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Biblioteca:El Materialismo Histórico/Capitulo III

De ProleWiki, la enciclopedia proletaria


Capítulo III. El desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción

En el capítulo anterior hemos visto cómo el modo de producción de los bienes materiales es el factor determinante del desarrollo de la sociedad. Nos toca esclarecer ahora: 1) por qué los cambios, el desarrollo de los modos de producción condicionan los cambios de todo el régimen social, el paso de las fases inferiores a las fases superiores de desarrollo; 2) en virtud de qué causas se operan los cambios, el desarrollo de la misma producción social y la sustitución de los modos inferiores de producción por otros más altos; 3) cuáles son las leyes que rigen el desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción.

1. La ley del papel determinante del modo de producción en el desarrollo de la sociedad

Una de las características de la producción social consiste en que no se mantienen nunca durante largo tiempo en el mismo punto, sino que cambian y se desarrollan constantemente, y de tal modo que los cambios operados en el modo de producción hacen cambiar inevitablemente todo el régimen social. Los cambios constantes de la producción nacen de la naturaleza de ésta, como el proceso vital, real y necesario, de reproducción de la vida material de la sociedad. Para poder existir, los hombres necesitan trabajar; el proceso de producción tiene que operarse ininterrumpidamente. Y este proceso ininterrumpido y constantemente renovado de producción y reproducción de la vida real es un proceso cambiante.

Los estímulos, los motivos que impulsan a los hombres a cambiar y desarrollar la producción varían según las distintas épocas. Estos estímulos, según hemos visto más arriba, cambian al cambiar los modos de producción. Pero siempre, en todas las fases de la historia, la producción se halla en un estado constante de cambio y desarrollo. El ritmo de estos cambios varía también en las diferentes épocas. En las tempranas fases de desarrollo de la sociedad, los cambios operados en la producción son extraordinariamente lentos, casi insensibles. En la época de la producción a base de máquinas, se operan, por el contrario, con gran rapidez. Pero siempre, en todas las fases de desarrollo de la sociedad, vemos que la producción no se estanca durante largo tiempo en el mismo punto, sino que cambia más o menos rápidamente. Y estos cambios abarcan, aunque no simultáneamente, todos y cada uno de los aspectos de la producción social.

Al actuar en el proceso del trabajo sobre la naturaleza exterior, el hombre cambia también su propia naturaleza. En el proceso del trabajo, va acumulándose la experiencia productiva de los hombres, se perfecciona su capacidad para crear, modificar y cambiar los instrumentos de trabajo. La experiencia productiva y los hábitos de trabajo de los hombres facilitan el desarrollo de la productividad del trabajo y se plasman en nuevos y más perfectos instrumentos de producción.

En la aurora de la humanidad, el hombre se servía de instrumentos de trabajo hechos de piedra; en nuestra época se vale de la máquina como fundamental instrumento de producción. Y con los instrumentos de producción cambiaron y siguen cambiando los mismos hombres, los productores de estos instrumentos y de los bienes materiales; en el curso del desarrollo histórico cambian también las relaciones de producción entre los hombres, unos modos de producción son sustituidos por otros.

Las diferentes fases de desarrollo de la sociedad se caracterizan, ante todo, por los diversos modos de producción de los bienes materiales. En la fase más temprana de desarrollo de la sociedad, existía el modo de producción propio de la comunidad primitiva. Este modo fué sustituido por el modo de producción esclavista, el cual dejó el puesto al modo feudal y éste al capitalista, que en nuestra época va viéndose desplazado en un país tras otro por el modo de producción socialista.

En consonancia con los cambios operados en el modo de producción y con sujeción a ellos, se transforma también, inevitablemente, toda la estructura de la sociedad, cambian las clases que la integran, sus relaciones, la vida espiritual de la sociedad, sus ideas e instituciones políticas, jurídicas, etc.

Al gestarse y desarrollarse en el seno de la sociedad feudal el modo capitalista de producción, surgieron nuevas clases, la burguesía y el proletariado; la aparición y el desarrollo del modo capitalista de producción condicionaron radicales cambios en toda la estructura de la sociedad, determinaron el desplazamiento de la sociedad feudal por la sociedad capitalista; la transformación del modo de producción y la aparición de nuevas clases y de nuevas ideas, de ideas antifeudales, condujo a la revolución, a la sustitución de las instituciones políticas y jurídicas del feudalismo por las de la burguesía, a la dominación de nuevas ideas sociales.

El cambio, operado en la U.R.S.S., del modo capitalista de producción por el socialista ha determinado un cambio radical de la sociedad: la liquidación de las clases explotadoras, una transformación radical de la situación y el lugar que la clase obrera y los campesinos ocupan en la producción y en la sociedad, el cambio en cuanto a la misma naturaleza de las clases de los obreros y los campesinos, en cuanto a la naturaleza de la nación y a las nuevas relaciones mutuas entre las naciones. El triunfo del modo socialista de producción ha traído consigo el triunfo de la conciencia socialista sobre la conciencia burguesa y pequeñoburguesa.

Todos estos hechos atestiguan que los cambios operados en la estructura de la sociedad que han tenido lugar en la historia, las revoluciones sociales producidas en diversos países a lo largo de los siglos, no fueron sucesos casuales, ni provocados por la voluntad o los deseos de estas o las otras personas, de tales o cuales partidos, sino el resultado de profundas causas económicas, de los cambios llevados a cabo en el modo de producción, de la sustitución de unos modos de producción por otros, de modos inferiores por otros superiores.

Consiguientemente, la causa fundamental a que responden los cambios radicales de la sociedad, las revoluciones sociales, debe buscarse, no en el campo de las ideas, en la política de tales o cuales gobernantes, sino en las transformaciones operadas en los modos de producció n de los bienes materiales. Los cambios del ré gimen social, de las ideas sociales, de las instituciones políticas y jurídicas, a tono con los cambios del modo de producció n, responden a la ley de desarrollo de la sociedad.

El materialismo histórico, por oposición al idealismo, enseña que la historia de la humanidad no puede reducirse a una historia de ideas y de instituciones políticas y jurídicas. La historia de la humanidad es, ante todo, la historia del desarrollo de la producción, la historia de los modos de producción de bienes materiales, sucediéndose los unos a los otros, la historia del desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción. Y, como la fuerza productiva fundamental son los hombres, los trabajadores, los productores de los bienes materiales, la historia de la humanidad es, ante todo, la historia de los trabajadores, la historia de las masas populares. Por eso, la verdadera ciencia histórica debe considerar la historia de la humanidad, no como la historia de los reyes, de los generales y los altos personajes del Estado, sino como la historia de los pueblos, de las masas trabajadoras, como la historia del desarrollo de las fuerzas productivas y las relaciones de producción.

La clave para esclarecer las leyes que rigen el desarrollo de la sociedad no hay que buscarla en las cabezas de los hombres, en su conciencia, sino en los modos de producción de los bienes materiales, en la economía de la sociedad. De aquí que la misión primordial de la ciencia histórica resida en cobrar conciencia de las leyes económicas que rigen el desarrollo de la sociedad, el desarrollo de la producción, el desarrollo de las fuerzas productivas y de las relaciones de producción correspondientes.