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Biblioteca:Documentos de la Revolución Cubana 1959/Introducción

De ProleWiki, la enciclopedia proletaria
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Ante la última maniobra del imperialismo norteamericano para impedir la victoria del Ejército Rebelde sobre la tiranía, estando este ya a las puertas de Santiago de Cuba el 1ro. de enero de 1959, Fidel Castro afirmó en memorable alocución: «Esta vez los mambises sí entrarán en Santiago de Cuba». Así, no solo reivindicaba una ofensa histórica[1] que vivía en la memoria del pueblo cubano; también, al enfatizar que esta vez sí se trataba de una Revolución, anunciaba el principio del fin de las frustraciones derivadas de una independencia escamoteada por los Estados Unidos, desde su intervención en la guerra de los cubanos contra España en 1898.

Sin embargo, las complejas circunstancias del triunfo insurreccional determinaron la instalación de un gobierno de composición mixta, entre cuyos integrantes eran identificables figuras revolucionarias, reformistas y de la burguesía; estas últimas contribuyeron a la inoperancia que lo caracterizó durante el primer mes y medio de su existencia.

Con la asunción de Fidel Castro al cargo de primer ministro, comenzaría la progresiva –y plena de conflictos– radicalización del gobierno, hasta convertirse, a fines de ese año, en un organismo en el que predominaban las fuerzas revolucionarias.

Durante 1959, la Revolución no solo tomó el poder político, sino que dio inicio a un proceso de profundas transformaciones sociales, con lo cual sentó las bases para intentar avanzar una sociedad diferente. Aquel proceso puede ser inteligible desde los documentos que constituyen este libro.[2]

Al pasar balance de ese primer año, se constata que:

  • Comenzó la destrucción del Estado burgués neocolonial; no solo su aparato represivo: ejército, policía y organismos afines, sino el proceso de desmontaje de las instituciones burguesas.
  • Se fueron creando las bases institucionales del nuevo poder revolucionario, proceso en el cual el Ejército Rebelde, al igual que en la lucha contra la tiranía, tuvo un papel decisivo.
  • El poder revolucionario comenzó a generar y a aplicar sus políticas internas e internacionales, con independencia. Un Estado soberano sustituyó al derrocado por la Revolución, rompiéndose el mito del «fatalismo geográfico». Los lazos de la dependencia política del imperialismo estadounidense fueron cortados.
  • El pueblo comenzó a disfrutar de verdadera libertad, integrándose masivamente al proceso revolucionario.
  • Fueron confiscadas las propiedades de los miembros de la tiranía, de sus colaboradores y otros muchos malversadores de los fondos públicos, creándose, desde ese momento, una importante base para la que sería, más tarde, área de propiedad social de la economía.
  • Se promulgó la Ley de Reforma Agraria, proscribiéndose el latifundio nacional, y extranjero, en particular de propiedad estadounidense; se distribuyó tierras a los campesinos desposeídos, erradicándose la explotación a que eran sometidos por diversas vías, el campesinado y los obreros agrícolas.
  • Se nacionalizaron los recursos del suelo y el subsuelo.
  • Se inició un proceso de saneamiento social, a partir de radicales pronunciamientos públicos, medidas educativas, y aprobación de leyes contra las principales lacras de la sociedad cubana de la época: la prostitución, el juego ilícito y la usura.
  • Se declaró como injusta e inaceptable la discriminación racial y comenzó la incorporación social de la mujer.
  • Se inauguró la que fue denominada defensa de la economía nacional, orientada a promover el desarrollo del país, estableciéndose el control de las divisas, de las importaciones, la búsqueda de nuevos mercados y la creación de la marina mercante nacional.
  • Fueron fundadas las Fuerzas Armadas Revolucionarias, sobre la base del Ejército Rebelde, así como las Milicias Nacionales Revolucionarias. Ambas constituyeron significativos medios de integración masiva del pueblo a la defensa de la patria desde el comienzo de las agresiones terroristas promovidas desde los Estados Unidos y por ese país. Fueron enfrentados exitosamente todos los intentos contrarrevolucionarios, internos y externos, para destruir la Revolución.
  • Comenzó el proceso de creación de un sistema nacional de educación, a partir de la dignificación de la enseñanza pública, la reforma integral de la enseñanza, la creación de miles de aulas en campos y ciudades y el inicio de la definitiva eliminación del analfabetismo.
  • Se creó el Contingente de Médicos Rurales, para brindar por primera vez atención curativa y preventiva a la, históricamente, olvidada población rural cubana.
  • Tuvo lugar, progresivamente, la elevación del nivel de vida del pueblo, al ser promulgadas leyes de beneficio popular, la creación de nuevos empleos, y el aumento de los salarios mínimos en varios sectores y ramas de la economía nacional.
  • El liderazgo revolucionario continuó la política de unidad de las fuerzas revolucionarias, imprescindible para la consolidación de la Revolución.

Los procesos hasta aquí señalados, permiten afirmar que al hacer referencia a 1959 como el Año de la Liberación, esta expresión contiene un doble significado: liberación nacional y alta presencia de contenidos de liberación social.

Los documentos recogidos en este libro guardan relación con lo que hemos considerado momentos significativos de la actividad de cambio social desplegada en 1959, aunque, por supuesto, no constituyen la totalidad de las acciones realizadas y las medidas tomadas a lo largo de ese año.

La investigación que precedió esta selección documental, se basó en las siguientes premisas:

  1. La necesidad de acudir a documentos originales en el proceso complejo de analizar, explicar e interpretar los acontecimientos del primer año de la Revolución cubana. De ninguna manera ello significa que descartemos otros instrumentos metodológicos con el mismo fin.
  2. La posibilidad de que mediante el análisis de los documentos originales (más las notas aclaratorias que preceden a algunos de esos documentos), investigadores, estudiantes y lectores acuciosos expliquen e interpreten las circunstancias y el clima político-ideológico de profunda lucha de clases en que fueron llevadas a cabo las tareas constructivas de esa etapa de la Revolución.
  3. La consideración como documentos, no solo de las leyes, decretos, o regulaciones emitidos por el Consejo de Ministros, sino también de discursos, comparecencias televisivas, entrevistas periodísticas, notas diplomáticas e, incluso, artículos escritos en publicaciones de la época por los miembros más relevantes del Ejército Rebelde y del Gobierno Revolucionario, es decir, de la vanguardia revolucionaria.

Los autores han considerado útil –en aras de propiciar la comprensión de este importante período– la elaboración de notas aclaratorias a los documentos. En algunos casos, una nota presenta varios documentos que constituyen una unidad de acontecimientos políticos, económicos o sociales; en otros, uno solo, al que le hemos concedido alta significación por su resonancia futura.

La mayoría de los documentos no han sido reproducidos después de su emisión original y casi todos han debido ser rastreados en archivos específicos y hasta personales; de ahí la utilidad de tenerlos a mano en un único volumen, sobre todo para conocimiento de las generaciones más jóvenes.

Estos han sido cotejados con las fuentes utilizadas; se ha respetado la redacción original, y solo se han realizado cambios formales mínimos.

Es nuestro criterio, que el acceso a esta documentación permite arribar a la certeza de que las medidas tomadas por la Revolución cubana durante 1959 –que plasmaron los sueños del Moncada e iniciaron el camino al socialismo– no fueron, parafraseando a Mariátegui, ni calco, ni copia, sino creación heroica.

Los Autores

  1. En 1898 el general estadounidense Shafter impidió la entrada victoriosa del Ejército Libertador en Santiago de Cuba, según los términos de la rendición española aceptados por aquel.
  2. El libro forma parte de un proyecto de investigación más amplio acerca de las grandes transformaciones de la Revolución cubana.