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Modelo agroexportador (Argentina)

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El modelo agroexportador (1880-1930) fue el modelo económico argentino mediante el cuál el país profundizó su integración a la economía mundial a la vez que incrementaba su dependencia económica respecto a las potencias industriales.

Políticamente, este período cubre las presidencias de la República Conservadora (1880-1916) y las primeras presidencias radicales (1916-1930).

La dinámica económica de este período se caracteriza por la alternancia de ciclos de crecimiento impulsados por la inversión extranjera, períodos de crisis financieras y su posterior recuperación dando paso a nuevas inversiones extranjeras: segunda ola de inversiones extranjeras (1881-1890), crisis de 1890, recuperación (1890-1903), tercera ola de inversiones extranjeras (1903-1914), crisis de 1913, efectos de la Primera Guerra Mundial (1914-1918), recuperación de posguerra, crisis de 1930.

Características[editar | editar código]

Economía[editar | editar código]

Argentina pasa a integrarse a la economía mundial como un importante proveedor de materias primas, especialmente lana, cereales y carne.

Argentina experimentó un período de crecimiento económico sostenido, impulsado por la expansión de las exportaciones y la inversión extranjera.

Millones de inmigrantes europeos llegaron a Argentina, impulsados por las oportunidades de trabajo en el campo y en las ciudades.

La expansión agropecuaria favoreció la concentración de la tierra en manos de grandes terratenientes.

A pesar del enfoque en la agroexportación, se desarrolló un incipiente sector industrial, principalmente en Buenos Aires.

Política[editar | editar código]

Partidos de las clases terrateniente y burguesa[editar | editar código]

Durante la República Conservadora (1880-1916) el Partido Autonomista Nacional (PAN) ostentó todas las presidencias. Este representaba principalmente los intereses de las élites económicas del país, particularmente los grandes terratenientes pampeanos vinculados al modelo agroexportador, los encontraron en el PAN un garante del orden y la estabilidad necesarios para el desarrollo de sus negocios. El PAN promovió la inversión extranjera, principalmente británica, en sectores clave como el comercio, el transporte y la banca. Esta política, si bien impulsó el crecimiento económico, también incrementó la dependencia del país respecto del capital extranjero y fortaleció la posición de las empresas extranjeras en la economía argentina.

En la segunda etapa de este período (1916-1930), la Unión Cívica Radical (UCR) fue el partido que ostentó las presidencias. Este se caracterizó por representar una amplia gama de intereses de clase, atrayendo a diversos sectores de la sociedad argentina, lo que la convirtió en un movimiento heterogéneo con falta de definiciones claras sobre algunos interrogantes del momento histórico y social.

Si bien la UCR no era un partido obrero, sus gobiernos, especialmente durante la presidencia de Hipólito Yrigoyen (1916-1922 y 1928-1930), implementaron algunas políticas que beneficiaron a sectores de la clase trabajadora. Yrigoyen buscó el diálogo con las organizaciones sindicales y promovió la negociación colectiva. La política laboral de Yrigoyen favoreció el crecimiento del sector "sindicalista" del movimiento obrero. Sin embargo, la UCR también recurrió a la represión para contener las protestas obreras, como en el caso de la Semana Trágica de 1919.

Movimientos, organizaciones y partidos de la clase trabajadora[editar | editar código]

En cuanto a los movimientos y organizaciones políticas de la clase trabajadora en este período destacan:

  • El Anarquismo: Este movimiento tuvo una notable difusión en Argentina, especialmente entre los trabajadores inmigrantes que llegaban al país. El contexto socioeconómico de fines del siglo XIX, marcado por la abundancia de tierras y la escasez de mano de obra, así como la exclusión política de los trabajadores inmigrantes, favoreció la expansión del anarquismo. Los anarquistas se oponían al estado y a la participación en la política electoral, promoviendo la acción directa y la huelga general como métodos de lucha. La Federación Obrera Argentina (FORA), fundada en 1901, fue la central obrera anarquista más importante del periodo.
  • El Socialismo: Fundado en 1896, el Partido Socialista (PS) se consolidó como una fuerza política que defendía los derechos de los trabajadores y promovía reformas sociales. El PS abogaba por la acción política a través de la vía electoral y parlamentaria, buscando alcanzar mejoras para la clase trabajadora mediante leyes y políticas públicas. La Unión General de Trabajadores (UGT), fundada en 1902, fue la central obrera ligada al socialismo. El PS logró un éxito importante en 1904 con la elección de Alfredo L. Palacios como diputado por la Capital Federal.
  • El Sindicalismo Revolucionario: Surgido a principios del siglo XX, el sindicalismo revolucionario combinaba elementos del anarquismo y el socialismo. Esta corriente abogaba por la acción directa a través de los sindicatos y la huelga general, pero a diferencia de los anarquistas, aceptaba la participación en la política para alcanzar reformas a favor de los trabajadores. El sindicalismo revolucionario ganó influencia en la UGT, desplazando a los socialistas de la dirección en 1906. La Confederación Obrera Regional Argentina (CORA), creada en 1909, fue la central obrera vinculada al sindicalismo revolucionario.
  • El Comunismo: Luego de la Revolución de Octubre, y rompiendo con el reformista Partido Socialista, surge el Partido Comunista de la Argentina (1918) afiliado luego a la Tercera Internacional.

Los eventos más importantes relativos a la lucha de clases en este período son: la huelga de los trabajadores portuarios (1902), la Semana Trágica (1919) y la Patagonia Rebelde (1921-1922).

Desarrollo histórico del Modelo Agroexportador[editar | editar código]

República Conservadora (1880-1916)[editar | editar código]

Expansión inicial (1880-1890): segunda ola de inversiones extranjeras[editar | editar código]

Conquista del "desierto" (1878-1885): La incorporación de la Patagonia al territorio nacional permitió la expansión de la ganadería y la agricultura.

Esta expansión inicial del modelo agroexportador coincide con la segunda ola de inversiones extranjeras (1881-1890) en el país liderada por Gran Bretaña que, convertido en el principal inversor y socio comercial de Argentina, financiaría la construcción de ferrocarriles, puertos y el desarrollo del sistema financiero.

Entre las características de esta ola inversionista destacan:

  • Aumento sin precedentes: En poco más de quince años, las inversiones británicas en Argentina pasaron de 23 millones de libras esterlinas en 1874 a cerca de 175 millones en 1890. Este incremento exponencial reflejó el creciente interés de los inversores extranjeros en las oportunidades que ofrecía la economía argentina.
  • Motivación por la rentabilidad: A diferencia del período anterior, la inversión extranjera en esta etapa no estaba motivada por la expansión del comercio británico, sino por la búsqueda de una alta tasa de rentabilidad.
  • Concentración en infraestructura y deuda pública: Los ferrocarriles y los empréstitos públicos fueron los principales destinos de la inversión extranjera durante este período. La construcción de una extensa red ferroviaria fue esencial para conectar las zonas de producción agropecuaria con los puertos de exportación, mientras que los empréstitos públicos financiaron las necesidades del Estado argentino.
  • Especulación y falta de control: La afluencia masiva de capitales extranjeros, junto con la expansión del crédito interno, generó un ambiente de especulación que contribuyó a la crisis económica de 1890. La falta de un control adecuado sobre la entrada y la utilización de estos capitales, permitió el desvío de recursos hacia actividades especulativas, como la compra de tierras, en detrimento de la inversión productiva.
  • Impacto en la balanza comercial: La inversión extranjera, al financiar la expansión de las importaciones, contribuyó al déficit de la balanza comercial durante la década de 1880. Este déficit, que solo pudo ser cubierto temporalmente por la entrada de capitales, se convirtió en un factor de vulnerabilidad para la economía argentina.

Por otro lado, como consecuencias de la estas inversiones extranjeras tenemos:

  • Expansión de la economía agroexportadora: La inversión extranjera, junto con la inmigración masiva y el desarrollo del transporte, impulsó la expansión de la economía agroexportadora argentina.
  • Modernización del país: La construcción de ferrocarriles, puertos y otras obras de infraestructura, financiada por capitales extranjeros, contribuyó a la modernización del país y a la integración de su territorio.
  • Dependencia del capital extranjero: La fuerte dependencia del capital extranjero generó una vulnerabilidad ante las fluctuaciones de los mercados internacionales, como se evidenció con la crisis de 1890.
  • Concentración de la riqueza: El modelo agroexportador, favorecido por la inversión extranjera, contribuyó a la concentración de la tierra y la riqueza en manos de una élite terrateniente.

Luego, la ola de inversiones extranjeras entre 1881 y 1890 fue un factor determinante en la consolidación del modelo agroexportador argentino. Si bien este proceso de inversiones contribuyó al crecimiento económico y a la modernización del país, también generó una dependencia del capital extranjero y acentuó la concentración de la riqueza. La crisis de 1890, provocada en parte por la especulación financiera y la interrupción del flujo de capitales, puso de manifiesto los riesgos asociados a la dependencia del financiamiento externo.

Crisis de 1890[editar | editar código]

La crisis económica de 1890 en Argentina representó un punto de inflexión en la historia del modelo agroexportador. Si bien este modelo había experimentado un período de crecimiento acelerado en la década de 1880, las debilidades estructurales, la especulación financiera y los shocks externos se combinaron para provocar una profunda crisis que expuso los límites del modelo y sus consecuencias para la sociedad argentina.

Entre las causas principales de la crisis tenemos:

  • Especulación financiera y burbuja inmobiliaria: La afluencia masiva de capitales extranjeros, junto con la expansión del crédito interno, creó un ambiente propicio para la especulación. La compra indiscriminada de tierras, con la expectativa de una rápida valorización, infló una burbuja inmobiliaria que finalmente colapsó.
  • Déficit de la balanza comercial: Como se destacó en la sección anterior, la inversión extranjera, al financiar la importación de bienes de consumo y capital, contribuyó al déficit de la balanza comercial. Este desequilibrio, que se hizo más pronunciado en la década de 1880, solo pudo ser cubierto temporalmente por la entrada de capitales que con la crisis de 1890 disminuyeron.
  • Caída de la inversión extranjera: En 1890, la confianza de los inversores extranjeros en Argentina se debilitó debido a la crisis financiera internacional y a la percepción de un manejo inadecuado de la economía por parte del gobierno de Miguel Juárez Celman. El colapso del banco Baring Brothers, uno de los principales financistas de Argentina, agravó la situación al cortar abruptamente el flujo de capitales hacia el país.
  • Dependencia del capital extranjero: La economía argentina se había vuelto altamente dependiente del capital extranjero para financiar su crecimiento. Esta dependencia la hizo vulnerable a las fluctuaciones de los mercados internacionales y a los cambios en el sentimiento de los inversores.
  • Descontrol monetario y fiscal: El gobierno de Juárez Celman, en un intento por mantener el ritmo de crecimiento, implementó políticas monetarias y fiscales expansivas que contribuyeron a la inflación y al desequilibrio de las cuentas públicas.

Estas causas llevaron a los siguientes efectos:

  • Recesión económica: La crisis de 1890 provocó una profunda recesión económica en Argentina. La caída de la inversión extranjera, la contracción del crédito y el colapso de la burbuja inmobiliaria generaron una disminución de la actividad económica, el aumento del desempleo y la caída de los salarios.
  • Devaluación del peso: La crisis obligó al gobierno a abandonar la convertibilidad del peso, lo que llevó a una fuerte devaluación de la moneda nacional. Esta devaluación, si bien benefició a los exportadores al abaratar sus productos en los mercados internacionales, perjudicó a los sectores que dependían de las importaciones y a los trabajadores, cuyo poder adquisitivo se vio erosionado.
  • Crisis bancaria: La crisis financiera provocó la quiebra de numerosos bancos, tanto nacionales como extranjeros. La caída del Banco Nacional, la principal institución financiera del país, tuvo un impacto devastador en el sistema crediticio y en la economía en general.
  • Cesación de pagos de la deuda externa: Incapaz de afrontar sus compromisos externos, Argentina se vio obligada a declarar la cesación de pagos de su deuda externa. Esta decisión dañó la reputación crediticia del país y dificultó el acceso a nuevos financiamientos en los mercados internacionales.
  • Agudización de la lucha de clases: La crisis económica agudizó las tensiones sociales y políticas en Argentina. El descontento popular, alimentado por la recesión, el desempleo y la inflación, se tradujo en protestas, huelgas y levantamientos.
  • Surgimiento de la Unión Cívica Radical: La crisis de 1890 también contribuyó al surgimiento de nuevos movimientos políticos, como la Unión Cívica Radical, que desafiaron el orden conservador y demandaron reformas políticas y sociales.

Recuperación (1890-1903)[editar | editar código]

La recuperación de la crisis de 1890 fue lenta y gradual. La implementación de políticas de ajuste fiscal y monetario, junto con la renegociación de la deuda externa, sentaron las bases para la estabilización económica. Sin embargo, la crisis dejó profundas cicatrices en la sociedad argentina y expuso las debilidades estructurales del modelo agroexportador.

La recuperación de la confianza de los inversores internacionales sentaron las bases para una nueva etapa de crecimiento, impulsada por la creciente demanda internacional de productos agropecuarios.

Reactivación (1903-1914): tercera ola de inversiones extranjeras[editar | editar código]

Tercera ola de inversiones extranjeras (1903-1914): se caracterizó por un flujo constante de capitales, principalmente de origen británico, pero con una mayor diversificación que en la etapa anterior, incluyendo capitales alemanes, franceses y norteamericanos. Estas inversiones contribuyeron a la consolidación del modelo agroexportador y a un período de crecimiento económico significativo.

Causas que impulsaron esta tercera ola inversionista:

  • Crecimiento de la demanda internacional: La creciente demanda internacional de productos agropecuarios, como carne, trigo y lana, generó expectativas favorables sobre la rentabilidad de las inversiones en el sector agropecuario argentino.
  • Estabilidad política e institucional: La consolidación del Estado nacional, tras las luchas internas del siglo XIX, brindó un marco de mayor estabilidad política e institucional que atrajo a los inversores extranjeros.
  • Políticas favorables a la inversión extranjera: El gobierno argentino implementó políticas que promovían la inversión extranjera, como la garantía de ganancias mínimas para las empresas ferroviarias, la concesión de tierras adyacentes a las vías y la exención de impuestos.
  • Abundancia de recursos naturales: La disponibilidad de vastas extensiones de tierra fértil y otros recursos naturales, como agua y minerales, atrajo la atención de los inversores extranjeros.

Características de las inversiones:

  • Flujo constante y diversificación de orígenes: A diferencia del período anterior, el flujo de capitales extranjeros se mantuvo constante durante esta etapa, y se diversificó en cuanto a su origen. Si bien Gran Bretaña continuó siendo el principal inversor, Alemania, Francia y Estados Unidos aumentaron su participación.
  • Vinculación con el comercio exterior: A partir de 1900, el movimiento comercial y el de capitales tuvieron una mayor vinculación debido a las transformaciones en la estructura productiva. El boom de las exportaciones agropecuarias generó excedentes que permitieron financiar las importaciones y los servicios de la deuda.
  • Concentración en ferrocarriles e infraestructura: Al igual que en la etapa anterior, los ferrocarriles fueron el principal destino de la inversión extranjera. La expansión de la red ferroviaria fue fundamental para el desarrollo de la economía agroexportadora. Además de los ferrocarriles, las inversiones se dirigieron a otros sectores de infraestructura, como puertos, obras sanitarias y servicios públicos.
  • Inversiones en otros sectores: Si bien los ferrocarriles y la infraestructura dominaron el panorama, también se registraron inversiones en otros sectores, como bancos, compañías de seguros, empresas de servicios públicos y establecimientos industriales, principalmente dedicados a la transformación de productos primarios.
  • Empréstitos públicos: Los empréstitos públicos, nacionales, municipales y provinciales, también atrajeron inversiones extranjeras, aunque su importancia relativa disminuyó en comparación con la década de 1880. Estos empréstitos financiaron las necesidades del Estado argentino y el desarrollo de obras de infraestructura.

En 1913, el capital británico en Argentina superaba la suma de las colocaciones británicas en Brasil, México y Chile, convirtiendo a la Argentina en el principal receptor de capital británico en América Latina.

Efectos:

  • Crecimiento económico: La inversión extranjera contribuyó al crecimiento económico de Argentina durante este período. La expansión de la economía agroexportadora, la modernización de la infraestructura y el desarrollo de nuevos sectores productivos generaron un aumento del PIB y del ingreso per cápita.
  • Expansión del modelo agroexportador: Las inversiones extranjeras, al financiar la construcción de ferrocarriles, puertos y frigoríficos, consolidaron el modelo agroexportador. La expansión de la producción agropecuaria generó mayores excedentes exportables, lo que permitió financiar las importaciones y los servicios de la deuda.
  • Modernización del país: Las inversiones en infraestructura, como ferrocarriles, puertos y obras sanitarias, contribuyeron a la modernización del país y a la integración de su territorio.
  • Concentración de la riqueza: El modelo agroexportador, beneficiado por la inversión extranjera, contribuyó a la concentración de la tierra y la riqueza en manos de una élite terrateniente.
  • Dependencia del capital extranjero: Si bien el flujo de capitales extranjeros impulsó el crecimiento, también generó una mayor dependencia del financiamiento externo. Esta dependencia hizo a la economía argentina vulnerable a las fluctuaciones de los mercados internacionales, como se evidenció con la crisis de 1913.

Crisis de 1913[editar | editar código]

A pesar del crecimiento económico, la economía argentina experimentó una nueva crisis en 1913. Esta crisis, provocada por una combinación de factores internos y externos, puso de manifiesto la vulnerabilidad del modelo agroexportador y la fragilidad del sistema financiero.

Factores que contribuyeron a la crisis de 1913:

  • Dependencia del capital externo: La economía argentina seguía siendo altamente dependiente del capital externo para financiar su crecimiento. La disminución del flujo de capitales a partir de 1910, debido a factores internacionales como la guerra de los bóers en Sudáfrica y la rebelión de los bóxer en China, generó un desequilibrio en la balanza de pagos.
  • Especulación y sobreinversión: La abundancia de capitales en los años previos a la crisis alimentó la especulación y la sobreinversión en algunos sectores. El colapso de algunas inversiones, junto con la caída de los precios de algunos productos agropecuarios, contribuyeron a la crisis.
  • Debilidad del sistema financiero: El sistema bancario argentino era frágil y vulnerable a las crisis. La falta de regulación y supervisión adecuada permitió la expansión del crédito de manera descontrolada, lo que exacerbó los efectos de la crisis.

Impacto de la crisis de 1913:

  • Recesión económica: La crisis de 1913 provocó una recesión económica, con una disminución de la actividad productiva, el aumento del desempleo y la caída de los salarios.
  • Crisis bancaria: La crisis financiera llevó a la quiebra de numerosas entidades financieras, lo que agudizó la contracción del crédito y afectó la economía en general.
  • Suspensión de la convertibilidad: El gobierno se vio obligado a suspender la convertibilidad del peso en 1914, lo que llevó a una devaluación de la moneda nacional.

La ola de inversiones extranjeras entre 1903 y 1914 fue un factor clave en el crecimiento económico de Argentina y en la consolidación del modelo agroexportador. Sin embargo, la dependencia del capital extranjero, la especulación y la fragilidad del sistema financiero generaron vulnerabilidades que se manifestaron en la crisis de 1913. Esta crisis marcó el fin de una etapa de expansión y anticipó los desafíos que enfrentaría el modelo agroexportador en las décadas siguientes.

Impacto de la Primera Guerra Mundial (1914-1918)[editar | editar código]

La Primera Guerra Mundial (1914-1918) tuvo un impacto significativo en la economía argentina basada en el modelo agroexportador que dependía en gran medida del comercio con Europa. El conflicto bélico provocó una serie de disrupciones en el comercio internacional, la inversión extranjera y los mercados de capitales, lo que obligó a Argentina a adaptarse a un nuevo escenario.

Efectos negativos:

  • Caída del comercio exterior: La guerra provocó una disminución del comercio exterior argentino, especialmente con los países europeos involucrados en el conflicto. La interrupción del tráfico transatlántico, la falta de bodegas, el aumento de los fletes y la escasez de productos importables afectaron tanto las exportaciones como las importaciones. Entre 1913 y 1915, el comercio de importación disminuyó un 40%. Si bien las exportaciones continuaron, los componentes de la canasta exportadora se vieron alterados y la competencia de otros países exportadores se intensificó.
  • Reducción de la inversión extranjera: El flujo de capitales extranjeros hacia Argentina disminuyó drásticamente durante la guerra, debido a la necesidad de los países europeos de financiar sus propios esfuerzos bélicos. Esta disminución de la inversión afectó la expansión de la infraestructura y el desarrollo de nuevos proyectos productivos.
  • Crisis financiera: La combinación de la caída del comercio exterior y la reducción de la inversión extranjera provocó una crisis financiera en Argentina. El gobierno se vio obligado a suspender la convertibilidad del peso en 1914, lo que llevó a una devaluación de la moneda nacional. La crisis bancaria resultante afectó la economía en general.

Efectos positivos:

  • Protección a la industria local: La disminución de las importaciones, debido a la guerra, generó una protección de facto para la industria local. Algunas industrias, como la textil, se beneficiaron de esta situación y pudieron expandir su producción. Sin embargo, la guerra no generó las condiciones propicias para un despegue industrial.
  • Diversificación de mercados: La guerra obligó a Argentina a buscar nuevos mercados para sus productos, lo que a largo plazo contribuyó a la diversificación de sus exportaciones. Si bien la dependencia de Europa se mantuvo, se intensificaron los vínculos comerciales con Estados Unidos.
  • Aumento de la demanda de algunos productos: La guerra provocó un aumento de la demanda de algunos productos agropecuarios argentinos, como la carne, lo que benefició a algunos sectores de la economía. Los precios de la carne se elevaron debido a la escasez y a las dificultades en el transporte marítimo.

La Primera Guerra Mundial marcó el inicio de una nueva era para la economía argentina. El conflicto bélico puso de manifiesto la vulnerabilidad del modelo agroexportador y la dependencia del capital extranjero. Si bien la guerra generó oportunidades para la industria local y la diversificación de mercados, los desafíos que enfrentaba el modelo agroexportador se intensificaron en la posguerra. A partir de este momento, Argentina se vio obligada a adaptarse a un nuevo escenario internacional, caracterizado por una mayor competencia, fluctuaciones en los mercados de capitales y la creciente influencia de Estados Unidos. La caída de los precios de los productos primarios, la competencia de otros países exportadores y la dificultad para acceder a financiamiento externo marcaron la década de 1920, anticipando la crisis de 1930.

Primeras presidencias radicales (1916-1930)[editar | editar código]

El acceso al poder de la Unión Cívica Radical en 1916 marca el inicio de una nueva era política, aunque no un nuevo modelo económico. Las primeras presidencias radicales en Argentina (1916-1930), bajo Hipólito Yrigoyen (1916-1922 y 1928-1930) y Marcelo Torcuato de Alvear (1922-1928), se desarrollaron en un contexto internacional complejo, marcado por la Primera Guerra Mundial, la posguerra y el inicio de la Gran Depresión.

Durante las presidencias de Yrigoyen (1916-1922 y 1928-1930) se implementarían políticas sociales y económicas que buscan modernizar el país. Por su lado, la presidencia de Marcelo Torcuato de Alvear (1922-1928) estaría marcada por la continuidad del modelo agroexportador, con un enfoque más liberal en la economía.

Primer gobierno de Hipólito Yrigoyen (1916-1922)[editar | editar código]

Salida de la crisis:

  • Impacto de la Primera Guerra Mundial: La guerra afectó el comercio exterior, redujo la inversión extranjera y provocó una crisis financiera. El gobierno suspendió la convertibilidad del peso en 1914, lo que llevó a una devaluación.
  • Protección de la industria: La disminución de las importaciones durante la guerra brindó cierta protección a la industria local, aunque no se tradujo en un despegue industrial significativo.
  • Intervencionismo estatal: Yrigoyen implementó políticas intervencionistas, como la creación de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF) en 1922, buscando un mayor control del Estado sobre los recursos estratégicos.
  • Tensión social: La posguerra trajo consigo un aumento de la conflictividad social, con numerosas huelgas y protestas obreras. El gobierno enfrentó la Semana Trágica en 1919, una violenta represión de trabajadores en huelga.
  • Política fiscal: El gobierno mantuvo una política fiscal conservadora, basada en impuestos a las importaciones, lo que lo hacía vulnerable a la caída del comercio exterior.

Gobierno de Marcelo T. de Alvear (1922-1928)[editar | editar código]

Recuperación:

  • Recuperación económica: Tras la crisis de la posguerra, la economía argentina experimentó una recuperación, impulsada por la demanda internacional de productos agropecuarios y la reanudación del flujo de capitales extranjeros.
  • Crecimiento del sector agropecuario: La agricultura y la ganadería continuaron siendo la base de la economía, beneficiándose del aumento de la demanda internacional.
  • Política agraria: El gobierno implementó la ley de arrendamientos en 1921, buscando mejorar las condiciones de los pequeños y medianos productores rurales.
  • Retorno a la convertibilidad: En 1927, el gobierno restableció la convertibilidad del peso, lo que generó estabilidad monetaria, pero también aumentó la dependencia del capital extranjero.
  • Triangulación comercial: Argentina se integró a una triangulación comercial con Gran Bretaña y Estados Unidos, exportando productos agropecuarios a Gran Bretaña e importando bienes industriales de Estados Unidos.

Segundo gobierno de Hipólito Yrigoyen (1928-1930)[editar | editar código]

De la recuperación al crack del 29 (crisis de 1930):

  • Prosperidad efímera: El inicio del segundo gobierno de Yrigoyen coincidió con un período de prosperidad económica, con exportaciones récord en 1928.
  • Vulnerabilidad a la crisis internacional: Sin embargo, la economía argentina seguía siendo vulnerable a las fluctuaciones de los mercados internacionales. La crisis de 1929, con la caída de la Bolsa de Wall Street, tuvo un impacto devastador en la economía argentina.
  • Crisis financiera: La crisis internacional provocó una drástica reducción del comercio exterior, la fuga de capitales y una nueva crisis financiera.
  • Golpe de Estado: En medio de la crisis económica y la creciente inestabilidad política, Yrigoyen fue derrocado por un golpe militar en septiembre de 1930, poniendo fin a la experiencia democrática burguesa.

Impacto regional desigual en el país[editar | editar código]

El modelo agroexportador tuvo un impacto desigual en las distintas regiones de Argentina.

Región Pampeana vs. Interior[editar | editar código]

  • La región pampeana, con su clima favorable y extensas tierras aptas para la agricultura y ganadería, se benefició enormemente del modelo agroexportador. La construcción de ferrocarriles, financiada en gran medida por capital extranjero, permitió conectar esta región con los puertos y facilitar el transporte de la producción hacia los mercados internacionales. Este desarrollo atrajo inversiones, inmigrantes y generó un importante crecimiento económico y demográfico.
  • El interior del país, en cambio, tuvo una experiencia muy distinta. Las limitaciones geográficas, la falta de infraestructura y la menor inversión estatal y privada dificultaron la integración de estas regiones al modelo agroexportador. La producción se orientó principalmente al mercado local, con un menor grado de especialización y un crecimiento más lento. El desarrollo del ferrocarril a fines del siglo XIX y principios del XX permitió una mayor conexión con la región pampeana, pero no fue suficiente para superar las desigualdades.

Buenos Aires vs. Otras Provincias[editar | editar código]

  • Buenos Aires, como principal centro político y económico del país, concentró gran parte de los beneficios del modelo agroexportador. Su puerto se consolidó como el principal punto de salida de la producción agropecuaria y de entrada de bienes importados. La ciudad experimentó un rápido crecimiento demográfico y urbano, atrayendo inmigrantes y capitales.
  • Otras provincias:
    • Incluso dentro de la región pampeana, hubo provincias con un desarrollo más limitado. Santa Fe, por ejemplo, logró un crecimiento importante gracias a la expansión de la agricultura, pero su desarrollo se vio condicionado por la competencia con Buenos Aires.
    • Las provincias mesopotámicas, como Entre Ríos y Corrientes, tuvieron un desarrollo aún más rezagado, con una economía basada en una ganadería extensiva y una menor integración al mercado internacional. La federalización de las rentas aduaneras también afectó negativamente a estas provincias.

Concentración de la Propiedad de la Tierra[editar | editar código]

El modelo agroexportador contribuyó a la concentración de la propiedad de la tierra en manos de grandes terratenientes, especialmente en la región pampeana. Si bien la expansión de la agricultura cerealera generó oportunidades para pequeños y medianos productores, la competencia por la tierra, el acceso al crédito y la tecnología favorecieron a los grandes propietarios. La UCR, con sus políticas de arrendamiento, intentó mejorar las condiciones de los pequeños productores, pero estas medidas tuvieron un impacto limitado.

La concentración de la tierra, junto con la dependencia de un reducido número de productos exportables, generó una estructura económica vulnerable a las fluctuaciones de los mercados internacionales. La crisis de 1930 puso en evidencia los límites del modelo agroexportador y la necesidad de una mayor diversificación económica.

Véase también[editar | editar código]