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Aceleremos la construcción de una patria poderosa y próspera, materializando el patriotismo de Kim Jong Il (Kim Jong Un)

De ProleWiki, la enciclopedia proletaria

Charla con altos funcionarios del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea. 26 de julio del año 101 de la era Juche (2012)

Aceleremos la construcción de una patria poderosa y próspera, materializando el patriotismo de Kim Jong Il
AutorKim Jong Un
Escrito en26 de julio de 2012
Fuentehttps://archive.org/details/la-republica-popular-democratica-de-corea-y-la-ospaaal/page/324/mode/2up?view=theater

Materializar el patriotismo de Kim Jong Il es una de las mayores exigencias para consumar nuestra aspiración de construir un Estado socialista poderoso y próspero.

En más de una ocasión hice hincapié en el patriotismo de Kim Jong Il. Lamentablemente nuestros funcionarios no lo comprenden en toda su dimensión y no son capaces de llevarlo a la práctica con eficiencia y con una correcta metodología.

Si hacemos énfasis en él, no es simplemente para exaltarlo como una consigna o sostenerlo como una bandera, sino para que los funcionarios, militantes del Partido y trabajadores aprendan del noble ejemplo de amor a la patria que nos dio el gran compañero Kim Jong Il y lo reflejen cabalmente en sus prácticas encaminadas a edificar una patria poderosa y próspera.

Kim Jong Il fue un eminente patriota que amó a la patria y al pueblo con un fervor inigualable y consagró toda su vida al fortalecimiento y la prosperidad del país y al bienestar del pueblo, mérito que brillará eternamente en los anales de nuestro país.

En cualquier momento y lugar, su alma atesoraba a la patria y al pueblo que amaba.

Cuando veía un bosque exuberante o un extenso terreno bien acondicionado, los llamaba con afecto y en voz queda "bosque verde" y "campo verde", imaginándose a la futura patria poderosa y próspera y el mañana feliz de nuestro pueblo. En sus viajes al extranjero extrañaba a la patria y al pueblo que había dejado atrás, llamándolos con gran emoción "mi país y mi nación". Cada vez que en sus viajes de orientación contemplaba con profundo dolor los montes despoblados de árboles, recordaba que desde los tiempos inmemoriales a nuestro país se le conoce como territorio de tres mil ríes bordado con hilo de oro y decía que era de nuestra incumbencia acicalar los montes y los ríos de la patria para que fueran dignos de la era del Partido del Trabajo y entregarlos en herencia a la posteridad. Sumamente contento por la plantación de muchos árboles en los montes cercanos a un puesto militar, apreciaba altamente el espíritu de los soldados y honraba su unidad calificándola como tropa de patriotas. "Aldea de albaricoques" y "compañía de caquis" son algunas de las definiciones que él dio afectuosamente, con una sonrisa amplia y con el agrado nacional a un poblado y un cuartel que visitó, lugares acogedores y llenos de dichos frutales.

El General Kim Jong Il, quien ya en los primeros días en que emprendiera el camino de la revolución había tomado la firme determinación de ser el protagonista de la revolución coreana, se dedicó por entero a salvaguardar y glorificar a la patria socialista, y su entrega total a la patria y al pueblo marcó su vida hasta sus últimos instantes.

La defensa de la patria socialista ha sido el más arduo enfrentamiento con la alianza imperialista y la más cruenta lucha, sin parangón en la historia de la humanidad. Si el General recorrió un trayecto que requería de una gran resolución, un camino largo y tortuoso de Songun fue para superar la crítica situación que enfrentaba la patria y defenderla.

Lo arduo de esa marcha, encaminada a salvaguardar la patria socialista y caracterizada por el patriotismo y sacrificio, tiene su máxima expresión en el único abrigo que el General usó desde el período de la "Marcha Penosa" hasta que falleció. A ese abrigo se refirió de paso un año, mientras rememoraba con emoción los momentos en que se sobreponía a las severas pruebas. Aquel día contó vehemente que lo tenía puesto desde el inicio de la "Marcha Penosa" que emprendió tras la pérdida del gran Líder Kim Il Sung, que no podía deshacerse del mismo para no borrar de la mente los tiempos duros y que la prenda simboliza la revolución de Songun. El abrigo adelgaza tanto de su reiterado uso, que llega un momento en que ya no le resguarda del frío. Empero, el General lo vistió durante más de un decenio, expuesto a las bajas temperaturas, pero consumiéndose con el deber de la defensa nacional, en lugar de pensar en protegerse del frío que penetraba a través de la desgastada prenda. Con su voluntad de acero y esfuerzo sobrehumano continuó sus interminables visitas a los puestos de avanzada para ofrecer amparo a los militares y formarlos como combatientes capaces de vencer cada uno a cien enemigos. El paso Chol y el monte Osong que él escaló bajo una fuerte nevada para reunirse con sus soldados, la isla Cho que visitó atravesando un mar furioso y otros puestos de la defensa de la patria son eternos testigos del amor y la abnegación para la patria de los que el General hizo gala en su largo camino de Songun.

Como quedó comprobado en la parada militar efectuada recientemente en ocasión del centenario del nacimiento del gran Líder, nuestra patria, cuyo poder estatal le fue arrebatado despiadadamente un siglo antes debido a su endeblez militar, ostenta hoy ante el mundo su impetuoso aspecto de potencia militar, sustentada por un ejército insuperable, gracias a la acertada dirección del General. Una mirada retrospectiva al largo camino de Songun que él recorriera echándose al hombro el destino de la patria y la nación, nos lleva a una profunda reflexión sobre cuán valioso y sublime fue el patriotismo de aquel defensor de nuestro país y nuestra patria.

El azaroso recorrido que él hizo a lo largo de toda su existencia consagrada a la patria ha contribuido a rejuvenecerla y ha echado los cimientos para la construcción de un Estado poderoso y próspero.

En aquellos rigurosos días en que encauzaba la salvaguardia del socialismo, el General trazó el grandioso proyecto de levantar el referido Estado y condujo atinadamente su realización. En virtud de su enérgica dirección, los terrenos cultivables de todo el país se han acondicionado como tierras dignas de nuestro sistema socialista, se han construido en distintas regiones los canales de riego por gravedad y las aldeas rurales se han convertido en paraísos socialistas. También se han levantado muchas modernas fábricas de las industrias pesadas y ligeras, otras tantas se han remodelado conforme a la demanda de la nueva centuria y por doquier se han erigido las creaciones monumentales que tanto aportan al fortalecimiento y la prosperidad de la patria y el bienestar de todas las generaciones venideras.

La aplicación de la tecnología de CNC (control numérico computarizado -N.T.), que ha generado una revolución industrial a nuestro estilo en el nuevo siglo, demuestra fehacientemente lo grande que fue el patriotismo del General. Todavía recuerdo nítidamente aquel enero de 2010, cuando él evocaba con intensidad los días en que explicaba apasionadamente todo lo relacionado con esa tecnología a los cuadros que no tenían una noción correcta sobre ella y se dio comienzo a su aplicación. En esta tarea hizo invertir valiosos fondos, en aras de la prosperidad de la futura patria, si bien su mayor preocupación era la escasez de alimentos que sufría la población en aquellos años difíciles. Vaciar para tal finalidad el erario del Estado, aunque esto supusiera un dolor terrible para él, fue una gran decisión y la opción más inteligente que tomó, dispuesto a forjar el potencial de la patria y dignificarla ante el mundo, antes de importar máquinas vistosas. De hecho, el mayor patriotismo consiste en forjar la fuerza de la patria en pro de su prosperidad, fortalecimiento y desarrollo. Hay que ser fuerte para poder defender a la patria y asegurar el bienestar de las futuras generaciones. Las lágrimas que humedecían los ojos del General cada vez que escuchaba la canción "Superen a los demás en el desarrollo de la tecnología de punta", pieza que le recordaba el escabroso camino que había recorrido y los pesares que había padecido en su empeño por aplicar la tecnología de CNC, responden sin lugar a dudas a su fervoroso patriotismo.

Los cambios seculares registrados en la Corea del Songun, que será poderosa y próspera, y su palpitante realidad son valiosos frutos del sublime patriotismo del gran General.

Su amor a la Patria socialista y al pueblo, más ardiente que el fuego, y su altruismo por la prosperidad y el fortalecimiento del país y por la felicidad del pueblo se nutren de la absoluta confianza en este, en la justeza del régimen socialista y en la victoria de la causa socialista. Sin confianza no puede haber amor ni dedicación. El credo inconmovible engendra el amor verdadero y apasionado y la total entrega. El General siempre depositó su absoluta confianza en nuestro pueblo, diciendo que no hay otro mejor en el mundo, y tuvo una fe ciega en el porvenir de la patria triunfante, convencido de que quien ríe último ríe mejor. Por haber tenido tal confianza y fe, tan grandes como la seguridad en sí mismo, profesó el más fervoroso amor a la patria y al pueblo y nunca dejó de consagrarse para ellos.

El fervoroso amor y devoción del General a los mismos partía, además, de su más sublime sentido del deber, una conciencia profundamente arraigada de que tenía a su cargo el destino de la Patria y el pueblo que le había legado el gran Líder. Inspirado en ese deber, emprendió resueltamente el largo viaje de la orientación de Songun y consagró toda su vida a la prosperidad y el desarrollo de la patria y a la felicidad del pueblo, con el más apasionado amor hacia ellos.

El patriotismo que el gran General poseía y que puso en práctica es considerado como el más sublime y debe ser asociado necesariamente con su respetado nombre, Kim Jong Il, y no con ningún otro calificativo, tanto por su esencia como por su gran vitalidad. De ahí que cuando hablo sobre patriotismo no me refiero a su concepto generalizado, sino al patriotismo de Kim Jong Il, que este atesoraba en su alma y aplicó en la práctica con miras a defender nuestra Patria y hacerla floreciente y potente.

El patriotismo de Kim Jong Il constituye la quintaesencia del patriotismo socialista.

Significa el amor más fervoroso a nuestra Patria socialista y pueblo, la más activa y abnegada dedicación en aras de la prosperidad de aquella y la felicidad de este. Es la más auténtica manifestación patriótica, consistente en abrigar todos los árboles y hierbas de la patria y revitalizarlos con su sangre caliente.

El patriotismo de Kim Jong Il se basa en una sublime concepción de la Patria.

Ya en su niñez compuso la obra maestra Regazo de la Patria, en la cual cantó que el regazo de la patria, radiante como la luz del sol, es precisamente el amparo del padre Líder, dilucidando así que para nuestro pueblo la Patria significa el Líder y el regazo de aquella, el de este. La patria no simboliza simplemente la tierra que ve nacer a uno y donde uno crece, sino el lugar que le asegura una vida digna al pueblo y la felicidad de todas las generaciones futuras, siendo el Líder su garante. La vida digna del pueblo y la felicidad de las generaciones venideras pueden ser aseguradas y concretadas únicamente por un Líder que ame de veras a su patria y pueblo y se dedique en cuerpo y alma a ellos. Al margen del Líder resulta inconcebible el destino de la patria y del pueblo, pues es él quien vela por aquel destino y le representa su garantía. Esa es la razón por la cual la devoción a la patria significa lealtad al Líder y esta, de por sí, constituye para ser exacto, la suprema expresión de patriotismo.

El patriotismo de Kim Jong Il se fundamenta en el Iminwichon, sublime concepto que considera al pueblo como el cielo.

Toda la vida del General estuvo regida por la referida divisa. Su credo patriótico se resume a que si en el mundo existe un ser todopoderoso, ese es el pueblo y no Dios, y que el pueblo le da razón de ser al país y a la patria. La palabra pueblo ocupaba todo el pensamiento del patriota. Su noble propósito y voluntad era bajar las estrellas del cielo y cultivar flores sobre una roca, si así lo deseaba el pueblo. No puedo contener las lágrimas cuando oigo la Canción de amor al pueblo. Describe que todos los méritos del General, con una extensión equivalente a la del mar y con una altura que llega al cielo, han sido únicamente para el pueblo, y viene a mi memoria la afectuosa imagen del General que llevaba en sí al pueblo a lo largo de toda su vida.

El patriotismo de Kim Jong Il, vinculado con su noble concepción de la posteridad, infunde mayor ardor y fervor.

Tal concepto se sintetiza en su consigna ¡Vivir no para hoy, sino para mañana! Siempre pensó y sugirió encarecidamente que cualquier obra se realizase con el mayor primor y perfección posibles, para que las generaciones futuras se beneficien de ella, aunque la presente no pueda gozar de sus favores.

El patriotismo de Kim Jong Il es, ciertamente, una inestimable herencia espiritual y un paradigma práctico para el pueblo.

Deviene un alimento ideo-espiritual de gran valor, imprescindible para todos aquellos que aman a la patria y el pueblo y una potente fuerza motriz que infunde coraje y vitalidad a todos los que luchan por ellos. Será un faro luminoso que conduzca a los coreanos de todas las generaciones a formarse como auténticos patriotas y una brújula en su lucha y vida.

Todos nuestros funcionarios, miembros del partido y trabajadores deben aprender activamente el noble patriotismo del General, quien amó con todas sus fuerzas a la patria y al pueblo y trabajó incansablemente para ellos, así como plasmarlo en sus actividades, ni más ni menos.

Es preciso intensificar la educación dirigida a inculcar en la población el patriotismo de Kim Jong Il.

Esa labor contribuirá a que todos los miembros del Partido, trabajadores, militares del Ejército Popular, jóvenes y niños escolares comprendan bien el verdadero sentido del patriotismo de Kim Jong Il y lo guarden en lo profundo de su corazón.

Para ello se necesita, más que gritar consignas, realizar una educación amplia y profunda, basada en los principios, de manera que todos los militantes del Partido y trabajadores conozcan correctamente en qué consiste el concepto que el General tenía de la patria, del pueblo y de la posteridad, sirvan como él con lealtad a la Patria y al pueblo y se preparen como auténticos patriotas que, desafiando todas las dificultades actuales, no escatiman esfuerzos en aras del futuro en que se hará realidad el sueño del pueblo, al igual que los mártires de la Lucha Revolucionaria Antijaponesa.

Es necesario realizar sustancialmente la educación en el patriotismo de Kim Jong Il en combinación con la práctica.

El principal problema del que adolece actualmente la educación en el patriotismo es su desvinculación de las actividades prácticas. Tal enseñanza carece de sentido.

El patriotismo se expresa a través de la devoción y consagración en pro de la patria y el pueblo. El General precisó que no es patriota quien solamente se preocupa por el país, que de nada sirve el patriotismo de boca para afuera y que el verdadero patriota tiene que actuar con el más sincero sentimiento hacia su país. El sentimiento patriótico se pone de manifiesto en las actividades prácticas a favor de la patria y el pueblo. Responder al llamado de estos no con las palabras, sino con la acción, arrostrando el peligro, es la actitud del patriota. El verdadero patriota es aquel que, sin vacilar ante ninguna prueba y dificultad, sigue invariablemente por el camino del patriotismo y cumple cabalmente, a tiempo y con sinceridad, las tareas revolucionarias que han sido asignadas por la Patria y el pueblo.

Se debe educar en el patriotismo de Kim Jong Il sobre la base de la realidad y de acuerdo con la situación concreta.

El patriotismo no es un concepto abstracto. Comienza en el seno familiar. Brota del afecto a los padres, cónyuge e hijos, a su tierra natal y centro de trabajo, convirtiéndose finalmente en el amor a la patria y el pueblo. Quien no siente tal afecto, no puede amar a su país y nación ni ser un auténtico patriota. Debemos educar a todos los militantes del Partido y trabajadores para que se preparen como verdaderos patriotas que amen a los suyos, se esfuercen por acondicionar su tierra natal y lugar de trabajo para la envidia de todos, trabajen con honradez y dediquen toda su vida a dignificar a nuestro país y nuestra patria.

Es preciso realizar una labor eficiente dirigida a llevar a la práctica el patriotismo de Kim Jong ll.

Esto significa llevar a cabo a carta cabal el proyecto y deseo del General en pro de la prosperidad y desarrollo del país y felicidad de las generaciones venideras, y ejecutar todas estas tareas a la manera del General. Nos incumbe continuar fielmente y perfeccionar las labores proyectadas e impulsadas por él, para hacer realidad su ideal y anhelo.

La defensa de la Patria es la máxima expresión de patriotismo. Sin la Patria no pueden existir el partido, el gobierno, el régimen socialista ni la feliz vida del pueblo. Una vida dedicada a la defensa de la Patria es la más valiosa y patriótica. Los oficiales y soldados del Ejército Popular defenderán dignamente al país, empuñando fuertemente el fusil de la revolución, mientras el pueblo en la retaguardia sostendrá a nuestra patria de Songun con su desinteresada ayuda al Ejército. Toda la población dará importancia a los asuntos militares y aprenderá conscientemente la ciencia militar para poder enfrentarle decididamente al enemigo en cualquier contingencia y demostrar su lealtad a la patria en la sagrada guerra para defenderla.

Nos compete orientar a todos los funcionarios, militantes del partido y trabajadores a conservar en lo profundo de su corazón el patriotismo de Kim Jong Il y ponerse en pie de lucha por el fortalecimiento y prosperidad de nuestro país, nuestra patria. Se trata de una empresa enorgullecedora para realizar el anhelo secular de nuestro pueblo y una sagrada gesta patriótica encaminada a materializar los legados del Líder y el General. Así como en el período posterior a la liberación levantaron una nueva Corea democrática en respuesta al llamamiento del Líder y así como los héroes de la época de Chullima, con las manos vacías, lograron convertir en un paraíso del pueblo el país reducido a cenizas por la guerra, todos nosotros debemos ser auténticos patriotas de la era de Songun y edificar en este territorio un ostentoso Estado socialista, poderoso y próspero.

Para nuestra nación que, dividida por largo tiempo en Norte y Sur por culpa de las fuerzas extranjeras, sufre incontables desdichas y penalidades, la integración del territorio nacional es una suprema tarea que no se puede aplazar ni un momento. Quien lucha por reunificarlo es un patriota, en tanto que quien persigue su división es un traidor a la nación. Quien ama verdaderamente al país, sea residente en el Norte, el Sur o el extranjero, debe acatar el noble ideal del amor a la nación del eminente patriota, compañero Kim Jong Il, y alzarse con resolución en la justa lucha por la integración territorial.

El patriotismo es como una joya. La segunda, aun cuando esté enterrada, no pierde su brillo. El primero, si bien no se manifiesta de modo ostensible, es precioso y siempre hermoso. Cualquiera debe guardar un sentimiento patriótico tan puro como una joya y realizar voluntariamente labores útiles para el fortalecimiento y la prosperidad del país y la felicidad del pueblo. Cada ciudadano se preguntará siempre a sí mismo qué ha hecho por el país y el pueblo y redoblará su amor hacia la patria. Así puede reflejar sus más sinceros y valiosos sentimientos patrióticos en cada árbol que planta y en cada palada que da en las obras en construcción.

Para aprender el patriotismo de Kim Jong Il y ponerlo en práctica, es indispensable que las organizaciones partidistas y sociopolíticas cumplan con su misión y papel.

Con harta frecuencia dicen que la labor partidista es una labor para con la gente, pero en realidad no suscita el patriotismo que el pueblo atesora en el alma, ni recurre a su entusiasmo patriótico. Dado que tanto la labor partidista como la de las organizaciones sociopolíticas son para con la gente y para el país y el pueblo, es natural que cultiven y promuevan el patriotismo en las personas. Ahora muchos de nuestros militares y trabajadores laboran con honestidad para el país y el pueblo, calladamente y sin desear ningún reconocimiento. Todos ellos son, en cierto sentido, verdaderos patriotas. Las organizaciones partidistas y de trabajadores apreciarán y evaluarán altamente los gestos patrióticos de sus miembros, y fomentarán ampliamente el amor a la patria en toda la sociedad, de manera que todos, sin excepción alguna, tomen parte activa en las obras patrióticas.

A todos los organismos estatales y entidades sociales les compete prestar atención a la educación en el patriotismo de Kim Jong Il. En esta tarea y en la de materializarlo adquiere especial importancia elevar el papel de las instituciones docentes para subordinar la docencia a dicha educación y combinar estrechamente la educación escolar con la familiar y la social.

Los funcionarios serán ejemplo en la materialización del patriotismo de Kim Jong Il.

Los funcionarios, en vez de preocuparse por el país como meros espectadores, deben ser auténticos patriotas que se entreguen en cuerpo y alma para enaltecerlo. "¡Servir a la patria y al pueblo!" es una consigna patriótica lanzada por el Partido que nuestros funcionarios deben sostener. Más que nadie, ellos deben arder de patriotismo, encabezar siempre las empresas patrióticas y derramar su sudor por el país junto con el pueblo. Si todos nuestros funcionarios comparten penas y alegrías con el pueblo, trabajando con honestidad y dedicación en las faenas difíciles, podrán despertar su patriotismo y movilizarlo activamente en la construcción de un país poderoso y próspero.

Hace poco dije que debemos procurar que la gente exclame en cualquier momento y lugar ¡Viva el Partido del Trabajo!, en el sentido de que lo hagan por voluntad propia, no solo en las concentraciones de masas, sino también cuando estén a solas en un islote o en lo más profundo del monte. Si nuestros funcionarios, servidores del pueblo, sudando la gota gorda y caminando y caminando aunque se les desgaste la suela de sus zapatos, hacen más poderoso y próspero a nuestro país y le proporcionan óptimas condiciones de vida a la gente, esta gritará de corazón, en cualquier lugar y momento, ¡Viva el Partido del Trabajo!

Nuestro Partido exige desatar en todo el país la fiebre del patriotismo de Kim Jong Il y valerse de la redoblada fuerza patriótica y el poderío de la unidad monolítica para anticipar la victoria final de la construcción de un país socialista, poderoso y próspero. Tal y como el gran Líder Kim Il Sung encendió la llamarada del patriotismo y le abrió el camino a la construcción de una nueva nación, con un histórico discurso a su regreso triunfal al país en el que llamó a aportar sus fuerzas a quienes las tienen, el conocimiento a quienes lo poseen y el dinero a quienes cuentan con él para levantar una nueva Corea democrática; tal y como el gran Dirigente Kim Jong Il, con un mensaje de su puño y letra en el que exhortó a todos a unirse compactamente con una idea y voluntad para hacer más próspero y poderoso a nuestro país, nuestra patria, prendió la llamarada del patriotismo, superó las duras pruebas y abrió el camino de la construcción de una potencia socialista, hoy nuestro Partido se propone valerse del patriotismo de Kim Jong Il para prender una gran llamarada de patriotismo y abrir una fase trascendental para la construcción de un país socialista, poderoso y próspero. Esta es la firme voluntad y decisión de nuestro Partido.

Si en todo el país se levanta el fervor del patriotismo de Kim Jong Il y todo el pueblo lo plasma cabalmente en sus actividades prácticas, nuestro país emergerá como Estado socialista poderoso y próspero.