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El pensamiento económico del Che y algunos debates actuales  (José Luis Rodríguez)

De ProleWiki, la enciclopedia proletaria
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El pensamiento económico del Che y algunos debates actuales
AutorJosé Luis Rodríguez
TipoSerie de artículos
Escrito en6 de junio de 2021
Fuentehttps://www.cubaperiodistas.cu/2021/04/el-pensamiento-economico-del-che-y-algunos-debates-actuales-i/, https://www.cubaperiodistas.cu/2021/04/el-pensamiento-economico-del-che-y-algunos-debates-actuales-ii/, https://www.cubaperiodistas.cu/2021/05/el-pensamiento-economico-del-che-y-algunos-debates-actuales-iii/, https://www.cubaperiodistas.cu/2021/06/el-pensamiento-economico-del-che-y-algunos-debates-actuales-iv/


Uno de los aportes esenciales del Che a la Revolución cubana es, sin duda alguna, su pensamiento económico. Lamentablemente en muchas ocasiones, cuando se le recuerda, no se hace referencia a esta arista de sus ideas, aun cuando sus concepciones sobre la construcción económica en el socialismo fueron fundamentales desde  los inicios de nuestra Revolución, coincidentes con los conceptos esenciales de Fidel en ese terreno y de un valor conceptual imperecedero.

Por todo esto, especialmente para nuestros jóvenes resulta muy importante tener muy presentes algunos aspectos de lo que constituyen sus ideas medulares sobre la Economía Política del socialismo. Todo ello cobra particular relevancia cuando nos encontramos en el proceso de transformaciones económicas más complejo y profundo de la historia revolucionaria, enmarcado en los propósitos de la Tarea Ordenamiento y donde –aparentemente para algunos- las soluciones del presente se circunscriben a la economía aplicada, sin que medie la política como elemento sustancial al socialismo, idea que fuera sintetizada magistralmente por Fidel cuando expresó en varias oportunidades que –en nuestras condiciones- no hay economía sin política, ni política sin economía.[1]

I

Desde el triunfo mismo de enero de 1959, el Che asumió un conjunto de responsabilidades en la esfera de la economía, que lo llevaron a ocupar puestos en la dirección del Departamento de Industrialización del INRA, la Presidencia del Banco Nacional de Cuba y finalmente como ministro de Industrias, a partir de 1961. En todos esos cargos desarrolló una intensa labor, pero sobre todo, nos mostró la importancia de dedicar tiempo a los estudios aún en medio de las responsabilidades más complejas, tal y como también haría Fidel a lo largo de su existencia.

El Che fue un hombre extraordinario en muchos sentidos, pero su constancia en el análisis de los temas económicos en particular, fue ejemplar.  De este modo, se enfrascó en el estudio de El capital con Anastasio Mansilla, un profesor hispano-soviético considerado una autoridad en el conocimiento de la obra cumbre de Carlos Marx;  estudió matemáticas aplicadas a la economía con Salvador Vilaseca, un destacado profesor universitario cubano y se dedicó a investigar lo que todavía eran ciencias casi desconocidas en Cuba en la década de los años 60, tales como la programación lineal y el desarrollo incipiente de la computación.

Hay una enorme enseñanza y ejemplo en ello si tomamos en cuenta que en todo este proceso de gestación de las ideas del Che se da también en medio múltiples polémicas en el entonces llamado campo socialista.[2]

En efecto, venían desarrollándose entre 1960 y 1965 profundas reformas económicas en los países socialistas europeos, que proclamaban cada vez más la necesidad de desarrollar el mercado en las condiciones del socialismo, pero con una visión en las posiciones que se iban asumiendo frente a las insuficiencias del sistema de dirección vigente, que descartaban el posible perfeccionamiento de la planificación y el papel del ser humano en la construcción del socialismo.

El Che conoció profundamente los temas que se discutían y propició su debate público en Cuba, especialmente en lo referido a la construcción del socialismo en nuestro país.

En el debate que se desarrolló –básicamente entre 1963 y 1964-, participaron también científicos que estaban muy familiarizadas con las reformas en Europa y que expusieron sus puntos de vista incorporándolos a la discusión en Cuba, a donde fueron invitados por el Che. Tal fue el caso de Charles Bettelheim, marxista francés defensor del cálculo económico, o el de Ernest Mandel, economista belga, trotskista en aquellos años, que exponía criterios que partían de una crítica al dogmatismo presente en las posiciones soviéticas tradicionales. También tomaron parte  en la polémica destacados pensadores de izquierda  como Paul Baran y Paul Sweezy de Estados Unidos, y otros economistas latinoamericanos, que de una u otra manera contribuyeron al debate propugnado por el Che y de los que se publicaron varios trabajos en Cuba durante esos años.[3]

Como ya se planteó, no existía entonces una situación ideal para el desarrollo de estas discusiones, pero prevalecieron las preocupaciones del Che sobre la teoría que debía presidir las transformaciones revolucionarias, en medio de la situación política y económica por la que atravesó Cuba en los primeros años de los 60 y en la que se dieron profundos debates ideológicos.

Fue la época en que se produjo la invasión de Playa Girón en 1961; afloró el sectarismo[4] en 1962, fenómeno que amenazaba seriamente la unidad en torno a la Revolución; se llevó a cabo la Segunda Reforma Agraria en 1963 a partir del complejo proceso de lucha de clases que se desató en el campo; la propia Lucha Contra Bandidos, que abarcó desde  1961 hasta 1965, con un costo enorme para el país —cobró  cientos de vidas y costó alrededor de mil millones de dólares en pérdidas materiales esos 5 años―, sin olvidar las enormes tensiones internacionales que provocó la Crisis de Octubre en 1962.[5]

Todos esos procesos estaban incidiendo en la realidad cubana, por lo que desarrollar en ese contexto un debate económico que iba de lo conceptual a los efectos prácticos, era realmente un esfuerzo muy grande en aquellos años y el Che lo llevó adelante con una gran disciplina y con una gran honestidad, convencido de la importancia de la Economía Política en la construcción del socialismo.

No es el objetivo aquí siquiera reseñar todas las ideas y tesis  que emergieron en medio de todas las discusiones y a las que el Che se refirió directa o indirectamente en diversos artículos.

No obstante, resulta importante volver a estudiar lo que pueden considerarse como ideas medulares del Comandante Ernesto Guevara en torno a la teoría económica del socialismo, siguiendo el llamado que hacía el Comandante en Jefe en su discurso del 8 de octubre de 1987:

"…sería una incultura creer que hay un solo modo de hacer las cosas y que tiene que ser ese solo modo, surgido de la práctica concreta, en determinado tiempo y circunstancias históricas; lo que pido, lo que me limito a pedir, es un poco de más cultura, consistente en conocer otros puntos de vista tan respetados, tan dignos y tan coherentes como los puntos de vista del Che."[6]

II

El pensamiento económico del Che se expresó a través de múltiples análisis, debates y conferencias, los cuales nutrieron un significativo volumen de trabajos, si tenemos en cuenta el tiempo que debía dedicar a las tareas que debía asumir en la dirección del país.

En este sentido vale destacar que en su comprensión de los problemas económicos de la transición al socialismo, siempre partió de un punto esencial: la valoración crítica sobre el papel de las relaciones monetario-mercantiles, la ley del valor y el mercado, especialmente en lo relativo  a la construcción consciente de la nueva sociedad y la necesidad de superar las contradicciones que estas relaciones engendraban.

Este análisis de los temas económicos siempre se expresó unida con la valoración social y política de los mismos. La definición de lo que consideraba como comunismo evidenció claramente esta visión integral al señalar:

"En nuestra posición, el comunismo es un fenómeno de conciencia y no solamente un fenómeno de producción; y que no se puede llegar al comunismo por la simple acumulación mecánica de cantidades de productos puestos a disposición del pueblo."[7]

Sin embargo, a la altura de los años 60 del pasado siglo, el estudio de las relaciones monetario-mercantiles en el socialismo no había llegado a conclusiones definitivas. La complejidad del tema y la inexperiencia en la construcción de la nueva sociedad, unido a errores de interpretación de la teoría marxista del valor, planteaban un desafío enorme para cualquiera que pretendiera dar una respuesta teórica y práctica al problema. La opinión de Marx y Engels sobre el tema había partido de considerar la desaparición del mercado en el socialismo, tomando en cuenta la elevada socialización de la producción que debía alcanzarse y por tanto, la posibilidad de una expresión directa del carácter social del trabajo, sin que fuera necesaria la intermediación del intercambio mercantil para ello. Al respecto, Engels plantearía

"Tan pronto como la sociedad se adueñe de los medios de producción y los aplique a esta, socializándolos directamente, el trabajo de cada individuo, por mucho que difiera su carácter específicamente útil, adquirirá de antemano y directamente el carácter de trabajo social."[8]

Por otra parte, la interpretación de Lenin sobre la existencia de las relaciones monetario-mercantiles en el socialismo inicialmente no difería -en esencia- de la que habían expresado con anterioridad Marx y Engels, pero con el triunfo de la Revolución de Octubre el líder soviético tendría que enfrentar situaciones que no pudieron ser previstas por los clásicos del marxismo que lo antecedieron, los cuales siempre evitaron especular sobre las peculiaridades del desarrollo socialista posteriores al triunfo revolucionario.

En realidad Marx solo había llegado en su trabajo Crítica al Programa de Gotha,[9] a establecer la necesidad de un período de transición entre el capitalismo y el socialismo, en el que estarían presentes aun elementos propios de la sociedad capitalista, pero no podía anticipar la elevada complejidad que este proceso supondría al triunfar la revolución en el país más atrasado de la Europa de entonces.

Fue así que pocos meses después del triunfo revolucionario en Rusia, el país se sumergía en una sangrienta guerra civil durante tres años, la que fue acompañada por una política –conocida como el comunismo de guerra- la cual llevó, por imperativo de las circunstancias de la contienda bélica, a la desaparición de las relaciones mercantiles en la economía de entonces.

Pero con el fin de la guerra civil,  surgió la necesidad de restaurar la economía del país que estaba completamente devastada.  El análisis desarrollado por Lenin entonces tomó en cuenta que la estructura económica básica de Rusia, constituida por la pequeña producción de una enorme masa de campesinos a los que había que incentivar a través de la libertad de comercio, unida al inevitable desarrollo del capitalismo que de ello se derivaría, por lo que no quedaba otra salida que reconocer las relaciones monetario-mercantiles abriendo un espacio para su desarrollo hasta llegar –incluso- a cierta forma de capitalismo de Estado como única alternativa en esas circunstancias, en las que se demandaba el apoyo del campesinado y recursos de todo tipo para sobrevivir.[10]

Emergió así en 1921 la Nueva Política Económica (conocida por sus siglas en inglés como NEP) la que Lenin siempre concibió como un retroceso táctico inevitable para salvar el país ante circunstancias excepcionales, reconociendo claramente el carácter transitorio de estas concesiones al expresarse

"Nos hemos replegado hacia el capitalismo de Estado. Pero nos hemos replegado en la medida debida. Ahora nos replegamos hacia la regulación estatal del comercio. Pero nos replegaremos en la medida debida. Hay ya síntomas de que se vislumbra el final de este repliegue, de que se vislumbra en un futuro no muy lejano la posibilidad de cesar este repliegue."[11]

Las medidas adoptadas entonces en Rusia generaron desde entonces una intensa polémica. Durante muchos años con posterioridad a la implantación de la NEP se ha pretendido dar a esta política económica específica un carácter universal, como si se tratase de una regularidad del socialismo. Al respecto Ernesto Che Guevara agudamente señalaría

"Como se ve la situación económica y política de la Unión Soviética hacía necesario el repliegue de hablara Lenin. Por lo que se puede caracterizar esta política como una táctica estrechamente ligada a la situación histórica del país, y, por tanto, no se le debe dar validez universal a todas sus afirmaciones."[12]

Sobre este tema llaman la atención aun hoy los intentos de revalorizar la NEP –y especialmente la fórmula del capitalismo de Estado- para aplicarla en la política económica de nuestro país, sin tomar en cuenta la diferencia de circunstancias y el contexto que separan -a cien años vista- la Rusia de 1921 de la Cuba actual.[13]

Con posterioridad a la muerte de Lenin la discusión sobre la acción de la ley del valor en el socialismo y su relación con la planificación continuó durante algunos años, vinculándose este debate sobre la política económica con el que se desarrollaba en torno a la estrategia de desarrollo a implementar en la URSS.

Como se conoce, se enfrentaron diversas posiciones. Por un lado se encontraban las tesis defendidas por Nicolás Bujarin, que mantenía una posición que reconocía en esencia la vigencia de la ley del valor, al tiempo que defendía una industrialización gradual basada en una no confrontación con el campesinado al que consideraba incluso podría enriquecerse.[14] Por otro lado, estaban las ideas de Eugenio Preobrazensky publicadas en su libro de 1926 La Nueva Economía[15] en el que defendía la extracción del excedente económico agrícola mediante un intercambio no equivalente con la industria socialista, conformando lo que denominó la ley de la acumulación socialista originaria que actuaría imponiéndose a la acción de la ley del valor.

En estos debates donde participaron múltiples economistas y políticos soviéticos de entonces preponderó –no obstante–  la valoración sobre las relaciones monetario-mercantiles como algo heredado del capitalismo y no esencialmente asociado al desarrollo propio del socialismo.

Lamentablemente estas discusiones quedaron truncas.

La solución a las contradicciones que se generaron con la aplicación de la NEP y las tensiones a ellas asociadas, no recibieron el tratamiento político previsto por Lenin, que suponía el desarrollo gradual de la cooperación en el campo, en la medida en que se alcanzara un mayor desarrollo en el país.[16] Por el contrario, las contradicciones señaladas fueron enfrentadas con medidas políticas de coerción y represión injustificada, que caracterizaron el proceso de colectivización forzosa de la tierra realizado principalmente entre 1929 y 1933, basado en una polémica interpretación sobre la lucha de clases enarbolada en el partido dirigido ya entonces por J. Stalin.

Se produjo así –por medios coactivos y extraeconómicos- la captación de los recursos de acumulación, generados en mayor medida por la economía campesina para emprender la industrialización soviética.

En tanto que este desarrollo ocurría, no se brindó espacio para el esclarecimiento teórico de las relaciones monetario-mercantiles, limitándose la discusión a partir de los años 30 del siglo pasado al abordarse separadamente el empleo de las categorías mercantiles, según los principios del cálculo económico.[17]

El vacío conceptual que ello representó tendría importantes consecuencias para la construcción del socialismo en la URSS y en los países que emprendieron ese camino tiempo después.

No sería hasta años más tarde, una vez concluida la  Segunda Guerra Mundial,  que se convocó nuevamente a un debate científico del tema a partir de la necesidad de dar una respuesta coherente a un tema medular en la construcción del socialismo exponiéndose las conclusiones de ese análisis por Stalin en su conocido trabajo de 1952 Los problemas económicos del socialismo en la URSS. En este documento se daba una explicación a la permanencia de las relaciones monetario-mercantiles en el socialismo a partir de la existencia de distintas formas de propiedad, en tanto que a la presencia de categorías mercantiles en el seno de la propiedad estatal se le atribuía un carácter formal y solo vinculado a los efectos del cálculo estadístico-contable.

Esta interpretación –que repetía los errores de los años 20- solo sería gradualmente superada en el transcurso de los debates que se efectuaron en el contexto de la reforma económica a implementar y que duraron en la URSS desde 1958 hasta 1965, precisamente en los momentos en que el Che debatía también estos cruciales temas en Cuba.

III

A mediados de los años 60 y en el ambiente de debates en torno a la reforma económica socialista que se discutía entonces, se elaboró una nueva explicación sobre la permanencia de las relaciones monetario-mercantiles en el socialismo.

Se planteaba entonces que a partir de la permanencia de la división social del trabajo, en medio de un insuficiente nivel de desarrollo de las fuerzas productivas, se presentaba un aislamiento económico relativo entre los productores, lo que aún en ausencia de la propiedad privada sobre los medios de producción, determinaba la imposibilidad de lograr una expresión directa del carácter social del trabajo. Debido a estas circunstancias los productores  debían confrontar -a través del mercado- la utilidad social del producto de su trabajo, que aparecía así como un trabajo indirectamente social.

El pensamiento del Che sobre este asunto no alcanzaba a reconocer completamente la base objetiva de existencia de las relaciones monetario-mercantiles en el socialismo, aunque no negaba su presencia, pero ciertamente la asociaba únicamente a los restos del capitalismo y a factores externos al señalar:

"…consideramos la ley del valor como parcialmente existente, debido a los restos de la sociedad mercantil subsistentes, que se refleja también en el tipo de cambio que se efectúa entre el estado suministrador y el consumidor; creemos que, particularmente en una sociedad de comercio exterior muy desarrollado, como la nuestra, la ley del valor en escala internacional debe reconocerse como un hecho que rige las transacciones comerciales, aún dentro del campo socialista…"[18]

Por otra parte, el Che era enfático al negar el uso consciente de la ley del valor en el socialismo cuando expresaba:

"Negamos la posibilidad de uso consciente de la ley del valor, basado en la no existencia de un mercado libre que exprese automáticamente la contradicción entre producción y consumidores; negamos la existencia de la categoría mercancía en la relación entre las empresas estatales y consideramos todos los establecimientos como parte de una única gran empresa que el Estado (aunque no sucede todavía así en nuestro país)."[19]

En relación a estas ideas, en torno a un tema que concentra –aún hoy- fuertes polémicas y debates, es preciso examinar objetivamente en qué contexto se produjo el análisis del Che, hasta donde llegó su aporte teórico y cuál es el valor de sus enseñanzas en el presente. En primer lugar, él no tuvo la posibilidad dedicar todo el tiempo que hubiera requerido la profundización en los complejos temas de la Economía Política en la construcción del socialismo, pues los pudo analizar solo durante un breve período de tiempo, en medio de las responsabilidades que asumió como dirigente revolucionario de aquellos años en Cuba. Al respecto, María del Carmen Ariet –destacada politóloga cubana- citaba una esclarecedora opinión del Che:

"…nos ha faltado la práctica, los conceptos a veces son un poco teóricos, falta el punto de conocimiento real del problema que se va a abordar (…) no todo es como dicen los libros, los libros no pueden representar la realidad de Cuba, muchos de ellos son escritos para otros medios o como sistema general de dar conocimientos…"[20]

En segundo lugar, tampoco es posible ignorar que en esa época no había concluido la larga discusión sobre la existencia de las relaciones monetario-mercantiles en el socialismo. Durante decenios se había tratado de explicar las mismas a partir de las diferentes formas de propiedad que existían en la transición del capitalismo al socialismo, pero no en el seno de la propiedad estatal, atribuyéndoles en -ese contexto- solo un carácter formal, carente de contenido real. Esta interpretación, a partir de las diferencias entre las diferentes formas de la propiedad, estaba presente en los trabajos del Che.

En tercer lugar, a pesar de la existencia de algunos criterios que tienden a tratar superficialmente las ideas del Che, este nunca ignoró la presencia se la ley de valor en la transición al socialismo a la que calificó –correctamente- como "parcialmente existente".

Finalmente, para enfrentar la presencia de categorías heredadas del desarrollo capitalista anterior, el Che propugnaba una política que acelerara su eliminación al señalar:

"La tendencia debe ser, en nuestro concepto, a liquidar lo más vigorosamente posible las categorías antiguas entre las que incluye el mercado, el dinero y por tanto, la palanca de interés material, por mejor decir, las condiciones que provocan la existencia de las mismas."[21]

Pero el Che no planteaba liquidar estas categorías mediante prohibiciones administrativas, sino que partía de forjar una conciencia socialista en los hombres para impulsar el desarrollo de las fuerzas productivas y la propiedad social. Sobre esto destacaba:

"…nosotros afirmamos que en un tiempo relativamente corto el desarrollo de la consciencia hace más por el desarrollo de la producción que el estímulo material y lo hacemos basados en la proyección general del desarrollo de la sociedad para entrar al comunismo, lo que presupone que el trabajo deje de ser una penosa necesidad para convertirse en un agradable imperativo.” Y más adelante planteaba, reflejando la seriedad de su análisis: “Cargada de subjetivismo, la afirmación requiere la sanción de la experiencia y en eso estamos; si, en el curso de ella, se demostrara que es un freno peligroso para el desarrollo de las fuerzas productivas, habrá que tomar la determinación de cortar por lo sano y volver a los caminos transitados; hasta ahora no ha ocurrido así…"[22]

En el contexto de la acción consciente del hombre, la ley del valor y sus contradicciones, el Che definía certeramente la planificación centralizada al expresar:

"La ley del valor y el plan son dos términos ligados por una contradicción y su solución; podemos, pues, decir, que la planificación centralizada es el modo de ser de la sociedad socialista, su categoría definitoria y el punto en que la conciencia del hombre alcanza, por fin, a sintetizar y dirigir la economía hacia su meta, la plena liberación del ser humano en el marco de la sociedad comunista."[23]

Las tesis del Che se estructurarían en el sistema de dirección concebido por él como el Sistema Presupuestario de Financiamiento (SPF) en el que se sintetizaban sus tesis y criterios más avanzados a partir de su interpretación de las relaciones monetario-mercantiles, el mercado y la ley del valor, incluyendo el tratamiento al estímulo moral y material del trabajador, las normas laborales, el salario y los precios, a lo que se unía el carácter educativo de la emulación y el trabajo voluntario como elementos –todos– coadyuvantes de la formación del hombre nuevo como factor determinante de una gestión económica más eficiente en el socialismo.

Las ideas del Che se anticipaban al futuro y apuntaban a acelerar la formación de una nueva conciencia social propia de la sociedad comunista. Esta parecía una tarea lograble en un plazo de tiempo relativamente breve en medio de la efervescencia revolucionaria de los años 60 en nuestro país.

Sin embargo, las condiciones que se requerían para la implementación del SPF no se lograron con la rapidez requerida y tampoco se alcanzaron los efectos previstos para un mayor crecimiento de las fuerzas productivas, lo que determinó –objetivamente– la permanencia de las relaciones monetario-mercantiles en nuestra realidad económica de entonces.

A ello se unieron errores de idealismo que fueron en sentido contrario a las ideas organizativas y principios de gestión económica propugnados por el Che.

En efecto, años después el Comandante en Jefe analizaría esta situación de finales de los años 60 en el I Congreso del PCC, al señalar:

"Interpretando idealistamente el marxismo y apartándonos de la práctica consagrada por la experiencia de los demás países socialistas, quisimos establecer nuestros propios métodos. En consecuencia se estableció una forma de dirección que se apartaba tanto del cálculo económico, que era generalmente aplicado en los países socialistas, como del sistema de financiamiento presupuestario que había comenzado a ensayarse en Cuba, acompañada por un nuevo sistema de registro económico, que fue precedido por la erradicación de las formas mercantiles y la supresión de los cobros y pagos entre las unidades del sector estatal. A algunos de nosotros eso nos parecía demasiado capitalista, pues no entendíamos bien la necesidad de la permanencia de las formas de relaciones mercantiles entre las empresas del Estado. De facto fue suprimido el presupuesto estatal, quedando sustituido por una asignación de recursos monetarios para el pago de salarios y las relaciones de crédito y compraventa con el sector privado."[24]

No obstante, las ideas del Che en esencia fueron retomadas por Fidel cuando también en ese mismo evento de 1975 señalaba:

"…ningún sistema en el socialismo puede sustituir la política, la ideología, la conciencia de la gente; porque los factores que determinan la eficiencia en la economía capitalista son otros que no pueden existir de ninguna manera en el socialismo; y sigue siendo un factor fundamental y decisivo el aspecto político, el aspecto ideológico y el aspecto moral"[25]

IV

Uno de los elementos sobre los que más se especulado por los enemigos de la Revolución es el referido a las ideas económicas del Che y sus supuestas divergencias con el Comandante en Jefe en ese campo.

Se ha pretendido argumentar en tal sentido la no aplicación del Sistema de Financiamiento Presupuestario (SFP) diseñado por el Che en la política económica desarrollada por Cuba, al tiempo que se han tratado de contraponer medidas impuestas por la coyuntura de los últimos años y que implicaban la necesidad de retrocesos parciales, como una muestra de diferencias esenciales entre el Guerrillero Heroico y el Comandante en Jefe..

Se trata así de descalificar las tesis económicas del Che y su visión sobre la construcción del socialismo. Pero esos empeños han ignorado los hechos y la historia económica de Cuba en los últimos 50 años.

En efecto, durante los primeros años de la Revolución transcurrió una etapa de búsquedas para conformar el modelo que debía caracterizar la economía de la transición al socialismo en nuestro país, lo que se materializó en dos experiencias. Por un lado, se aplicaron los principios del cálculo económico en varios organismos cubanos, entre ellos, el INRA, el MINCEX y el Banco Nacional de Cuba. Por otro lado, el Che fundamentó la pertinencia de crear un sistema que se correspondiera con la realidad cubana partiendo de las mejores técnicas desarrolladas por los países más desarrollados, pero que tuviera como objetivo central la integración de los factores económicos, políticos y sociales para la construcción del socialismo en Cuba. Con ese fin creó el SFP, el que se aplicaría en el Ministerio de Industrias y en el Ministerio de Hacienda de nuestro país en la primera mitad de los años 60.

Como se ha expuesto en este trabajo, el SFP fue un sistema que se asomaba a lo que debía ser la sociedad del futuro, pero, al mismo tiempo, en su diseño y aplicación gradual se realizaba un análisis crítico de las experiencias desarrolladas en otros países socialistas. Y este sería un elemento clave, pues se afirmaba lo que debía hacerse, pero también se identificaban los caminos trillados que no se debían recorrer.

Esa visión era plenamente compartida por Fidel, lo que se expresó claramente en el discurso del 1º de mayo de 1966 al plantearse:

"Nosotros vamos desarrollando nuestras ideas. Entendemos que las ideas marxistas-leninistas requieren un incesante desarrollo; entendemos que un cierto estancamiento se ha producido en ese campo y vemos incluso que a veces se aceptan universalmente, fórmulas que en nuestra opinión se pueden apartar de la esencia del marxismo-leninismo."[26]

La opinión del Che fue críticamente más explícita en esos años al plantear sobre el alejamiento a los propósitos del marxismo-leninismo:

"Nuestra tesis es que los cambios producidos a raíz de la Nueva Política Económica (NEP) han calado tan hondo en la vida de la URSS que han marcado con su signo toda esta etapa. Y sus resultados son desalentadores; la superestructura capitalista fue influenciando cada vez en forma más marcada las relaciones de producción y los conflictos provocados por la hibridación que significó la NEP se están resolviendo hoy a favor de la superestructura; se está regresando al capitalismo."[27]

Lamentablemente, la historia posterior le daría la razón.

Sobre esto se ha señalado; "…lo que interesa hoy del SFP, no es tanto el instrumental de aplicación, sino su mérito de creatividad ante la diáfana comprensión de que las cosas no marchaban como debían en el que se suponía que era el corazón del socialismo mundial."[28]

Otros muchos planteamientos críticos sobre el llamado socialismo real serían expresados por el Comandante Fidel Castro, pero se destacan varios por su identidad expresa con las ideas del Che sobre la economía y la política en construcción del socialismo.[29]

Entre ellos vale la pena mencionar lo que se recogió en el Informe Central del I Congreso del PCC en 1975, sobre el sistema de dirección de la economía en relación a la primacía de la política en el socialismo:

"Ningún sistema en el socialismo puede sustituir a la política, la ideología, la conciencia de la gente, porque los factores que determinan la eficiencia en la economía capitalista son otros que no pueden existir de ninguna manera en el socialismo y sigue siendo un factor fundamental y decisivo el aspecto político, el aspecto ideológico y el aspecto moral."[30]

Posteriormente, en el discurso del 4 de abril de 1982, Fidel hablaría sobre las contradicciones que se generan en la economía y la necesidad de no comprometer nuestros objetivos políticos:

"… nosotros hemos tenido que adoptar determinadas medidas, porque nos la impone la necesidad y nos la impone la realidad. (…) Esa es una realidad y la Revolución en la rectificación de sus errores de idealismo, abordó valientemente y adoptó las medidas pertinentes; pero se producen contradicciones. Y tenemos que evitar que las fórmulas socialistas comprometan la conciencia comunista, nuestros más hermosos objetivos, nuestras aspiraciones, nuestros sueños comunistas; tenemos que evitar que el descuido ideológico y la no comprensión de estas verdades hipotequen la meta de formar un hombre comunista."[31]

Un momento especialmente significativo para reafirmar la vigencia de las ideas económicas del Che por parte del Comandante en Jefe, fue el discurso del 8 de octubre de 1987, cuando resumió

"…en esencia, ¡en esencia!, el Che era radicalmente opuesto a utilizar y desarrollar las leyes y las categorías económicas del capitalismo en la construcción del socialismo; y planteaba algo en que hemos insistido muchas veces, que la construcción del socialismo y del comunismo no es solo una cuestión de producir riquezas y distribuir riquezas, sino es también una cuestión de educación y de conciencia"[32]

Durante los duros años del Período especial el Comandante en Jefe subrayaría en varias ocasiones la temporalidad de muchas medidas que se adoptaron para asegurar la sobrevivencia del país, pero preservando siempre los avances políticos y sociales alcanzados hasta entonces. De este modo, en el discurso del 6 de agosto de 1995 Fidel expresaría:

"Hemos dicho que estamos introduciendo elementos de capitalismo en nuestro sistema, en nuestra economía, eso es real; hemos hablado, incluso, de consecuencias que observamos del empleo de esos mecanismos. Sí, lo estamos haciendo (…)  Ninguna de estas cosas que nos desagradaban dejaban de desagradar al pueblo, muy sensible, ultrasensible a cualquier desigualdad, a cualquier privilegio, porque en esas ideas lo educó la Revolución; pero también lo educó en la idea de que hay que salvar la patria, hay que salvar la Revolución, hay que salvar las conquistas del socialismo, hay que conservar la independencia y hay que mantener nuestro derecho al futuro."[33]

Al respecto se ha señalado justamente que

"Che nos recuerda que en determinados momentos de la historia la relación de fuerzas no nos es favorable. En esos casos no nos queda más remedio que retroceder, momentáneamente, para tomar fuerzas y volver a empujar. Esos retrocesos no son estratégicos sino tácticos, no constituyen un camino a largo plazo sino un conjunto de medidas que se toman para responder a una coyuntura determinada, teniendo en el centro del análisis la relación de fuerzas."[34]

Un elemento que muestra la sistematicidad del enfoque de Fidel –en el contexto de la Batalla de Ideas- sobre cómo dirigir un proceso de desarrollo en Cuba y que se aproxima en muchos aspectos a las ideas del Che, se encuentra en su discurso del 5 de diciembre del 2004 en el que el Comandante en Jefe resumiría:

"Se han puesto en práctica revolucionarios conceptos que barren con el formalismo y el conformismo y aceleran los procesos de transformaciones necesarias para el futuro del país.

Entre ellos están algunos tomados de los propios apuntes de los cuadros de la Juventud y de otros participantes en nuestras reuniones:

  • Ningún joven debe quedar abandonado y ningún ciudadano depender de su suerte.
  • No hay problema sin solución, de lo que se trata es de encontrar alternativas.
  • La labor de coordinación que se ejecuta debe contar con el estudio constante para la toma de decisiones, información actualizada que tome en cuenta con toda precisión los detalles; meditar y pensar bien cada acción, actuar con rapidez y no perder nunca un minuto.
  • Encontrar nuevos métodos y mecanismos de coordinación para que todos los organismos y entidades participen bajo el concepto de que la prioridad está en los intereses del país por encima de contradicciones burocráticas, ansias protagónicas y celos institucionales.
  • Lograr una alta implicación y compromiso de los cuadros y trabajadores que participan en cada uno de los programas.
  • Aplicar la crítica y la reflexión oportunas.
  • Cada idea nos conduce siempre a otra nueva y ésta a otras y otras. Una idea nueva, por buena que parezca, debe ser sometida a pruebas y experimentos serios en condiciones reales.
  • La discreción y compartimentación son principios básicos en la labor de conducción y coordinación de los programas. Sólo se divulgarán éstos cuando ya sean realidades; evitaremos así promesas que puedan no cumplirse o promesas cumplidas que luego se descuidan, olvidan y abandonan.
  • Las empresas que participan no deben tener ninguna ganancia ni tampoco pérdidas. Las obras se deberán ejecutar de manera rápida, al costo, con calidad y uso óptimo de los recursos.
  • Se garantizará el mantenimiento de los equipos y de las instalaciones puestos a disposición de los programas. Todo debe  estar siempre como el primer día."[35]

Por último, una muestra más del espíritu crítico y autocrítico de Fidel –que rememora las posiciones y la ética del Che-, en relación a la construcción del socialismo, se encuentra en el discurso del 17 de noviembre del 2005, que fue ante todo, un llamamiento excepcional a la reflexión sobre las complejidades de la construcción del socialismo, la necesidad inacabable de estudiar y reflexionar constantemente y un alerta sobre el precio que tendría cometer errores estratégicos por la Revolución.

En sus palabras el Comandante en Jefe declararía:

"Una conclusión que he sacado al cabo de muchos años: entre los muchos errores que hemos cometido todos, el más importante error era creer que alguien sabía de socialismo, o que alguien sabía de cómo se construye el socialismo (…) Este país puede autodestruirse por sí mismo; esta Revolución puede destruirse, los que no pueden destruirla hoy son ellos; nosotros sí, nosotros podemos destruirla, y sería culpa nuestra."[36]

V

El pensamiento económico del Che –más allá de los aspectos coyunturales presentes en los años 60– reviste actualmente una gran actualidad, ya que se trata de una exposición de principios que se insertan en los conceptos fundamentales en que debe basarse la construcción del socialismo en la sociedad cubana.

Su identidad con las ideas esenciales de Fidel ratifica la unidad del pensamiento revolucionario cubano y el valor de sus enseñanzas.

Las tesis del Che apuntaron al futuro y al desarrollo de una sociedad más justa y –a su vez– próspera y sostenible. Ese futuro es el presente de hoy día. El análisis profundo de sus ideas nos permite orientarnos en el examen de nuestra realidad actual y se inscriben nuevamente en la visión del porvenir por el que debemos continuar la lucha que él emprendió junto a Fidel.

Notas

  1. Ver Fidel Castro "Discurso pronunciado en la clausura del V Encuentro sobre Globalización y Problemas del Desarrollo" La Habana, febrero 14 del 2003 en www.fidelcastro.cu
  2. Otras reformas se emprendieron en la década de los años 60 en los casos de Yugoslavia y China, que resultarían igualmente polémicas y que tampoco ofrecieron soluciones válidas para el desarrollo de las ideas socialistas. Ver de José Luis Rodríguez "El derrumbe del socialismo en Europa" Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2016, capítulos I y II.
  3. Una síntesis de las diversas posiciones asumidas en esos debates puede verse en el libro "El Gran Debate sobre la Economía en Cuba 1963-1964" Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2004.
  4. "El Sectarismo fue una corriente política que se originó dentro de un grupo de antiguos militantes comunistas cubanos del Partido Socialista Popular. Los principales dirigentes de la misma buscaban copar los principales puestos de dirección del Estado y la economía del país, apartando de los mismos a los miembros del Movimiento 26 de Julio y el Directorio Revolucionario 13 de Marzo a los que identificaban como elementos pequeños burgueses." Ver "Sectarismo" en www.ecured.cu
  5. Sobre esta etapa puede verse de Tomas Diez "Peligros y principios" Casa Editorial Verde Olivo, La Habana, 2012, capítulos del 4 al 9.
  6. Ver de Ernesto Che Guevara "El Gran Debate sobre la economía en Cuba 1963-1964" Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2004, página 258.
  7. Ver Ernesto Che Guevara "Apuntes críticos a la Economía Política" Anexos, Editorial de Ciencias Sociales y Centro de Estudios Che Guevara, La Habana, 2006, p. 270.
  8. Federico Engels Anti-Dühring, Ediciones Pueblos Unidos, Montevideo 1960,  p. 376.
  9. Este trabajo fue publicado por Engels solamente en 1891.
  10. "La sustitución del sistema de contingentación por el impuesto en especie es ante todo y sobre todo una cuestión política, pues la esencia de ella reside en la actitud de la clase obrera ente los campesinos". V. I. Lenin Palabras en el X Congreso del PC(b) de Rusia, en Obras Escogidas en Tres Tomos, Editora Política, Moscú, 1961, tomo 3, p. 604.
  11. V.I. Lenin  "Acerca de la significación del oro ahora y después de la victoria completa del socialismo" Op. Cit. p. 697.
  12. Ernesto Che Guevara "Sobre el sistema presupuestario de financiamiento",  en El Gran Debate sobre la economía en Cuba 1963-1964, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2004, p. 68.
  13. Ver de Mario Valdes Cuba; NEP versus Comunismo de Guerra Marzo 10 de 2021 en www.jovencuba.com y de Samuel Farber Lecciones a cien años de la Nueva Política Económica en Rusia para Cuba Marzo 14 de 2021 en www.jovencuba.com
  14. Un resumen de las ideas de Bujarin puede verse en Moshe Lewin Stalinism and the Seeds of Soviet Reform Pluto Press and M. E. Sharp, London and New York, 1991, Chapter 1.
  15. Ver E. Preobrazensky La Nueva Economía,  Editorial Polémica, La Habana, 1968. También debe verse de Nicolai Bujarin, August Thalheimer y Evgueni Preobrajenski La polémica acerca de la industrialización en la URSS, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1969, tomo 2.
  16. Ver de V. I. Lenin Sobre la cooperación, Obras Escogidas en Tres tomos, Editora Política, Moscú, 1961, tomo 3.
  17. El cálculo económico suponía la cobertura de los gastos con los ingresos y la generación de un excedente; daba una independencia operativa mayor a la empresa y se apoyaba en la estimulación y la responsabilidad material de los productores así como en el control indirecto a través de mecanismos económico-financieros a los que se añadía el uso de los balances materiales de la economía nacional.
  18. Ver de Ernesto Guevara Sobre el Sistema Presupuestario de Financiamiento publicado originalmente en febrero de 1964, en Ernesto Che Guevara El Gran Debate sobre la economía en Cuba 1963-1964 Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2004, páginas 81-82.
  19. Idem.
  20. Ver de Ernesto Che Guevara Apuntes críticos a la Economía Política Centro de Estudios Che Guevara y Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006, Nota Editorial, página 1.
  21. Ibid, página 81.
  22. Ver Sobre el Sistema Presupuestario de Financiamiento edición citada, página 74.
  23. Ibid. página 82.
  24. Ver Informe del Comité Central del PCC al Primer Congreso, 1975 en www.pcc.cu
  25. Idem.
  26. Discurso pronunciado en la conmemoración del primero de mayo, mayo 1º de 1966 en www.discursos.cu
  27. Ernesto Che Guevara Apuntes críticos a la Economía Política Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2006 p.27.
  28. Aurelio Alonso Del debate de ayer al debate de mañana prólogo al libro de Carlos Tablada El pensamiento económico del Che, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana 2017, p. 13.
  29. Una magnífica exposición abarcadora y sistemática de las ideas económicas del Che se encuentra en el libro de Carlos Tablada El pensamiento económico del Che, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 2017.
  30. Citado por Carlos Tablada, Op. Cit. páginas 228-229.
  31. Discurso pronunciado en la clausura del IV Congreso de la UJC el 4 de abril de 1982  en www.discursos.cu
  32. Discurso pronunciado en el acto por el XX aniversario de la caída en combate del Che el 8 de octubre de 1987 en www.discursos.cu
  33. Discurso pronunciado en la Clausura del Festival Juvenil Internacional Cuba Vive el 6 de agosto de 1995 en www.discursos.cu
  34. Nestor Kohan “El pensamiento económico de Ernesto Che Guevara. Ernesto Guevara: Una reflexión de largo aliento. Prefacio” Buenos Aires, octubre de 2004  en www.ruthcasaeditorial.org
  35. Discurso de clausura del VIII Congreso de la UJC pronunciado el 5 de diciembre del 2004 en www.discursos.cu
  36. Discurso pronunciado en el acto por el aniversario 60 de su ingreso a la universidad, efectuado en el Aula Magna de la Universidad de La Habana, el 17 de noviembre de 2005. En www.discursos.cu