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Biblioteca:Documentos de la Revolución Cubana 1959/Esta vez sí es una Revolución

De ProleWiki, la enciclopedia proletaria


Tomada Santiago de Cuba, el 1ro. de enero de 1959, por la Columna 1 del Ejército Rebelde, la ciudad fue declarada capital provisional de la República de Cuba y en ella se constituyó el primer Gobierno Revolucionario. Como presidente de la República fue designado el magistrado doctor Manuel Urrutia.

La decisión inicial del Gobierno fue reconocer el liderazgo político y militar de Fidel Castro como jefe de la Revolución, nombrándolo Comandante en Jefe de las Fuerzas de Tierra, Mar y Aire de la República. En ese carácter dicta su primera orden militar, que designaba a Camilo Cienfuegos como jefe militar de la provincia de La Habana.

Entre el 5 y el 23 de enero fue completado el Consejo de Ministros. A los nombres que aparecen en estas dos actas, se añadieron los de Julio Camacho Aguilera, ministro encargado de la Corporación Nacional de Transporte; Rufo López Fresquet, ministro de Hacienda; Enrique Oltuski Osacki, ministro de Comunicaciones; Osvaldo Dorticós Torrado, ministro encargado de la Ponencia y Estudio de las Leyes Revolucionarias; Augusto Martínez Sánchez, ministro de Defensa; Regino Boti León, ministro encargado del Consejo Nacional de Economía, y Elena Mederos Cabañas, ministra de Bienestar Social.

En la formación de este primer Gobierno Revolucionario estaban presentes figuras de la burguesía que se habían opuesto de alguna forma a la dictadura y trataban de garantizar sus intereses desde el nuevo gobierno. También pertenecían a él revolucionarios participantes de la lucha clandestina y/o del Ejército Rebelde, los que constituían su núcleo revolucionario. A partir de la entrada de Fidel Castro como primer ministro con facultades ejecutivas (lo que ocurrió el 16 de febrero), se fortalecería este núcleo.

Sin embargo, meses después, ante la incapacidad del presidente Urrutia de comprometerse con una profunda revolución que ya se vislumbraba de carácter social y, aún más, el propósito de obstaculizar su avance, Fidel Castro decide renunciar al cargo, sin recurrir a ninguna situación de fuerza. El 17 de julio, en comparecencia televisada, explica las causas de su actuación. El respaldo masivo de la población y de las instituciones, al Primer Ministro, obligó a Urrutia a dimitir. De inmediato, el Consejo de Ministros designó al doctor Osvaldo Dorticós Torrado, como presidente de la República. Desde entonces prevalecerían progresivamente las figuras revolucionarias en el Gobierno y se avanzaría –no sin obstáculos– en la aprobación de cambios sociales necesarios.

Signo de los nuevos tiempos que se abrían para el país en 1959, fue la creación de tres Ministerios: de Recuperación de Bienes Malversados, de Estudio y Ponencia de las Leyes Revolucionarias, y de Bienestar Social.

El Ministerio de Recuperación de Bienes Malversados constituyó una pieza importante en la decisión revolucionaria de romper el andamiaje carcomido de aquella sociedad. A través de él se crearía un área inicial de propiedad social.

Se hace notar que durante los años de existencia de la República burguesa neocolonial, la participación en la política, particularmente el ejercicio de cargos en la administración estatal, constituyó una fuente fácil de enriquecimiento. Una parte de la clase dominante estaba formada por una burguesía totalmente corrupta en tanto la fuente de sus bienes y poder estaban mediados por sus relaciones con ese Estado también corrupto. De ahí la existencia en el país de numerosos negocios y empresas «privadas» que habían sido fundados con los recursos del Estado cubano, aportados por el sudor del trabajo explotado de su pueblo.

El informe del Banco Mundial, sobre Cuba, de 1950, conocido como Informe Truslow, señalaba que la política era la segunda industria del país, al menos por el número de personas que ocupaba.

Las cifras que resumen los bienes confiscados por este Ministerio en los primeros meses de la Revolución, son impresionantes: la producción mensual de las empresas ascendía a 2 933 000 pesos; constituían el 50 % de las fábricas que empleaban más de 50 obreros, en todas las ramas de la producción. Entre ellas se encontraban textileras, el complejo del acero (Antillana de Acero, Cubana de Acero y Aceros Unidos), el monopolio del fósforo, las empresas de aviación, y otras. Además, fueron recuperadas (como bienes malversados) el 40 % de las tierras cultivables y el 36,6 % de la industria azucarera.

El papel del Ministerio de Ponencia y Estudio de las Leyes Revolucionarias fue significativo para la rápida y eficaz articulación del cuerpo legal inicial de la Revolución, y el de Bienestar Social expresaba el marcado interés de promover, por primera vez, la seguridad y asistencia sociales, a todos los ciudadanos que la requirieran.