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Biblioteca:Documentos de la Revolución Cubana 1959/Primeras medidas de beneficio popular

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La asunción de Fidel Castro como Primer Ministro del recién instaurado Gobierno Revolucionario en 1959 constituyó una radicalización del funcionamiento de esta institución, iniciándose de inmediato la promulgación de medidas de beneficio popular.

Al tomar posesión de su nueva responsabilidad, Fidel expresó que había que estar consciente de que el camino de la Revolución era fatigoso, que había que tener esa idea presente y no dejar que muriera el entusiasmo.

En la sesión del Consejo de Ministros, de ese mismo día, adelantó algunas de sus ideas fundamentales, las que se correspondían con las medidas del Programa del Moncada recogidas en «La historia me absolverá»: Reforma Agraria y con ella la erradicación del latifundio; rebaja de alquileres; libre acceso del pueblo a las playas; construcción de viviendas e inversiones en nuevas industrias, entre otras.

Marzo fue un mes significativo en la aprobación de medidas de beneficio popular.

El día 3 se decretó la intervención de la Cuban Telephone Company y se derogó el aumento de las tarifas telefónicas establecidas por Batista el 13 de marzo de 1957, el mismo día que el Directorio Revolucionario asaltó el Palacio Presidencial y que en la represión posterior fue asesinado Pelayo Cuervo Navarro, abogado y dirigente ortodoxo que había denunciado los sucios manejos del pulpo telefónico.

El 10 de marzo fue promulgada la Ley de rebaja de alquileres de las viviendas, mediante la cual fueron disminuidas en 50 % las rentas de las viviendas cuyos pagos no excedían de 100 pesos mensuales; en un 40 % las rentas mayores de 100 pesos y que no excedieran de 200 y en un 30 % los alquileres mayores de 200 pesos mensuales.

El 12 de marzo se celebró el acto de inicio de la construcción de viviendas populares en La Habana del Este, a cargo del INAV, en el que participó el líder de la Revolución.

El 17 de marzo se declararon públicas las playas del país y el día 20 de marzo fueron rebajados los precios de las medicinas.

Dos días después, el 22 de marzo, convocado por la CTC-R, se efectuó frente al antiguo Palacio Presidencial –hoy Museo de la Revolución– el primer desfile y concentración de trabajadores en apoyo a las leyes revolucionarias. En el acto habló el ex presidente de Costa Rica José Figueres, que inscribió su discurso en los términos de la guerra fría y la sumisión al imperialismo estadounidense.

Por su parte, Fidel Castro, al hacer uso de la palabra, estableció claramente que la Revolución cubana era una Revolución verdadera y no una farsa más de las muchas que había contemplado América y por esa razón se concitaban contra ella las oligarquías nacional e internacional. Ese era el origen de las campañas sistemáticas contra la Revolución que pretendían aislarla de los pueblos del continente para agredirla después.

Explicó también que las tareas que la Revolución acometía en ese momento estaban dirigidas, por un lado, a rebajar el costo de la vida, y por otro, a mejorar el ingreso de los que ganaban poco y dárselo a los que no lo tenían. En cuanto a la prelación de estas tareas, dijo:

¿Y cuáles son las batallas que debemos ganar y en el orden que las debemos ganar? La batalla contra el desempleo, la batalla por la elevación del nivel de los que ganan salarios más bajos, la batalla por la rebaja del costo de la vida y una batalla de las más justas que hay que librar, una de las batallas en las cuales es necesario hacer hincapié cada día más –y puedo llamarla la cuarta batalla–, es porque se acabe la discriminación racial en los centros de trabajo.

Precisó que no creía necesario aprobar una ley contra un prejuicio absurdo, sino que había que llevar a cabo una campaña para poner fin a ese sistema odioso de discriminación.

Se refirió también a la necesidad de entrenar a todo el pueblo para defender la Revolución, en tanto la única esperanza de la contrarrevolución para conquistar de nuevo el poder era la ayuda del extranjero.

Para finalizar su exposición hizo un llamado a la unión de todos los sectores y fuerzas en estrecho haz, y afirmó: «Que la Nación tiene una tarea muy grande por delante, que la Nación tiene una tarea muy dura por delante, y esta es empresa de hombres enteros y no de sietemesinos, esta es empresa de hombres generosos y no de egoístas, esta es una empresa de valientes y no de cobardes».