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Sobre algunos problemas en torno a la idea Juche de nuestro Partido y la política interior y exterior del gobierno de la República (Kim Il Sung)

De ProleWiki, la enciclopedia proletaria

Respuestas a las preguntas de los periodistas del diario japonés Mainichi Shimbun, 17 de septiembre de 1972 (Extracto)

Sobre algunos problemas en torno a la idea Juche de nuestro Partido y la política interior y exterior del gobierno de la República
AutorKim Il Sung
Escrito en17 de septiembre de 1972
Fuentehttps://archive.org/details/la-republica-popular-democratica-de-corea-y-la-ospaaal/page/64/mode/2up

Ustedes me piden que les diga cómo surgió la idea Juche.

La idea Juche es, en una palabra, la idea de que el dueño de la Revolución y su construcción son las masas populares y que la fuerza que las impulsa proviene también de esas masas. Es decir, la idea de que el dueño del destino de uno es uno mismo y la fuerza que lo forja se encuentra igualmente en uno mismo.

No fuimos los primeros en formular esta idea. Todo aquel que sea marxista-leninista piensa de esta manera. Solo que yo puse particular énfasis en esta idea.

¿Cuán imperiosamente siente cada cual la necesidad de establecer el Juche y en qué grado la propugna? Esto puede variar según las personas y según las circunstancias socio-históricas de cada país.

En el proceso de la lucha por la libertad y la independencia de la Patria, llegué a la firme convicción de que uno debe forjarse su propio destino, y que puede hacerlo. Nuestra lucha era difícil y compleja. No podíamos menos que solucionarlo todo nosotros mismos e idear con nuestra propia cabeza todas las líneas y métodos de lucha.

Así, pues, atravesábamos dificultades indescriptibles y teníamos que vencer severas pruebas. Sin embargo, en este transcurso adquirimos valiosas experiencias y lecciones que no se pueden cambiar por nada. Hemos llegado a comprender que cuando las masas del pueblo trabajador, modestas y humildes, despiertan a la Revolución, pueden generar una fuerza realmente grande y hacer la Revolución con sus propias fuerzas, por muy desfavorables y difíciles que sean las condiciones.

También era muy difícil nuestra situación inmediatamente después de la liberación. No teníamos experiencia en la administración del Estado ni en la gestión económica. Nuestro país estaba muy atrasado y, por añadidura, dividido en Norte y Sur. No podíamos ir a buscar a ninguna parte la receta que solucionara el problema de cómo construir una nueva Patria en medio de tales dificultades. Ante todo, lo que constituía un problema era si emprenderíamos el camino del capitalismo o del socialismo para salir pronto de esta trágica situación.

El camino hacia el capitalismo significaba dejar inalterables la explotación y la opresión, y ante tal opción era imposible llamar a las amplias masas desposeídas a la construcción de una nueva Patria; además existía el peligro de que nuestro país pasara del yugo de un imperialismo al de otro. Entonces se hizo evidente que no podíamos encaminarnos hacia el capitalismo.

Aun siendo así, tampoco podíamos tomar de inmediato el camino hacia el socialismo. Es bueno ir al socialismo, pero esto no puede lograrse solo por un anhelo subjetivo. Ante nosotros se presentaban las perentorias tareas de la revolución democrática, destinada a realizarse antes de ascender al socialismo. Por tanto, no podíamos imitar el régimen socialista tal como existía. De inicio teníamos que pensar también con cabeza propia qué tipo de régimen político concordaba con los intereses de la clase obrera y demás masas trabajadoras, un régimen que agrupara a las amplias masas populares, y cómo debíamos llevar a cabo las reformas sociales democráticas convenientes a la realidad de nuestro país. Así fue como, para realizar la reforma agraria, fuimos al campo, donde convivimos varios días con los campesinos, estudiando concretamente el modo de efectuar una reforma agraria, conforme a la realidad de nuestro campo.

Las experiencias nos demostraron que es mucho mejor esforzarnos por solucionar nuestros problemas, de acuerdo con nuestra realidad, que imitar lo ajeno tal cual es. Así, a través de la lucha por la construcción de una nueva Patria después de la liberación, quedó confirmada la justeza de nuestra idea Juche y se hizo más firme nuestra fe en ella.

Además nos enfrentamos a la muy difícil situación de tener que construir el socialismo en las condiciones en que estaba el país, reducido por completo a cenizas a consecuencia de los tres años de enconada guerra contra los imperialistas yanquis.

Los imperialistas norteamericanos destruyeron no solo las casas y los bienes de los obreros y campesinos, sino también arrasaron con las empresas de mediano y pequeño tamaños, y hasta con la economía de los campesinos ricos. En otros países se expropió a los capitalistas y a los campesinos ricos durante la Revolución socialista, pero nosotros no tuvimos necesidad de hacerlo. Desde los primeros días de la liberación, practicamos invariablemente la política de fomentar las empresas de pequeño y mediano tamaños.

Los empresarios pequeños y medianos pueden luchar junto con los obreros y campesinos contra el imperialismo. En particular, era necesario proteger el capital nacional dada la situación de nuestro país, en que la industria no estaba desarrollada en todos los planos. Pero, como quiera que la guerra había destruido totalmente la economía capitalista de pequeño y mediano tamaños y la economía de los campesinos ricos, no hubo necesidad de que nuestro Poder las restituyera de nuevo expresamente.

Casi no había diferencias entre los empresarios pequeños y medianos y los artesanos urbanos, ya que la guerra lo había segado todo. Podría decirse que todas las personas, sin excepción, se habían convertido en proletarios. El único camino que les quedaba para vivir era el de unir sus fuerzas para avanzar por el camino del socialismo. También el modo de revitalizar la economía rural, destruida sin piedad, era que los campesinos marcharan por la vía socialista, uniendo sus fuerzas.

Partiendo de la tesis marxista-leninista de que la cooperación, aun con técnica artesanal, es mucho más ventajosa que la economía campesina privada, y de la realidad de que nuestros campesinos demandaban apremiantemente colaborar entre sí para vencer su difícil situación, escogimos el camino original de impulsar con audacia la transformación socialista de la economía rural, sin esperar a que se realizara la industrialización. Ya que no teníamos necesidad de expropiar a los empresarios pequeños y medianos ni a los campesinos ricos, optamos también por el peculiar camino de transformarlos de manera socialista, incorporándolos en cooperativas.

La vida demostró una vez más lo acertada que es la línea de nuestro Partido de resolver todos los problemas conforme a los intereses del pueblo y a la realidad del país, en lugar de aferrarse a fórmulas o teorías ya establecidas. A través de este proceso se nos reafirmó la convicción de que resolver todos los problemas conforme a los intereses del pueblo y la realidad del país, estando conscientes de ser dueños de la Revolución y confiando y apoyándonos en nuestras propias fuerzas, constituye la actitud y posición más correctas que debemos mantenernos en la Revolución y su construcción.

Nuestra Revolución ha seguido y sigue aún una trayectoria compleja y ardua. Cada vez que hemos tropezado con dificultades y pruebas hemos mantenido una actitud de dueños de la Revolución, gracias a lo cual hemos podido lograr gloriosas victorias; y en este curso se ha hecho aún más segura e inconmovible nuestra convicción de que solo adhiriéndonos firmemente a la idea Juche podemos mantener inalterable la posición revolucionaria de la clase obrera y aplicar de modo creador el marxismo-leninismo a la realidad de nuestro país.

Ustedes me preguntan si la idea Juche se materializa a través de la independencia en la política, el autosostén en la economía y la autodefensa en la salvaguardia nacional. Creo correcto precisamente entenderlo así.

Establecer el Juche es mantener la actitud de dueño con respecto a la Revolución y su construcción. Los dueños de estas son las masas populares, y por tanto ellas deben asumir, por lógica, la actitud de tales. La actitud de dueño se manifiesta en una posición independiente y creadora.

La Revolución y su construcción son obras para las masas populares, y deben ser realizadas por ellas mismas. Es así como la transformación de la naturaleza y de la sociedad requiere una posición independiente y una actividad creadora.

Partiendo siempre de los intereses de nuestro pueblo y de nuestra Revolución, nuestro Partido ha mantenido la firme posición autónoma de fijar él mismo, de manera independiente, toda su política y línea, y de desarrollar él mismo la Revolución y su construcción, bajo su propia responsabilidad, según el principio de apoyarse en sus propias fuerzas. Nuestro Partido ha confiado siempre en la fuerza de las masas populares y ha puesto en pleno juego su entusiasmo revolucionario y su actividad creadora para lograr que ellas mismas movilicen y utilicen por completo todas las posibilidades y reservas, y resuelvan de acuerdo con nuestra realidad todos los problemas que se presentan en la Revolución y su construcción, gracias a lo cual ha podido obtener sus victorias.

El problema de asumir una posición de dueño y el problema de elevar ese papel en la Revolución y su construcción es uno solo y, a la vez, tienen aspectos diferentes entre sí. Se puede afirmar que mientras la posición independiente está relacionada con el problema de cómo salvaguardar los derechos de dueño y ejercer toda la responsabilidad que le compete, la posición creadora está ligada con la cuestión de cómo elevar en la transformación de la naturaleza y la sociedad el papel de sus protagonistas, las masas populares. Podemos decir que mientras la posición independiente es la posición básica que hemos de mantener en la Revolución y su construcción, la posición creadora es el método fundamental en que debemos apoyarnos para la transformación de la naturaleza y la sociedad.

Para mantener la posición independiente lo más importante es asegurar con firmeza la independencia en la política.

La independencia es la vida para el hombre. No puede llamarse hombre al que pierde la independencia en el plano social, y no difiere nada de los animales. Puede decirse que para el hombre, ser social, la vida social y política es más preciada que su vida física. Si uno está marginado de la sociedad y pierde su independencia política, aunque tenga vida, es igual a un cuerpo muerto desde el punto de vista del ser social. Es precisamente por eso que los revolucionarios consideran que morir luchando por la libertad es muchas veces más honroso que conservar la vida siendo esclavos de otros.

Ignorar la independencia es ignorar al mismo ser humano. ¿Acaso existirá alguien que prefiera vivir sometido a otro? ¿Por qué los hombres lucharon en el pasado por derrocar el régimen feudal y hoy la clase obrera lucha contra el régimen capitalista? Fue sin duda para que los trabajadores se emanciparan de la esclavitud feudal y para liberarse de la explotación y opresión capitalistas. Si nosotros luchamos contra el imperialismo es también para liberar por completo a nuestra nación del yugo imperialista y disfrutar de una vida libre como nación que posee la soberanía. En una palabra, puede afirmarse que toda lucha revolucionaria es una lucha por liberarse de la subyugación clasista o nacional y una lucha que libran las masas populares en defensa de su independencia. De igual manera, nuestra lucha por la construcción del socialismo y del comunismo se hace, en resumidas cuentas, para lograr que todos los hombres sean libres de todo tipo de sometimiento y disfruten de una vida independiente y creadora, como dueños de la naturaleza y la sociedad.

Una nación, para ser dueña de su destino, debe tener un poder soberano y asegurar con firmeza su soberanía política. He aquí por qué la idea Juche debe materializarse ante todo en el principio de la soberanía política.

Para asegurar una firme soberanía en la política, uno debe contar con su propia ideología directriz y tener la facultad de determinar, según su propia decisión, toda su política y línea, ajustándose únicamente a los intereses del pueblo y a la realidad del país. No puede decirse que un Poder manipulado por la presión y los mandatos de otros sea un genuino Poder popular que asume la responsabilidad por el destino de su pueblo, así como tampoco afirmar que sea un Estado soberano e independiente un país que tiene un Poder de esa naturaleza.

El principio de soberanía en la política exige la completa igualdad y el respeto mutuo entre todas las naciones. Este principio se opone tanto a que uno sea sometido por otros como a lo contrario. Es lógico que la nación que subyuga a otra no pueda ser de ninguna manera libre ella misma.

Para consolidar la soberanía del país es importante reforzar la autosuficiencia económica a la vez que la soberanía política. Sin la autosuficiencia económica no pueden satisfacerse las crecientes demandas materiales del pueblo ni asegurarle en lo material su posición como dueño del Estado y de la sociedad. Además, sometiéndose económicamente a otros uno no puede asegurar tampoco su soberanía política; y sin tener una fuerza económica independiente, no puede materializar la línea de autodefensa en la salvaguardia nacional.

Protegerse y defenderse es algo que está en la naturaleza del ser humano. El país también debe tenerlos medios con qué defenderse a sí mismo. La línea de autodefensa en la salvaguardia nacional es una exigencia imprescindible para un Estado soberano e independiente. Dada la existencia de los agresores imperialistas, no puede decirse que sea realmente soberano e independiente por completo un Estado que no tiene una fuerza autodefensiva capaz de salvaguardar y defender su Poder contra los enemigos internos y externos.

La justeza y la vitalidad de la línea de la independencia en la política, autosuficiencia en la economía y autodefensa en la salvaguardia nacional, que nuestro Partido mantiene invariable, han sido confirmadas históricamente a través de la práctica revolucionaria de nuestro pueblo.

A continuación ustedes me preguntan en qué nos enfrascamos ahora para materializar la idea Juche en la política interna. Pues voy a hablarles brevemente al respecto.

Materializar la idea Juche significa impulsar enérgicamente la Revolución y su construcción basándose en una posición independiente y creadora.

El problema más apremiante que se presenta en el presente para materializar la idea Juche en la Revolución coreana es realizar la reunificación independiente y pacífica de nuestra Patria.

Nuestro pueblo ha venido luchando por largo tiempo para liberarse del yugo imperialista, pero todavía en la mitad de la tierra patria nuestra soberanía nacional es pisoteada por los agresores foráneos. Para nuestro pueblo no hay en la actualidad problema más apremiante que el de establecer la soberanía nacional en todo el país luego de expulsar a los agresores extranjeros. Durante casi 30 años los politicastros surcoreanos han obstaculizado la reunificación independiente y pacífica de la Patria recurriendo a la política de apoyarse en fuerzas foráneas. La dependencia de fuerzas extranjeras es el camino hacia la ruina de un país. Esta es una seria lección que nuestro pueblo experimentó en carne propia a través de su larga historia de martirios nacionales, y también una realidad que vemos hoy con claridad en las desgracias y dolores de la población surcoreana, que se encuentra bajo la ocupación del imperialismo yanqui. Nuestra tarea inmediata reside en lograr que no solo la población del Norte sino también toda la población surcoreana luche contra todas las fuerzas foráneas, con espíritu de independencia y autosostén, y que todo el pueblo del Norte y del Sur de Corea se ponga enérgicamente en pie de lucha para efectuar la reunificación independiente y pacífica de la Patria. Realizarla es lo más importante que se nos presenta hoy para materializar la idea Juche en la Revolución coreana.

La tarea inmediata y central que se plantea para aplicar la idea Juche en el Norte de la República es la de liberar a nuestro pueblo de los trabajos difíciles impulsando con dinamismo las tres tareas de la revolución técnica. Para nuestro pueblo, liberado ya de la explotación y la opresión, la cuestión importante a solucionar ahora es liberarse de los trabajos agotadores.

La actividad laboral es la parte más importante de la vida social de los hombres. Eliminar las diferencias esenciales en las condiciones de trabajo y liberar a las personas del trabajo agobiante tiene gran significación para hacer aún más independiente y creadora su vida.

Para liberar a los hombres del trabajo fatigoso deben impulsarse las tres tareas de la revolución técnica. Estas tres tareas planteadas por nosotros consisten en desarrollar con las propias fuerzas la técnica en todos los aspectos, para reducir las diferencias entre el trabajo pesado y el ligero, entre el trabajo agrícola y el industrial y liberar a las mujeres de la pesada carga de las faenas domésticas. Cuando se lleven a cabo totalmente estas tareas, se eliminará en lo fundamental el trabajo extenuante en las ciudades y el campo, y también desaparecerán de la vida laboral las diferencias clasistas entre los obreros y los campesinos.

Planteamos como meta de las tres tareas de la revolución técnica el liberar a las personas de los trabajos engorrosos, sin hablar vagamente del simple desarrollo de la industria pesada o la ligera. Esto también expresa con claridad la inalterable posición de nuestro Partido de que la construcción económica y la revolución técnica no son un objetivo en sí mismas, sino que deben ser un medio para ofrecer una vida decorosa al pueblo, como dueño del Estado y de la sociedad. Es precisamente requisito de la idea Juche pensar en todas las cuestiones colocando al hombre en su centro y ponerlo todo a su servicio.

Me han pedido ustedes también que les hable del problema de la educación de los niños y jóvenes basada en la idea Juche.

Nosotros prestamos una gran atención a la educación de los niños y jóvenes. Porque ellos son los herederos de nuestra Revolución, que deben continuarla generación tras generación y además porque en el desarrollo de la sociedad no hay nada más importante que educar e instruir a las personas.

Por supuesto, sin medios de vida el hombre no puede subsistir ni desarrollarse. En este sentido podemos decir que la economía es la base material de la vida social. Sin embargo, los medios de vida son en todos los casos para los hombres y son insignificantes al margen de estos. Son también los hombres quienes crean los medios de existencia y mejoran las condiciones de vida. Por eso, lo más importante para el desarrollo social es formar a las personas como seres más poderosos, y para impulsar vigorosamente la Revolución y su construcción hay que anteponer la labor con los hombres, o sea, el trabajo para transformarlos.

El fundamento de la idea Juche es que los hombres son dueños de todas las cosas y lo deciden todo. Si se transforman la naturaleza y la sociedad es en bien de los hombres, y son estos quienes llevan a cabo esa empresa. El hombre es lo más valioso del mundo y también es el ser más poderoso. Todas nuestras obras son para los hombres y su éxito depende de cómo trabajar con ellos. La labor educacional es una parte importante del trabajo con las personas.

La enseñanza es una labor para hacer de las personas entes sociales que posean ricos conocimientos, nobles virtudes y buena salud. Para ser un hombre social uno debe tener ante todo una sana conciencia social. A las nuevas generaciones que nacen en la época de la Revolución no se las podría llamar seres sociales si no estuvieran armados con ideas revolucionarias e ignoraran la ciencia y la técnica, la literatura y el arte, como hombres de nuestra época que construyen el socialismo.

Solo cuando las personas disponen de un nivel ideológico y cultural, lo cual han de tener naturalmente como seres sociales, pueden participar como dueños en toda la vida social y también acelerar con energía la Revolución y su construcción. He aquí precisamente la razón por la cual nuestro Partido antepone siempre la labor educacional a todas las demás.

Consideramos que el problema central de la enseñanza lo constituye la materialización del principio de la pedagogía socialista. El principio fundamental de la pedagogía socialista consiste en formar a las personas como dignos revolucionarios que posean la ideología socialista, los conocimientos y la buena salud que les permitan participar como dueños en la Revolución y su construcción...

Lo más importante en la educación de las personas es transformar de modo revolucionario su conciencia ideológica, la cual determina todas sus acciones. Aunque uno tenga buena salud, si está rezagado ideológicamente y relajado en lo moral, no puede menos que considerarse como un baldado espiritual, totalmente inútil para nuestra sociedad. Es por eso que nuestro Partido pone siempre su atención primordial en transformar por vías revolucionarias la ideología de las personas.

También en la enseñanza de los niños y jóvenes hay que dar prioridad a su educación en las ideas revolucionarias. Por muchos conocimientos generales y técnicos que posean, si no quieren trabajar y no prestan sus servicios al Estado y la sociedad, ¿de qué valdrán esos conocimientos?

Partiendo de las ideas patrióticas socialistas y de la concepción revolucionaria del mundo, de trabajar no para hacer carrera y ganar dinero, sino para su pueblo y para su Patria, hay que lograr que todos los niños y jóvenes obtengan conocimientos útiles, aun cuando aprendan una sola cosa, y crezcan como hombres de nuevo tipo con las virtudes morales comunistas de amar el trabajo, cuidar y valorar los bienes del Estado y de la sociedad y marchar a la vanguardia en la Revolución y su construcción.

Hoy hacemos grandes esfuerzos por instaurar la enseñanza secundaria superior obligatoria general de 10 años. Cuando esta se implante totalmente, todos los integrantes de las nuevas generaciones crecerán como competentes constructores del socialismo, dotados con las principales estructuras de la concepción revolucionaria del mundo y con los conocimientos fundamentales sobre la naturaleza y la sociedad, y más de una especialidad técnica. Esto tiene gran significación para dotar a toda la sociedad con la conciencia revolucionaria y de clase obrera y hacer avanzar nuestra construcción socialista.

Ustedes me han pedido que les explique en detalle la idea Juche, pero sería imposible agotar el tema. Toda la política y la línea de nuestro Partido emanan de la idea Juche y la encarnan. La idea Juche no es una teoría por la teoría, sino la idea directriz de la Revolución y su construcción en nuestro país, que hemos planteado sobre la base de las experiencias y enseñanzas adquiridas en el complejo curso de la lucha revolucionaria. La idea Juche en nuestro país es una realidad histórica irrefutable, materializada en todas las esferas de la vida social. Para captar a fondo la idea Juche, es preciso estudiar concretamente la política de nuestro Partido y la realidad de nuestro país.