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Diez puntos para llevar a cabo la reunificación pacífica e independiente de Corea y otros aspectos importantes (Kim Il Sung)

De ProleWiki, la enciclopedia proletaria

Fragmentos tomados del informe al VI Congreso presentado el 10 de octubre de 1980 por Kim Il Sung, secretario general del Comité Central del Partido del Trabajo de Corea.

Diez puntos para llevar a cabo la reunificación pacífica e independiente de Corea y otros aspectos importantes
AutorKim Il Sung
Escrito en10 de octubre de 1980
Fuentehttps://archive.org/details/la-republica-popular-democratica-de-corea-y-la-ospaaal/page/74/mode/2up

Camaradas:

Realizar la gran obra de la reunificación de la Patria, supremo anhelo nacional de todo el pueblo coreano, es la tarea revolucionaria más importante que enfrenta nuestro Partido.

Reflejando la posición básica mantenida invariablemente por nuestro Partido para la solución del problema de la reunificación de la Patria y las exigencias de la situación nacional e internacional que evolucionaba vertiginosamente al entrar en la década de 1970, nosotros presentamos, como programa fundamental de la reunificación de la Patria, los tres principios que se reducen en la independencia, reunificación pacífica y gran unidad nacional.

Como medida trascendental para abrir el camino de la reunificación independiente y pacífica, nuestro Partido propuso con iniciativa realizar negociaciones entre los representantes de todos los partidos políticos y las organizaciones sociales y las personalidades individuales del Norte y del Sur, e hizo todos los esfuerzos sinceros por efectuarlo. Gracias a nuestra iniciativa y a nuestros grandes esfuerzos fue abierta al fin y al cabo la puerta de la muralla entre el norte y el sur, que permaneció herméticamente cerrada durante largo tiempo, y celebradas las negociaciones entre ambas partes, al final de las cuales fue publicada la histórica Declaración Conjunta del Norte y el Sur. Con la publicación de esta Declaración, cuyo contenido principal es la independencia, la reunificación pacífica y la gran unidad nacional, estos tres principios para la reunificación de la Patria que presentó nuestro Partido llegaron a ser el único programa de reunificación para toda la nación, que el Norte y el Sur confirmaron en conjunto y proclamaron solemnemente al interior y exterior del país.

Atemorizadas ante el elevado espíritu de lucha de todo el pueblo coreano del Norte y el Sur por la reunificación independiente y pacífica de la Patria, las autoridades de Estados Unidos y Corea del Sur salieron con la política de “dos Coreas” con el objeto de frenar la reunificación de Corea y perpetuar su división.

Instigadas por el imperialismo yanqui, las autoridades surcoreanas se ofrecieron de brigada de choque para la ejecución de la línea divisionista, echando por tierra la conciencia nacional coreana y su compromiso hecho ante el pueblo a través de la Declaración Conjunta del Norte y el Sur. Para frenar la cada día más acentuada inclinación de los surcoreanos a la reunificación de la Patria y salir con su designio de escisión nacional implantaron el “sistema de renovación” fascista a fuerza del ejército, policía, “Agencia Central de Inteligencia” y de otros medios represivos y reprimieron cruelmente a los patriotas y las personalidades demócratas de Corea del Sur que exigían la reunificación de la Patria, libertad y derechos democráticos. Las autoridades surcoreanas no solo frustraron las negociaciones entre el Norte y el Sur que se celebraban en medio de una gran esperanza y atención de toda la nación, sino que, además, por mandato del imperialismo yanqui, vociferaron acerca del “ingreso simultáneo en la ONU” y el “reconocimiento cruzado”, esforzándose desesperadamente para hacerlo realidad.

La población surcoreana se puso de pie en la lucha patriótica por derribar el sistema de dictadura fascista de “renovación”, obstáculo para la reunificación de la Patria, y democratizar la sociedad surcoreana, y con su batallar denodado asestó duros golpes a los enemigos de la democracia y de la reunificación de la Patria. Las valerosas luchas populares que desde octubre del año pasado se desarrollaron sin tregua en Pusan, Masan, Seúl, Kwangju y en otras partes de Corea del Sur, acabaron con el caudillo de la dictadura de “renovación”, tristemente famoso vendepatria, e hicieron una severa advertencia a sus remanentes. En especial, la sublevación heroica de los habitantes de Kwangju, que en el pasado mes de mayo se alzaron masiva y unánimemente en valiente lucha con las armas en la mano, sacudió violentamente el cimiento de la dominación fascista en Corea del Sur e hizo temblar de zozobra y pánico a los imperialistas yanquis y a sus lacayos, los fascistas militares.

La horda de fascistas militares de Corea del Sur, bajo la orden de la llamada “comandancia del ejército conjunto surcoreano-norteamericano”, movilizó unidades del ejército títere pertrechadas con armas pesadas y asesinó bestialmente, detuvo y encarceló a diestra y siniestra, a los habitantes patriotas y jóvenes estudiantes de Kuangzu, que reclamaban los derechos a la existencia y la democracia. Ha arrestado a todas las personalidades demócratas y activistas políticos renombrados de Corea del Sur que demandaban la democratización de la sociedad y la reunificación de la Patria, y les dicta sentencias crueles imputándoles diversos cargos como el “delito de intriga de rebelión” y el “delito de violación de la ley anticomunista”. Hoy, Corea del Sur se ha convertido en el infierno humano más horroroso de fines del siglo XX, donde se perpetra impunemente la masacre y son pisoteados de manera brutal la libertad y los derechos de la población.

Las autoridades estadounidenses simulan inocencia respecto a lo que sucede en Corea del Sur, diciendo de dientes para afuera que sienten “una pena” o “una preocupación” por ello, pero, de ninguna manera pueden encubrir su designio de agresor y su naturaleza de verdugo fascista. Los EE.UU. son el principal estrangulador de la democracia y los derechos humanos en Corea del Sur, y el director entre bastidores de la hecatombe contra la población surcoreana. Los EE.UU. no pueden librarse con ninguna artimaña astuta de su responsabilidad por haber montado en Corea del Sur tan cruel “poder” dictatorial fascista militar y provocado tan horrorosa tragedia sangrienta.

El pueblo de Corea del Norte y del Sur, toda la nación coreana debe levantarse como un solo hombre en la lucha por la reunificación independiente y pacífica de la Patria.

Para realizar esta es preciso poner fin a la dominación militar fascista y democratizar la sociedad en Corea del Sur.

Mientras en Corea del Sur la democracia es suprimida como hoy hasta en sus más mínimas manifestaciones y se impone una cruel dominación militar fascista, no es posible lograr la conciliación y la unidad nacionales ni reunificar la Patria de manera pacífica. Hay que abolir la “ley anticomunista”, la “ley de seguridad del Estado” y otras leyes infames de corte fascista imperantes allí, así como liquidar todos los aparatos de dominación despótica. Al mismo tiempo, legalizar todos los partidos políticos y organizaciones sociales, asegurar éstos y a las personalidades individuales actividades políticas libres, poner en libertad a las personalidades demócratas y a los habitantes patriotas injustamente detenidos y encarcelados y anular todas las penas que les fueron impuestas. En Corea del Sur habrá que liquidar el “sistema de renovación” y sustituir el “poder” militar fascista por un poder democrático que defienda y represente la voluntad y los intereses de las amplias masas populares.

A fin de conseguir la reunificación independiente y pacífica de la Patria, es preciso lograr la distensión y acabar con el peligro de la guerra en nuestro país.

Nuestro pueblo no desea la guerra, sino que quiere evitar a toda costa la contienda fratricida y reunificar la Patria por vía pacífica. El requisito más importante de la reunificación pacífica de la Patria consiste en eliminar el estado de enfrentamiento militar entre el Norte y el Sur y zanjar el peligro de guerra. Mientras el Norte y el Sur están enfrentados apuntando el arma uno contra el otro y se cierne el peligro de una guerra fratricida, ningún contacto y negociación entre ambas partes puede tener éxito ni es posible lograr la unidad y reunificación verdadera de la nación.

El problema de aflojar la tensión y eliminar el peligro de guerra en nuestro país podrá ser resuelto solo cuando se convierta el Acuerdo de Armisticio en un convenio de paz.

Hemos propuesto en varias ocasiones a Estados Unidos realizar conversaciones entre ellos y Corea y concertar un convenio de paz. Esta proposición nuestra constituye una iniciativa más justa para la reunificación independiente y pacífica de Corea y la paz mundial, y se ajusta plenamente a los intereses y el deseo del pueblo norteamericano. Sin embargo, los Estados Unidos no la aceptan aún y siguen manteniendo sus tropas en Corea del Sur, creando un grave peligro para la paz.

Proponemos otra vez a los Estados Unidos negociar sobre el problema de convertir el Acuerdo de Armisticio de Corea en un convenio de paz.

Los Estados Unidos no deberán perseguir por más tiempo la política escisionista de “dos Coreas”, ni obstaculizar la reunificación de Corea, sino obrar en su favor. No deben proteger a los fascistas militares surcoreanos y tienen que prescindir de toda forma de intromisión en los asuntos internos de Corea. Nuestro Partido considera que el medio más realista y racional para reunificar la Patria de manera independiente, por la vía pacífica y según el principio de la gran unidad nacional es constituir un Estado confederal por medio de la unión del Norte y el Sur dejando intactos sus ideologías y regímenes. Para reunificar la Patria, nuestro Partido propone fundar una república confederal en la que el Norte y el Sur, sobre la base de reconocimiento y tolerancia recíprocos de la ideología y regímenes existentes, instituyan un gobierno unido nacional con participación igualitaria y, bajo la Jurisdicción de este gobierno, ejerzan autonomía regional con iguales facultades y obligaciones.

Sería conveniente que en ese Estado unificado, de forma confederal, se configuren una asamblea nacional confederal suprema con igual número de representantes del Norte y el Sur y un número adecuado de delegados de los compatriotas en el extranjero y, dentro de la misma, un comité permanente confederal con la atribución de dirigir a los gobiernos regionales del Norte y el Sur y atender el conjunto de trabajos del Estado confederal.

La Asamblea Nacional Confederal Suprema y su órgano permanente, el Comité Permanente Confederal, en calidad del gobierno unido del Estado confederal, discutirán y decidirán imparcialmente, en consonancia con la aspiración a la unidad, la cooperación y la reunificación de toda la nación, los asuntos de defensa de la Patria, de relaciones exteriores y otras cuestiones comunes concernientes a los intereses generales del país, de la nación; y realizarán la unidad y colaboración del Norte y el Sur en todos los dominios. El gobierno unido del Estado confederal respetará los regímenes sociales del Norte y el Sur, así como las opiniones de sus organismos administrativos, de sus partidos políticos y grupos, de todas las clases y sectores de su población, y velará porque ninguna parte imponga su voluntad a la otra.

Los gobiernos regionales del Norte y el Sur, bajo la dirección del gobierno confederal, aplicarán políticas independientes —y en conformidad con los intereses fundamentales y las exigencias de toda la nación-—, y se esforzarán por disminuir las diferencias entre ambas partes en todas las esferas y lograr el desarrollo unificado del país, de la nación.

En cuanto a la denominación del Estado confederal, sería conveniiente llamarlo República Confederal Democrática de Coryo, heredando el nombre de aquel Estado unificado que existió en nuestro país y fue conocido ampliamente en el mundo, y reflejando el ideal político común del Norte y el Sur que aspiran a la democracia.

La República Confederal Democrática de Coryo será un país neutral que no pertenezca a ninguna alianza o bloque político-militar. Dado que las dos regiones, el Norte y el Sur, con sus diferentes ideologías y regímenes, han de unirse en un Estado confederal, será inevitable, y prácticamente más racional, que sea un país neutral.

La República Confederal Democrática de Coryo, siendo como será un Estado unificado que abarque todo el territorio y toda la nación de nuestro país, aplicará una política que se ajuste a los intereses fundamentales y a las exigencias de todo el pueblo coreano.

Nuestro Partido considera justo que la República Confederal Democrática de Koryo se plantee y cumpla la siguiente orientación política:

Primero, La República Confederal Democrática de Coryo debe mantener con firmeza la independencia en todas las esferas de la actividad estatal y aplicar una política independiente.

Segundo, La República Confederal Democrática de Coryo debe implantar la democracia en todo el territorio del país y en todas las esferas de la sociedad y promover la gran unidad de la nación.

Tercero, la República Confederal Democrática de Coryo tiene que efectuar la colaboración y el intercambio entre el Norte y el Sur y asegurar el desarrollo independiente de la economía nacional.

Cuarto, La República Confederal Democrática de Coryo debe realizar el intercambio y la colaboración entre el Norte y el Sur en las esferas científica, cultural y educacional, y desarrollar de manera unificada las ciencias y la técnica del país, la cultura, el arte y la enseñanza nacionales.

Quinto, La República Confederal Democrática de Coryo debe restablecer el servicio de transporte y de comunicaciones, ahora interrumpido, entre el Norte y el Sur, y asegurar el empleo libre de sus medios a escala de todo el país.

Sexto, La República Confederal Democrática de Coryo debe velar por la estabilización de la vida de los obreros, campesinos y otras masas trabajadoras, en fin, de todo el pueblo, y fomentar sistemáticamente su bienestar.

Séptimo, La República Confederal Democrática de Coryo debe eliminar el estado de enfrentamiento militar entre el Norte y el Sur, organizar un ejército nacional unido y defender a la nación de la agresión extranjera.

Octavo, La República Confederal Democrática de Coryo debe defender y proteger los derechos e intereses nacionales de todos los compatriotas coreanos en el extranjero.

Noveno, La República Confederal Democrática de Coryo debe tomar disposición justa respecto a las relaciones del Norte y el Sur con otros países contraídas antes de la reunificación, y coordinar en forma unificada las actividades exteriores de los dos gobiernos regionales.

Décimo, La República Confederal Democrática de Coryo, como Estado unificado que representa a toda la nación, tiene que desarrollar relaciones de amistad con todos los países del mundo y practicar una política exterior amante de la paz.

Cuando, unida toda la nación y colaborando el Norte y el Sur, lleguemos a constituir la República Confederal Democrática de Coryo y reunificar la Patria, nuestro país, como Estado soberano e independiente con 50 millones de habitantes, una brillante cultura y poderosa economía nacionales, se presentará con la legítima dignidad y autoridad en la palestra mundial y construirá un paraíso del pueblo aún más poderoso, rico y próspero sobre el territorio de tres mil ríes.