Contribución a la emancipación de la humanidad (Kim Jong Il)
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Publicado en la revista Tricontinental No. 90, de 1983.
Contribución a la emancipación de la humanidad | |
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Autor | Kim Jong Il |
Escrito en | 1983 |
Fuente | https://archive.org/details/la-republica-popular-democratica-de-corea-y-la-ospaaal/page/128/mode/2up |
Ha transcurrido todo un siglo desde la época en que vivió y actuó Carlos Marx, gran líder de la clase obrera internacional y creador de la doctrina del comunismo científico. Él hizo grandes contribuciones a la obra de emancipación de la humanidad, y gracias a estas imperecederas proezas hasta hoy día su nombre se conserva fresco en los corazones de la clase obrera, de los pueblos de todos los países.
La vida de Marx fue la de un eminente ideólogo y teórico, de un gran revolucionario. Él dio inicio al movimiento comunista internacional y originó un cambio radical en la lucha por la libertad y emancipación de la clase obrera y de otras capas populares. La humanidad progresista recordará eternamente la brillante vida y descollantes méritos de Marx, que se consagró a la causa revolucionaria por la clase obrera y los pueblos trabajadores.
En la primera mitad del siglo XIX en varios países europeos fue desarrollándose rápidamente el capitalismo, acompañado de cruel explotación y opresión sobre la clase obrera. En consecuencia esta se levantó en la lucha contra la explotación y opresión del capital.
La lucha de la clase obrera contra el capital exigió ideología y teoría revolucionarias que le iluminaran el camino a seguir, y esta exigencia fue satisfecha por Marx al crear, junto con Engels, el marxismo que refleja la aspiración e intereses de la clase obrera.
Marx examinó desde una posición crítica la filosofía clásica alemana, la economía política clásica de Inglaterra, la doctrina del socialismo utópico de Francia y otras ideas y teorías progresistas de su época, y analizó las contradicciones de la sociedad capitalista y, sobre esta base, enunció los principios del materialismo dialéctico e histórico, creó la teoría sobre la plusvalía, demostró la inevitabilidad de la ruina del capitalismo y de la victoria del comunismo y convirtió el socialismo de una utopía en una ciencia.
Gracias al destacado mérito de Marx, la clase obrera pudo, por fin, contar con su propia concepción científica del mundo, lo que le permitió comprender las leyes del desarrollo social y hallar el camino de su emancipación clasista y la construcción de una nueva y luminosa sociedad.
Sobre la base de haber analizado las relaciones clasistas en la sociedad capitalista, Marx aclaró que la clase obrera es precisamente la clase más progresista y revolucionaria con la misión de acabar con el dominio del capital, poner fin definitivamente a la explotación del hombre por el hombre y crear la nueva sociedad comunista, y afirmó que la lucha de la clase obrera contra la clase de los capitalistas engendra inevitablemente la dictadura del proletariado. La idea marxista sobre la lucha de clases y la dictadura proletaria sirvió de potente arma para la clase obrera en su lucha por alcanzar su emancipación clasista y hacer realidad el comunismo.
Marx señaló la necesidad de constituir el destacamento de vanguardia de la clase obrera en su lucha revolucionaria y dedicó enormes esfuerzos para la fundación del partido. Al crear la Liga de los Comunistas y redactar, junto con Engels, el Manifiesto Comunista, dio inicio al movimiento comunista, en que la clase obrera libraría la lucha conforme a su programa científico y bajo la dirección de su partido revolucionario. Con la fundación de la Primera Internacional por Marx, la clase obrera pudo afianzar la solidaridad internacional y desarrollar con más dinamismo la lucha revolucionaria.
Lenin continuó la causa de Marx y desarrolló de manera creadora el marxismo en conformidad con las nuevas condiciones históricas de la época del imperialismo y la revolución proletaria.
Gracias al leninismo triunfó la Revolución Socialista de Octubre y surgió el primer estado de dictadura del proletariado. El marxismo-leninismo, ideología revolucionaria de la clase obrera creada por Marx y desarrollada por Lenin, impulsó poderosamente la lucha revolucionaria de la clase obrera internacional y la obra emancipadora de las masas populares.
Hoy, el socialismo ha triunfado en numerosos países del mundo y cientos de millones de personas de Asia, Africa y América Latina se han emancipado de la subyugación y opresión imperialistas y colonialistas y están creando una nueva vida.
En el proceso de allanar el camino de la revolución mediante la aplicación creadora del marxismo-leninismo a la realidad de nuestro país, el gran Líder, camarada Kim Il Sung, creó la idea Juche abriéndole a nuestra Revolución el camino del desarrollo independiente.
La idea Juche es, en breves palabras, la idea de que las masas populares son protagonistas de la Revolución y de la construcción de la nueva vida, y constituyen las fuerzas que las impulsan.
Las masas populares, protagonistas de la Revolución y de la construcción de la nueva sociedad, deben defender su posición y cumplir con su papel, tal como les corresponde.
Hoy nuestra Revolución se encuentra en un proceso de desarrollo hacia una etapa más alta, y ante nuestro pueblo, que marcha hacia el comunismo, se abre una perspectiva más amplia.
Desde que Marx creara la teoría del comunismo científico, la humanidad ha venido librando sin tregua la lucha por hacer realidad la ideal sociedad comunista. Hoy en día el comunismo no es una cosa ilusoria, sino que ha aparecido en el orden del día de la historia como tarea de actualidad.
Nuestro Partido resuelve de modo correcto, basándose en el marxismo-leninismo y la idea Juche, los problemas teóricos y prácticos que se presentan en la construcción del comunismo y así va impulsando enérgicamente la Revolución y la construcción con estrategias y orientaciones de lucha científicas.
Si se implanta el régimen socialista se elimina el antagonismo clasista, pero siguen en pie las diferencias de clases. En la sociedad socialista estas diferencias existen entre obreros y campesinos, dos clases principales y amistosas, y se generan de la diferencia entre la propiedad de todo el pueblo y la cooperativista, dos formas de propiedad socialista.
Con el establecimiento del socialismo también cambia radicalmente el carácter del trabajo, convirtiéndose en algo honroso, pero este no se presenta aún como primera exigencia de la vida y se acompaña de diferencias, entre el trabajo físico y el intelectual, entre el trabajo pesado y el ligero y entre el trabajo industrial y el agrícola.
La implantación del régimen socialista implica la liquidación definitiva de las causas de la explotación y la miseria, pero perduran las diferencias entre el nivel de vida material y cultural.
Si en la sociedad socialista siguen en pie diferencias de clase y otras más, esto se debe a los atrasos ideológico, técnico y cultural, remanentes de la vieja sociedad. Debido a esto, la sociedad socialista se distingue de la alta etapa del comunismo y tiene un carácter transitorio.
Con miras a superar el carácter transitorio de la sociedad socialista y construir la comunista, es indispensable continuar la Revolución para acabar con los atrasos ideológico, técnico y cultural.
Mejorar ininterrumpidamente el nivel de vida material y cultural del pueblo es el principio supremo de la actividad de nuestro Partido.
Al mismo tiempo que fortalecemos la base económica del país, debemos alcanzar un avance trascendental en la producción de bienes de consumo popular y en la oferta del servicio público, para elevar el nivel de vida del pueblo.
Como el marxismo-leninismo señala, el partido de la clase obrera es la forma suprema de sus organizaciones.
El gran Líder, camarada Kim ll Sung, viendo siempre la llave de la victoria en el fortalecimiento del Partido, ha venido guiando sabiamente la construcción de un partido revolucionario de la clase obrera en nuestro país.
Nuestro Partido, considerando siempre como su noble misión servir al pueblo, ha defendido consecuentemente sus intereses, se ha apoyado con firmeza en él y ha mantenido estrechos lazos con las masas. Hoy goza del apoyo y confianza absolutos del pueblo, que le confía enteramente sus destinos y lucha con tesón bajo su guía.
Fortalecer el Partido y elevar su función rectora y su papel sigue siendo problema de importancia en todo el proceso de la edificación del socialismo y el comunismo. La sociedad socialista y comunista es una sociedad altamente organizada, y para dirigirla con acierto hacen falta fuerzas orientadoras con tanta capacidad organizadora como es el Partido.
La edificación económica socialista deviene una importante tarea revolucionaria del partido de la clase obrera en el poder. Sus actividades deben estar orientadas a asegurar la construcción económica socialista, y sus éxitos también deben expresarse en el avance de la construcción de la sociedad nueva.
Nuestro Partido, bajo la guía de la teoría del marxismo-leninismo sobre la dictadura del proletariado y de acuerdo con los nuevos requerimientos de la época, resolvió originalmente el problema del poder estatal creando el poder popular, con lo cual contribuyó a enriquecer la experiencia histórica de esa dictadura.
El poder popular es una nueva forma de poder de la dictadura del proletariado, creado en reflejo de la exigencia legítima del desarrollo del movimiento revolucionario de la clase obrera.
Mejorar la dirección y la administración de la economía nacional constituye una tarea importante de los organismos estatales y económicos.
La economía socialista puede ser gestionada con éxito y desarrollarse rápidamente solo bajo la dirección centralizada del Estado.
Bajo el socialismo, las organizaciones de los trabajadores son agrupaciones de educación ideológica, son corporaciones periféricas del Partido. En la sociedad socialista, donde la clase obrera y otros sectores del pueblo trabajador son dueños del país, les incumbe la tarea de educar a las masas y aglutinarlas en torno al Partido, movilizándolas para el cumplimiento de las tareas revolucionarias que este plantea. Solo elevando su papel será posible hacer más estrechos los lazos de las masas de todos los sectores con el Partido, movilizarlas dinámicamente en la Revolución y la construcción, incorporar a todos los trabajadores a las organizaciones y, a través de sus actividades en estas, educarlos y forjarlos, para desplegar en alto grado el poderío de la sociedad socialista.
Hoy en día enfrentamos la importante tarea de acelerar la construcción socialista en el Norte de la república, y al mismo tiempo, reunificar la patria dividida e implantar la soberanía nacional en todo el país.
En cerca de 40 años de ocupación del imperialismo yanqui y de su política de esclavización, el Sur de Corea se ha convertido completamente en una colonia, privada de toda soberanía, y su población sufre toda clase de infortunios y calamidades. Los imperialistas yanquis y sus lacayos, para mantener su dominio colonial fascista, han difundido allí ampliamente las ideas de adoración y servilismo, de temor y supeditación a Estados Unidos. Nuestro Partido, enarbolando la bandera de la idea Juche, acelerará la construcción socialista e intensificará la lucha por la reunificación independiente de la Patria con miras a implantar la soberanía nacional en todo el país y aproximar la victoria de la causa revolucionaria del Juche en nuestro país.
Una tarea importante que se presenta en la actualidad para llevar al triunfo la causa revolucionaria de la clase obrera, iniciada por Marx, es la de oponerse al imperialismo y acelerar el proceso de realización de la independencia en el mundo.
Para derrotar definitivamente al imperialismo y lograr la victoria de la revolución mundial es preciso reforzar la lucha antimperialista y antiyanqui. Al margen de esta lucha, es inconcebible lograr y consolidar la independencia nacional, anticipar la victoria de la causa del socialismo y el comunismo, prevenir la guerra y mantener la paz y la seguridad en el mundo.
Con motivo del 165 aniversario del nacimiento y el centenario del fallecimiento de Carlos Marx, los partidos comunistas y obreros de muchos países del mundo expresaron su decisión de luchar por liquidar el imperialismo y el colonialismo, establecer el régimen de la clase obrera, construir una nueva sociedad libre de explotación y opresión, y llevar al triunfo la causa del socialismo y el comunismo bajo la bandera del marxismo-leninismo. Esto constituye la condición fundamental para aglutinar con un lazo clasista a los países socialistas y los partidos comunistas y obreros.
Los pueblos de Asia, África y América Latina deben luchar con valentía contra el imperialismo y el colonialismo, y cumplir a carta cabal las tareas de la revolución antimperialista de liberación nacional. Los pueblos de diversas regiones que se encuentran aún bajo el yugo del imperialismo, el colonialismo y el racismo, deben librar vigorosamente toda forma de lucha revolucionaria, incluida la armada, a fin de expulsar a los imperialistas y realizar la descolonización y la independencia de sus países; mientras tanto los pueblos progresistas del mundo deberán apoyarlos y respaldarlos activamente en su lucha, tanto en el plano material como en el espiritual.
Los pueblos de los países recién liberados del yugo imperialista tienen que expulsar, tanto en el terreno político como en el económico, al imperialismo extranjero y a las fuerzas reaccionarias nativas, consolidar las fuerzas revolucionarias, establecer un avanzado régimen social, así como desarrollar una economía nacional independiente y la cultura nacional. Solo así podrán defender los logros de la Revolución, alcanzar la prosperidad del país y la nación y contribuir a la causa común de los pueblos del mundo por sepultar al imperialismo.
Debido a las maquinaciones provocativas de la nueva guerra que los imperialistas norteamericanos llevan a cabo en todas partes del mundo, hoy la humanidad se encuentra ante esa alternativa crucial: una nueva guerra mundial o la paz.
La situación actual exige que todas las personas que desean la seguridad y la paz para la humanidad se unan, independientemente de la diferencia de criterio político, creencia religiosa y régimen social, para luchar contra las maniobras de provocación de guerra de los imperialistas yanquis y defender la paz mundial.
El Partido del Trabajo de Corea y el pueblo coreano, unidos firmemente bajo la bandera del antimperialismo y la independencia con los países socialistas, la clase obrera internacional, los pueblos de los países no alineados y los demás pueblos progresistas del mundo, harán activos esfuerzos por la victoria de la Revolución coreana y mundial, cumpliendo así su deber nacional e internacional.
Es invencible la justa causa revolucionaria de nuestro pueblo, que marcha a pasos firmes, estrechamente unido en torno al Comité Central del Partido, encabezado por el gran Líder, camarada Kim Il Sung.