sistema. Su primer presidente fue Jorge Mañach.

En medio del descrédito a que lo condujo su propia actuación política desde el poder, el último gobierno auténtico terminó su mandato producto de un Golpe de Estado, que se verá más adelante, y al que no ofreció ninguna resistencia.

4.2.4 Los movimientos populares en el período: logros y dificultades

El movimiento popular se vio fuertemente impactado por los sucesos internacionales durante la Segunda Guerra Mundial. El comienzo de este conflicto, en 1939, se caracterizó por ser una guerra entre potencias imperiales y, por tanto, el movimiento obrero estuvo a la cabeza del repudio a la participación cubana en la guerra y a favor de la paz. Se creó un Comité Nacional por "Cuba fuera de la Guerra Imperialista", encabezado por la CTC, pero integrado por diferentes Federaciones Obreras, además del Congreso Nacional Femenino, el Comité Pro Congreso Intercontinental de la Juventud y otros. Sin embargo, el ataque a la Unión Soviética implicó un cambio en el carácter de la guerra, por lo que varió la actitud ante la misma.

Para la CTC y para el PURC, como para muchas de las fuerzas revolucionarias y progresistas del mundo, la defensa de la URSS se convirtió en objetivo fundamental, de ahí que se definiera una política de solidaridad que debía expresarse, fundamentalmente, en el envío de ayuda material a los combatientes soviéticos y del bloque antifascista en general: desde alimentos, ropa y artículos de higiene hasta minerales estratégicos para la industria de guerra, todo lo que ayudara debía ser recogido y enviado al frente. La nueva circunstancia condujo a que se evitaran los movimientos huelguísticos y toda acción que interrumpiera la producción de aquello que era necesario en el frente.

La CTC desarrolló varias campañas en esa dirección, una de las más efectivas fue la de aportar 40 000 sacos de azúcar y un millón de tabacos para los combatientes soviéticos. Bajo la consigna de "¡Toda la ayuda para la URSS! ¡Nada para el nazismo!" se movilizó a la población a dar su aporte. Para organizar esa ayuda, se crearon los Comités Pro Apoyo a la Unión Soviética con la participación de obreros, mujeres y jóvenes. En este esfuerzo se constituyó el Comité Nacional Antifascista.

Hubo cubanos que combatieron en la Segunda Guerra Mundial, algunos dentro de las fuerzas armadas de Estados Unidos, pero hubo quienes integraron el Ejército Rojo de la URSS, donde cayeron combatiendo Enrique Vilar y Aldo Vivó.

Esta labor de solidaridad de la CTC debía armonizarse con la defensa de los derechos de los trabajadores, de ahí que fuera una labor sumamente compleja. Se demandó la elaboración de la legislación complementaria de la Constitución en aquellos artículos referidos a trabajo, salario y protección de los trabajadores y también se defendieron las demandas fundamentales de los distintos sectores obreros. En esta lucha tenían que enfrentar la oposición de los grupos oligárquicos que trataban de impedir el cumplimiento de lo dispuesto en la Constitución, como fue el caso de la Asociación de Hacendados de Cuba que instó a excluir a la industria azucarera de estipulaciones como el trabajo de la semana de 44 horas y el pago por 48, conocida como semana inglesa.

La CTC y sus sindicatos mantuvieron la movilización de los trabajadores para el cumplimiento de lo estipulado por la Constitución, que no requería de disposiciones complementarias, y contra todo intento de eliminar las conquistas alcanzadas, contra la rebaja de salarios y otras. Estas luchas permitieron alcanzar logros como aumentos de salarios a los trabajadores azucareros, descanso retribuido para los obreros agrícolas, la implantación de la lista rotativa para el trabajo de los portuarios de La Habana y el descanso retribuido, aumento general de salarios, aumentos en los salarios mínimos a 1,60 pesos para los obreros del campo y 2,00 pesos para los urbanos, la reposición de obreros desplazados por las empresas y, sobre todo, el reconocimiento legal a la CTC y el fortalecimiento del trabajo unitario, a pesar de la labor divisionista que hacía la Comisión Obrera Nacional (CON) del PRC(A).

El partido marxista tuvo sus órganos de difusión, como el periódico Noticias de Hoy (1938) y, en 1943, la emisora radial Mil Diez, conocida como la Emisora del Pueblo.

Los campesinos también tuvieron importantes avances organizativos en estos años. En agosto de 1941 se celebró el Segundo Congreso Nacional Campesino en el que se fundó la Asociación Nacional Campesina. La elección del presidente recayó en el dirigente campesino y militante comunista Romárico Cordero, quien había sido delegado a la Constituyente, como se ha señalado, y fue uno de los 10 Representantes comunistas electos en 1940. La Asociación encaminó su lucha contra los desalojos campesinos, por la defensa de los arrendatarios, aparceros y precaristas y articuló muchas de sus luchas con la CTC y las federaciones obreras vinculadas con sus actividades, como la federación Nacional Obrera Azucarera. Sin embargo, la lucha contra los desalojos de los campesinos por los latifundistas fue intensa y en esos años costó la vida al campesino Aniceto (Niceto) Pérez, asesinado el 17 de mayo de 1946 por su defensa de las tierras que correspondían al Realengo 3, en Guantánamo, lo que causó honda indignación en el país. Ese día se convirtió en un símbolo de las luchas campesinas en Cuba.

Fig. 4.3 Jesús Menéndez Larrondo

Cuando el gobierno presidido por Grau San Martín inició las discusiones con Estados Unidos para los precios del azúcar de las zafras comprometidas, pese a las declaraciones anticomunistas del presidente electo, en 1946 se incluyó al secretario general de los trabajadores azucareros, Jesús Menéndez, en la delegación cubana, asesorado por el economista comunista Jacinto Torras. La labor de la CTC y de la FNOA logró alcanzar el diferencial azucarero contra la resistencia estadounidense y la oligarquía doméstica.[12] Este fue un logro extraordinario de los trabajadores azucareros bajo la dirección del comunista Menéndez por cuyo cumplimiento tuvo que luchar denodadamente, como él decía, "con el filo de la mocha"(fig. 4.3).

El final de la guerra dio paso a la "Política de Guerra Fría" encabezada por Estados Unidos y que el gobierno de Grau siguió con rapidez. En ese ambiente anticomunista y antiobrero, el gobierno atacó a la CTC y su dirección y al Partido Socialista Popular (PSP).[13]

Un momento fundamental en la aplicación de la guerra fría en Cuba fue cuando se celebró el V Congreso de la CTC en mayo de 1947. El Congreso eligió, una vez más, a Lázaro Peña como secretario general y mantuvo la línea unitaria, pero el gobierno invalidó el Congreso y convocó otro para el mes de julio, regenteado por la CON dirigida por Eusebio Mujal. La policía asaltó el local de la CTC y desalojó a su dirección. A partir de entonces hubo una CTC "mujalista", que respondía al gobierno y que el pueblo denominó CTK, en alusión irónica al inciso K, instituido en 1943 dentro de la Ley de Ampliación Tributaria por el que se establecían fondos especiales para educación, pero que se utilizó para malversar el dinero del Estado. Los gobiernos auténticos extraían el dinero del inciso K para pagar a los pandilleros. La tendencia unitaria dirigida por Lázaro Peña quedó ilegalizada.

La ofensiva no se detuvo ahí sino que llegó al asesinato. El 22 de enero de 1948 fue asesinado en Manzanillo, Jesús Menéndez, el gran líder azucarero y Representante a la Cámara en esos momentos. El 18 de octubre de ese año fue asesinado el líder portuario, también comunista, Aracelio Iglesias y el día 20 el dirigente campesino Sabino Pupo. En 1949, Amancio Rodríguez y José Oviedo resultaron asesinados también. Para amparar con más fuerza la represión, se creó en 1949 el Grupo Represivo de Actividades Subversivas (GRAS).

El movimiento obrero quedó dividido y perdió a algunos de sus más caracterizados líderes, lo que debilitó sus posibilidades de lucha, pero se mantenía el trabajo de los unitarios en los sindicatos de base.

El movimiento estudiantil también enfrentó múltiples dificultades. En la Universidad se hicieron fuertes los grupos del llamado "bonche", es decir, grupos de estudiantes que ejercían actividades delincuenciales, violentas, como parte de los "grupos de acción" que formarían las pandillas alimentadas por los gobiernos auténticos. Estos grupos empezaron sus acciones desde la época de Batista. El "bonche" actuaba contra los estudiantes de izquierda y condujo a la institución a una profunda crisis. Los bonchistas obtenían privilegios, notas y "botellas" y mantenían la inquietud dentro de la Universidad.

Para el movimiento estudiantil se planteó el reto de luchar contra el bonchismo. En esto tuvieron apoyo en algunos profesores, en lo que desempeñó un papel fundamental Ramiro Valdés Daussá, profesor de Ingeniería, quien fue asesinado en agosto de 1940 por su enfrentamiento a esos grupos.

El gansterismo que se adueñó del país durante los gobiernos auténticos tuvo su expresión en el seno del movimiento estudiantil, a lo que tuvieron que enfrentarse los mejores elementos dentro de la FEU en un complejo y difícil combate, lo que se extendió también a los centros de Segunda Enseñanza. A pesar de esas dificultades, el estudiantado mantuvo su actitud de respaldo a las causas justas externas e internas. En la Universidad de La Habana funcionaron comités de lucha como el Universitario de Lucha contra la Discriminación Racial, Pro República Española, Antitrujillista y Pro Liberación de Puerto Rico, entre otros.[14] Allí funcionaba el Seminario Martiano que expandió su acción por todo el país. En 1948, se preparó un congreso latinoamericano de estudiantes a celebrarse en Bogotá, en coincidencia con la Conferencia Panamericana que dio nacimiento a la OEA. En esa función estaba Fidel Castro en Colombia en abril de 1948, cuando se produjo el asesinato del líder Jorge Eliécer Gaitán y la rebelión que se conoce como "el Bogotazo". En las luchas estudiantiles de este período tuvo participación el nuevo centro de educación superior que se creó en 1947: la Universidad de Oriente.

Frente a algunas acciones del gobierno hubo unidad coyuntural con otros sectores, como cuando se produjo el asesinato del estudiante Carlos Martínez el 14 de octubre, que provocó la airada manifestación de los estudiantes de enseñanza secundaria hacia la Universidad y todos, junto a obreros, denunciaron a los asesinos del gobierno hasta frente al Palacio Presidencial donde habló el vicepresidente de la Asociación de Estudiantes de la Facultad de Derecho, Fidel Castro, denunciando el crimen y sus culpables.

Otros hechos convocaron a demostraciones unidas, como el sepelio de Jesús Menéndez cuyo asesinato fue denunciado por la FEU y otras fuerzas, entre ellos los ortodoxos. El concejal ortodoxo por Marianao, Juan Manuel Márquez, propuso una moción para la destitución del jefe del ejército y el arresto y castigo contra el asesino.

El movimiento popular alcanzó logros innegables en este período, pero también tuvo que enfrentar múltiples obstáculos y en los últimos años se vio más afectado por la política de los gobiernos auténticos. En circunstancias coyunturales alcanzó a participar en acciones conjuntas.

Actividades para el estudio independiente

1. Elabora un esquema donde relaciones los acontecimientos internacionales más importantes del período con los ocurridos en Cuba.

2. ¿Cómo respondieron los gobiernos auténticos desde el poder a las expectativas creadas con su programa reformista?

3. Establece las diferencias fundamentales entre las características del desarrollo de los movimientos populares durante la Segunda Guerra Mundial y las del período de la Guerra Fría.

4. Elabora un resumen de la situación del movimiento popular del período y valora las posibilidades de lucha del movimiento obrero, el campesino y el estudiantil.

5. Selecciona tres personalidades que, a tu juicio, se hayan destacado en las luchas populares en este período. Fundamenta con dos elementos tu selección.

6. Menciona tres ejemplos de la aplicación de la Política de Guerra Fría en Cuba.

4.2.5 El movimiento cívico-político contra la corrupción. Eduardo Chibás y la Ortodoxia

Los problemas de corrupción que se habían reproducido en los gobiernos posteriores al proceso revolucionario de los años treinta concitaron el repudio generalizado de la sociedad. Las denuncias de las malversaciones, el nepotismo y los fraudes realizados desde posiciones de gobierno evidencian la existencia de una conciencia cívica en la población.

Desde los combates durante el gobierno de Batista contra el robo y la especulación, que tuvieron su vanguardia en el movimiento obrero, hasta el enfrentamiento al pandillerismo financiado por los gobiernos auténticos, se desarrollaron múltiples campañas y acciones colectivas e individuales por el adecentamiento de la República. Entre los escándalos mayores estuvo la denuncia del senador —destacado dirigente ex auténtico, fundador de la Ortodoxia y después independiente— Pelayo Cuervo, quien acusaba al gobierno de Grau de haber dejado un déficit de más de mil millones, debido a la malversación multimillonaria llevada a cabo en los ministerios de Educación y Obras Públicas y en dependencias como la Aduana, Comunicaciones y otras. Había una malversación documentada por 174 millones de pesos. El expediente de la conocida como Causa 82 de 1949 fue robado del juzgado en 1950, lo que fue un escándalo mayor aún. Nunca se llegó a celebrar el juicio.

En enero y febrero de 1952, el joven abogado Fidel Castro Ruz denunció en la prensa el enriquecimiento de Prío, fundamentándolo con pruebas de las 15 fincas que había comprado en un año y que eran parte de una cadena familiar que comprendía 34 fincas. También, en marzo de ese año, denunció ante el Tribunal de Cuentas, con todos los datos, las más de 600 "botellas" que disfrutaban los distintos "grupos de acción" que componían el gansterismo y el pago que recibían directamente en el Palacio Presidencial de parte del presidente Prío.

Fig.4.4 Eduardo Chibás

En este combate se destaca la aparición del Partido del Pueblo Cubano (Ortodoxos) (PPC-O), fundado por Eduardo R. Chibás en 1947. Chibás, luchador de los años treinta, había ingresado al PRC (A) en 1938, pero sus contradicciones con el gobierno de Grau por el incumplimiento de su programa condujeron a la ruptura. Primero fue un grupo que se denominó "ortodoxia auténtica" que después se convertiría en Partido. Desde el Congreso y desde su programa radial de los domingos y la prensa escrita, denunciaba el robo y la malversación de los políticos, los fustigaba y exigía: "¡A la cárcel los ladrones del erario público!", demostrando sus delitos (fig. 4.4).

Respecto a Batista, Chibás denunció que Guiteras murió con 83 centavos en el bolsillo, pero el responsable de su asesinato, Batista, había pasado de la humildad de 1933 a poseer 6 edificios de 4 pisos, uno de ocho pisos, dos de tres y otros en el Vedado, otro de ocho pisos (Hotel Lincoln) en el centro de La Habana, a lo que se sumaban otros inmuebles en el exterior, entre ellos uno de 15 pisos en Miami, más los ocho o 10 millones invertidos en otros países.

Chibás planteaba aspectos de importancia para Cuba con el programa del PPC (O), como son: política nacionalista, defensa de la soberanía nacional frente a la injerencia extranjera, diversificación de la economía, democracia sindical real, honestidad político-administrativa, aprobación de las leyes complementarias de la Constitución, entre otros aspectos. El programa ortodoxo tenía una proyección respecto al problema de la tierra que incluía planes de reforma agraria y un conjunto de medidas para poner las tierras en producción y proteger al campesino. Sin embargo, su campaña contra la malversación, contra los ladrones del erario público bajo la consigna: "Vergüenza contra dinero" identificó a la Ortodoxia y logró la mayor movilización que se había dado en esos años.

Programa del PPC (O). Fragmentos

Desenvolver una política económica que, desarrollando nuestra producción de acuerdo con las necesidades del consumo interno y las posibilidades del mercado internacional, emancipe a Cuba del imperialismo extranjero, (...)

Eliminar el monocultivo y el latifundismo.

Establecer un plan de reforma agraria que rescate a las masas campesinas de su actual estado de servidumbre, (...)

El Partido del Pueblo Cubano, proclama el trabajo como un derecho inalienable de la persona humana, por lo cual el estado se haya obligado a proporcionar ocupación al que carezca de ella, (...)

El Partido del Pueblo Cubano postula que la educación tiene que estar íntimamente relacionada con las oportunidades y deberes de la ciudadanía. Cuba republicana no ha podido dar realización cabal al ideal democrático de brindar educación a la mayoría de sus hijos y de eliminar el analfabetismo (...)

El Partido del Pueblo Cubano se opone al gangsterismo político y falsamente revolucionario y propugna la sanción eficaz a todos los delitos, especialmente los de violencia e intimidación (...)

Nacionalización de los servicios públicos que tiendan al monopolio (...)[15]

Chibás desarrolló otras campañas, como la desplegada contra "el pulpo eléctrico" estadounidense que monopolizaba ese servicio en Cuba y aumentaba la tarifa, o contra la Cuban Telephone Co. a la que el gobierno le canceló varios millones de deudas por impuestos dejados de pagar, o contra el empréstito que el presidente Prío estaba gestionando con la banca norteamericana. El PPC (O) con su línea reformista no fue un partido homogéneo, en su interior había contradicciones por aspiraciones electorales, porque ingresaban al mismo quienes buscaban el espacio que abría la Ortodoxia sin compartir su programa, o incluso porque elementos oligárquicos se incorporaron al partido; sin embargo, la fuerza de la Ortodoxia radicó en Eduardo Chibás quien desató un verdadero movimiento de masas que reconocía su liderazgo.

Del seno de la Ortodoxia surgió la Juventud Ortodoxa que agrupó a una generación más joven, seguidora en lo fundamental del programa y, sobre todo, de la prédica de Chibás, aunque tampoco homogénea, pero que en 1948 elaboró un programa propio de mayor radicalidad con el nombre "El pensamiento ideológico y político de la juventud cubana". Jóvenes como Fidel Castro y Abel Santamaría estaban en ese grupo.

El gobierno de Prío trató de reprimir a Chibás por sus campañas, de ahí que fuera llevado a prisión. Esto provocó movilizaciones con el lema: "Chibás en la cárcel y los pillos en la calle". En abril de 1949, desde su encarcelamiento, Chibás dirigió a Prío una carta abierta donde desenmascaraba al Presidente:

Al hacerme condenar el 27 de abril por el Tribunal de Urgencia te comportaste como lo que eres, como un servidor de los intereses imperialistas, como uno de los abogados del pulpo eléctrico, (...)

..........................................................................................

Mientras tú marchas por el camino del enriquecimiento inmediato y fácil, cambiando vergüenza por dinero, sirviendo a la "política del dollar", sacrificando los intereses de Cuba a los intereses de Wall Street y su camarilla, yo me mantengo leal a mis convicciones revolucionarias (...)[16]

Algunas de las campañas desplegadas entonces tuvieron la participación de otras fuerzas junto a las ortodoxas, como la oposición a la concertación del empréstito, que contó con la participación del PSP y logró una gran movilización en una demostración ante el edifico del Congreso —el Capitolio— donde se debatía el asunto, mientras la FEU tomó parte en las campañas contra los "pulpos eléctrico y telefónico", llegando a organizar un Comité de Lucha por la Rebaja de las Tarifas Eléctricas.

En estas campañas, Chibás se enfrascó en una polémica con el Ministro de Educación de Prío a quien acusó de malversar los fondos del Ministerio y comprar terrenos en Guatemala, pero no pudo mostrar las pruebas de su acusación. En esta dramática situación, Chibás atentó contra su vida al término de su alocución radial el 5 de agosto de 1951. El día 16 murió.

El cadáver de Chibás fue velado en la Universidad de La Habana, donde recibió el homenaje masivo del pueblo, y su sepelio, en el que su féretro fue en hombros populares hasta el cementerio de Colón, fue una muestra gigantesca de su arraigo popular. En su última alocución, conocida como "El último aldabonazo", Chibás exhortó: "¡Compañeros de la Ortodoxia, adelante! ¡Por la independencia económica, libertad política y la justicia social! ¡A barrer a los ladrones del Gobierno! ¡Pueblo de Cuba, levántate y anda! ¡Este es el último aldabonazo!"[17]

La muerte de Chibás dejó un gran vacío dentro del Partido Ortodoxo, pues no hubo una dirección consecuente que lo sustituyera. Por el contrario, afloraron las pugnas por el control del Partido y las posiciones electorales. De hecho, el Partido se dividió en medio de aquellas luchas internas.

En el primer aniversario de la muerte del gran líder ortodoxo, el 16 de agosto de 1952, Fidel Castro publicaba en un periódico clandestino, El acusador, un análisis de la situación del partido que tituló "Recuento crítico del Partido Ortodoxo" donde preguntaba si se había engrandecido el legado de Chibás después de su muerte y afirmaba:

Quien crea que hasta ahora todo se ha hecho bien, que nada tenemos que reprocharnos, ese será un hombre muy poco severo con su conciencia. Aquellas pugnas estériles que sobrevinieron a la muerte de Chibás, aquellas escandaleras colosales, por motivos que no eran precisamente ideológicos, sino de sabor puramente egoístas y personales, aun resuenan como martillazos amargos en nuestra conciencia.[18]

La labor de Chibás, confluyente con el rechazo mayoritario a la situación del país y a los gobiernos auténticos en particular, había promovido una intensa movilización de masas, a partir de una postura ética fundamentalmente, que abría enormes potencialidades para la acción, aun cuando la dirección ortodoxa que siguió no estuviera a la altura de su fundador. El movimiento cívico había mostrado las fuerzas morales y la voluntad de cambio que había en el país.

Actividades para el estudio independiente

1. Determina las causas del movimiento cívico que se desarrolló en el país en este período.

2. Elabora una síntesis de los puntos principales del programa ortodoxo defendido por Chibás.

3. Valora la importancia de las campañas desarrolladas por Eduardo Chibás.

4.3 El golpe de Estado de 1952 y su significación

Las elecciones generales estaban señaladas para el 1ro. de junio de 1952. Con vistas a esos comicios se habían negociado las agrupaciones y definido candidatos. El gobierno, ya muy debilitado, había promovido una Séxtuple Alianza para tener posibilidades de elegir a su candidato; frente a esta coalición se erguía la candidatura ortodoxa. Sin duda, la muerte de Chibás había conmocionado a la población y el Partido Ortodoxo había ganado aún más en fuerza electoral. Su candidato era Roberto Agramonte quien tenía la mayoría en las encuestas de la época. Además, estaba la aspiración de Fulgencio Batista, quien había retornado al país con la condición de senador después de las elecciones de 1948 y había fundado su propio partido, el Partido Acción Unitaria, que no tenía posibilidades de triunfo. El PSP apoyaba la candidatura presidencial ortodoxa.

La situación del país antes de las elecciones era muy compleja. El desgaste auténtico había debilitado las instituciones políticas, mientras la crisis de la economía no lograba superarse, a pesar de que los conflictos internacionales desatados alrededor de la Guerra de Corea y la crisis de Suez[19] representaron un alivio al aumentar la demanda y los precios del azúcar. En 1950, una comisión del Banco Internacional de Reconstrucción y Fomento había realizado una investigación en Cuba, cuyo resultado se conoce como Informe Truslow, que ponía en evidencia la crisis cubana. El grupo de especialistas dio a conocer su Informe sobre Cuba en 1951, con su diagnóstico y sus recomendaciones de "estrategia para el desarrollo".

Los especialistas norteños reconocían el estancamiento de la economía cubana al afirmar que dependía de una industria que hacía 25 años había dejado de crecer. Reconocían que las inversiones se dirigían fundamentalmente a bienes inmuebles, cuando lo recomendable sería depender menos del azúcar promoviendo inversiones en otros sectores productivos, lo que daría mayores oportunidades de empleo, pero requería de una política gubernamental responsable. En el Informe se apuntan problemas como la ineficiencia en la recaudación de impuestos, las concesiones hechas al movimiento obrero, la mano de obra inadecuada por el alto índice de analfabetismo, la considerable deuda pública flotante, la inseguridad en los negocios, y otros. La situación analizada, planteaba una peligrosidad política de tal magnitud que veían como imprescindible adoptar un programa de acción inmediato para que Cuba no entrara en un "callejón sin salida".

Para los expertos del BIRF, el gobierno debía crear un ambiente propicio para las inversiones, superando sus múltiples deficiencias y mejorando las relaciones obrero-patronales, de manera que se creara un clima de confianza para atraer capital privado. Había que dar garantías a esas inversiones con una ofensiva contra las conquistas obreras, de lo contrario el "callejón sin salida" conduciría a una dictadura. Se trataba de preservar el sistema a toda costa.

Ante la situación del país, ¿podían los grupos de poder confiar en un gobierno ortodoxo para garantizar su dominio? ¿La preservación del sistema en medio de una crisis tan profunda podía asegurarse mediante un gobierno con un fuerte compromiso popular?

Esta situación que se tornaba peligrosa para la permanencia del sistema mismo, más la ambición de Batista y sus allegados, se conjugaron para alterar el orden constitucional: en la madrugada del 10 de marzo de 1952 protagonizaron un golpe de Estado. Batista, después de organizar la conspiración, entró en el capitalino campamento de Columbia, el más importante del país, donde dominó la situación con sus cómplices ubicados allí y, desde este campamento militar, logró rápidamente reducir las pocas resistencias que hubo en los regimientos de Matanzas y Santiago de Cuba. De inmediato quedaron suspendidas las garantías constitucionales por 45 días. El 27 de marzo, Estados Unidos reconoció al gobierno, con lo que recibía el apoyo público y expedito de los círculos de poder de estadounidenses.

En la Proclama que dirigió al pueblo de Cuba, Batista habló de una Junta Revolucionaria que se había adelantado al golpe de Estado que preparaba Prío, lo cual era solo un pretexto para justificar la violación constitucional. Batista pretendía dar una imagen de acto revolucionario para salvar al país del caos, a lo que no fue más que un golpe militar apenas 80 días antes de las elecciones. Con razón Fidel Castro denunció aquella maniobra llamándola: "¡Revolución No, Zarpazo!"

¡Revolución No, Zarpazo! Fragmentos

¡Revolución No, Zarpazo! Patriotas no, liberticidas, usurpadores, retrógrados, aventureros sedientos de oro y poder.

No fue un cuartelazo contra el Presidente Prío, abúlico, indolente; fue un cuartelazo contra el pueblo, vísperas de elecciones cuyo resultado se conocía de antemano.

..........................................................................................

Bien estaba echar abajo un gobierno de malversadores y asesinos, y eso intentábamos por la vía cívica con el respaldo de la opinión pública y la ayuda de la masa del pueblo. ¿Qué derecho tienen, en cambio, a sustituirlo en nombre de las bayonetas los que ayer robaron y mataron sin medida? (...).

..........................................................................................

Yo invito a los cubanos de valor, a los bravos militantes del Partido glorioso de Chibás; la hora es de sacrificio y de lucha, si se pierde la vida nada se pierde, "vivir en cadenas, es vivir en oprobio y afrenta sumidos. Morir por la patria es vivir!"[20]

Batista suspendió la Constitución del 40 y la sustituyó en abril por unos Estatutos Constitucionales, por los que concentró todos los poderes, Legislativo y Ejecutivo, en el Gabinete al quedar disuelto el Congreso, creaba un Consejo Consultivo como órgano asesor designado por el presidente e incorporaba un conjunto de medidas represivas que quedaban así dentro de la nueva ley rectora. Entre las medidas estaba la pena de muerte para el terrorismo, el gansterismo, el espionaje y la traición, además de la obligatoriedad de jurar los Estatutos. Él asumía la presidencia. El 2 de abril rompió relaciones con la Unión Soviética, demostrando su inmediata inserción en la Guerra Fría.

Los partidos políticos burgueses tradicionales se sumaron al régimen entre 1952 y 1953, mientras que los auténticos y los ortodoxos se dividieron desde la oposición, ya que surgieron grupos que planteaban distintas formas de enfrentar la nueva situación, desde el abstencionismo, la convocatoria a elecciones o un insurreccionalismo que no fructificó. La esperanza ortodoxa se desvaneció en aquellas circunstancias.

Como señaló Fidel Castro en agosto de 1952: "Con asombro e indignación de las masas del Partido, las torpes querellas volvieron a relucir. La insensatez de los culpables no reparaba en que la puerta de la prensa era estrecha para atacar al régimen: pero en cambio muy ancha para atacar a los propios Ortodoxos. Los servicios prestados a Batista con semejante conducta no han sido pocos".[21]

El 24 de marzo de 1952, el joven abogado Fidel Castro presentó una denuncia al Tribunal de Urgencia reclamando sanción de cien años de cárcel para Batista como jefe del golpe, de acuerdo con lo establecido en el Código de Defensa Social, que fue desoída.

El movimiento obrero, dominado por el mujalismo, no estaba en condiciones de enfrentar el golpe pues el propio Mujal se sumó a los golpistas. El PSP fue la primera organización que emitió un documento de condena a aquella acción, denunciando sus vínculos con los intereses estadounidenses y llamando a concertar un Frente Democrático Popular, pero no tenía capacidad para movilizar a la población en la atmósfera de Guerra Fría predominante.

La Universidad de Oriente, en manifiesto al Pueblo de Cuba, expuso su condena a la "sedición militar" y el respaldo al gobierno constitucional, sin alineaciones partidistas, sino como respeto a la legalidad. Esto fue ratificado por acuerdo del claustro de profesores.

La FEU de la Universidad de La Habana tuvo mayor capacidad de convocatoria para enfrentar el golpe. La dirección estudiantil se había comunicado con Prío para respaldar al gobierno constitucional contra los golpistas y organizar la resistencia, a lo que el presidente se comprometió. Los estudiantes se acuartelaron en la Universidad de La Habana en espera de las armas, pero fueron traicionados por Prío quien se asiló en la Embajada de México. De todos modos, el gesto se conoció y tuvo resonancia.

Fig. 4.5 Estudiantes en el entierro de la Constitución con Raúl Castro llevando la bandera cubana

La dirección de la FEU, encabezada por su presidente, Álvaro Barba, emitió una Declaración de Principios que expresaba su posición de defensa de la Constitución y el decoro ciudadano, por lo que afirmaban que combatían el golpe militar del 10 de marzo y llamaban a todos, desde "la colina irreductible —ni vencida, ni convencida—" a estrechar filas, señalando que "Juntarse es de nuevo la palabra de orden."[22] La FEU llamaba a todos los sectores a combatir. En abril, previo a la firma de los Estatutos Constitucionales, la FEU organizó el "velorio de la Constitución" en la Universidad, conduciendo el texto a la Fragua Martiana en demostración masiva de pueblo, lo que fue seguido por un movimiento nacional por el "juramento de la Constitución", que tuvo su centro en la Universidad de La Habana y se expandió por todos los centros docentes del país. Se estaba conmemorando el cincuentenario de la República. Los estudiantes, a pesar de su heterogeneidad, lograban desarrollar los actos de movilización popular de mayor connotación (fig. 4.5).

La represión se adueñó del país para sostener el poder de los golpistas. Ya Chibás había alertado en su última alocución, recordando los métodos represivos empleados cuando era jefe del ejército, que Batista alentaba el regreso "de los coroneles, del palmacristi, la goma y la ley de fuga", es decir, de los métodos brutales de represión practicados en su período anterior de "hombre fuerte" de la política cubana.

Como era de esperar, las fuerzas represoras actuaron de inmediato: la Universidad de La Habana fue cercada por la Policía, se incrementaron los asaltos a locales sindicales y las demostraciones de oposición fueron atacadas con el uso de armas de fuego, además de la represión física contra los que organizaban las manifestaciones oposicionistas. Se decretó la censura en los medios de difusión, para lo cual se creó un centro en el Ministerio de Información. El golpe de Estado cerró el camino a los mecanismos democrático-burgueses y a los gobiernos de corte reformista, con lo que profundizaba la crisis institucional y, en general, del conjunto del sistema. El país estaba urgido entonces de otras soluciones.

Actividades para el estudio independiente

1. Elabora un esquema con la situación de Cuba descrita por el informe del BIRF.

2. Enumera las causas del golpe de Estado del 10 de marzo de 1952 por orden de importancia.

3. Elabora un esquema con las posiciones de las distintas fuerzas frente al golpe de Estado.

4. Construye un programa de solución a la crisis cubana en las condiciones de 1952, teniendo en cuenta los factores económicos, sociales y políticos.

  1. Fuente: Oscar Pino Santos: El imperialismo norteamericano en la economía de Cuba, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 1973, p. 50.
  2. Fuente: José Bell Lara: Fase insurreccional de la Revolución Cubana, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 2007, p. 4.
  3. Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas, Ed. Pueblo y Educación, La Habana, 1990, pp. 346-347.
  4. Casa de las Américas: Recopilación de textos sobre Nicolás Guillén, Serie Valoración Múltiple, Casa, La Habana, 1974, p. 48.
  5. Pablo de la Torriente Brau: Cartas cruzadas, p. 245.
  6. IHMCRSC: Historia del movimiento obrero cubano, t. II, p. 57.
  7. Carlos Rafael Rodríguez: Letra con filo, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 1983, t. 2, pp. 41-42.
  8. IHMCRSC: Historia del movimiento obrero cubano, p. 74.
  9. Hortensia Pichardo: Documentos para la Historia de Cuba, t. IV, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 1980, segunda parte, pp. 329-418.
  10. Inicialmente fue Juan Marinello, el presidente del Partido, después sustituido en el Gabinete por Carlos Rafael Rodríguez. El ministro sin cartera integraba el Gabinete, pero no tenía ministerio específico a su cargo.
  11. Jorge Mañach: "Sociedad de Amigos de la República", Bohemia, 6 de junio de 1948, citado por Jorge Ibarra Guitart: Sociedad de Amigos de la República: historia de una mediación, 1952-1958, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 2003, p. 10.
  12. El diferencial azucarero establecía que el aumento en los precios del azúcar debía revertirse en los salarios de los trabajadores azucareros al finalizar el año.
  13. Este fue el nombre que adoptó en enero de 1944 el PURC durante su Asamblea Nacional.
  14. El estudiante de Derecho Fidel Castro presidió el Comité Pro Democracia Dominicana y el Comité Pro Liberación de Puerto Rico.
  15. Programa del PPC (O) en folleto mimeografiado en archivo de la autora.
  16. Carta publicada en la revista Bohemia, el 31 de julio de 1949, A. 41, No. 31, p. 54.
  17. Bohemia, 26 de agosto de 1951, A. 43, No. 34. p. 96.
  18. Dirección Política de las FAR: Moncada: antecedentes y preparativos, La Habana, 1972, t. I, p. 129.
  19. La Guerra de Corea (1950-1953) se produjo por el ataque de Estados Unidos a la República Popular Democrática de Corea con la complicidad de la ONU, para destruirla. La crisis de Suez se produjo en 1956 con motivo de la guerra anglo-francesa con Egipto por el Canal de Suez, en la que Estados Unidos presionó.
  20. Dirección Política de las FAR: Moncada, antecedentes y preparativos, pp. 65-67.
  21. Ibídem, p. 129.
  22. Ramón de Armas, Eduardo Torres-Cuevas y Ana Cairo: Historia de la Universidad de La Habana. 1930-1978, Ed. de Ciencias Sociales, La Habana, 1984, t. II, pp. 790-792.